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sábado, 18 de julio de 2020

Hoy es un día especial para mí

Hola. Hoy es un día especial para mí, pese al encierro. He logrado publicar en papel mi novela "Veneno de nauyaca" que está disponible en:
relinks.me/6079875500
y los lectores españoles en:
La versión electrónica es la misma del libro en papel y ambas están revisadas y corregidas. Cuesta un poco más que la primera, la cual todavía está disponible en formato electrónico.
A veces he querido cambiarle el título; como, por ejemplo "La viuda del procurador" o "Afrodisiaco letal". Tal vez las versiones en lengua extranjera ya tengan otro. Es que, si bien la nauyaca es una serpiente más letal que la cobra, fuera del sur de México nadie la conoce, y en el sur de Veracruz incluso confunden el nombre de esta novela con la historia de un político, con la cual no tiene nada más que ver que el nombre "nauyaca".
El carácter ficticio no le quita verosimilitud a esta obra, la que es un retrato de la clase política mexicana lleno de suspenso, con algo de horror y de humor negro.
Si desean hacerle un regalo a alguien para que se entretenga durante su encierro o ustedes mismos se aburren y quieren probar algo distinto, aquí tienen una oportunidad para hacer algo placentero y quedarse en su casa.

miércoles, 15 de julio de 2020

CRÓNICAS PANDÉMICAS. CAPÍTULO 30.

CRÓNICAS PANDÉMICAS.
CAPÍTULO 30.

Cadena de errores mezclada con ocurrencias.

   La palabra "ocurrencia" no me agrada, pues tiene una carga peyorativa aunque el diccionario de la RAE no lo diga. Pero a veces hay que usarla y con esa carga. Lo que pasa es que el error original del día de hoy partió de mí. Tenía que recoger mi auto del taller, y confiando en que el mecánico tenía una terminal para tarjetas bancarias, no tomé la precaución de sacar efectivo del cajero automático. El segundo error fue del mecánico, por llevarse a otro lugar el dispositivo para cobrar con tarjeta. La primera ocurrencia es de mi banco, pues fui a una tienda de conveniencia, donde a cambio de una compra, puedes retirar dinero, pero el banco "para mí seguridad", rechazó la operación. Y tuve que ir a la Plaza Crystal, la plaza donde el otro día aparecieron ocho infectados de covid entre los empleados. Como yo soy un fifí atípico, yo no compro ahí sino en la Plaza Ánimas, que está más lejos del taller y en este momento está cerrada por labores de sanitización. La Plaza Crystal es más bien para el "pueblo bueno".
   En este momento aprovecho para enviar saludos a mis lectores de Tabasco. Desde el primer capítulo advertí que estas crónicas se escribirían a vuela pluma, lo que, dicho de otra manera, equivale a decir muchas pendejadas. Pero también dije que uno de los ejes en torno a las que girarían estos escritos es a las hipótesis de Wilhelm Steinitz y Alfred Einstein relativas a la estupidez humana. Para ello, reconocí que soy humano y por tanto estoy afectado de estupidez. No se trata aquí de refutar tal o cual tratamiento contra el covid, ni siquiera de escribir cuáles son los síntomas. Eso ya lo hicieron en otra parte. Sí se le dará entrada a teorías de la conspiración, por su inmenso caudal de fantasía y credibilidad, de cuando en cuando me atreveré a hacer una crítica en materia de política económica, sin que pretenda competir con un premio nobel de la especialidad. Dicho de otra manera, éstas pueden ser mis últimas palabras y lamento no poder emitirlas con mas cuidado, pero también estoy haciendo lo que han hecho muchísimos artistas desde tiempos inmemoriales. Tengo a la mente a Boccaccio, del siglo XIV d.C., quien escribió su Decamerón para entretenerse él y sus acompañantes, mientras estaban encerrados a causa de otra cuarentena, la de la peste negra. Por cierto que él sobrevivió a esa pandemia y a tres años de terminada publicó esta obra, la cual también fue sometida a la censura de su tiempo. Se le obligó a quemar todos los ejemplares publicados; pero, de alguna manera, uno de ellos quedó escondido en algún librero y llegó hasta nuestros días, burlando el celo del inquisidor.
   Retomando el asunto de la plaza Crystal, para poder retirar dinero del cajero automático tuve que estacionar mi auto dentro de la plaza. Para salir, me topé con otra ocurrencia: ya no hay empleados que hagan el cobro a la salida, pues la tarjeta se tiene que pagar en otro sitio. Ningún anuncio visible dice dónde, de modo que entre al súper, armado con mi doble cubre bocas, por el área de la panadería, con ánimo de comprar unos panes para la cena, pues ya anochecía. Las filas para comprarlos eran bastante largas, de modo que me metí a las entrañas del almacén a comprar algunas cosas rápidamente. Como estaba cerca del área de lácteos, tomé una barra de mantequilla y otra de queso de cabra. De ahí, alimento para el gato y unas galletas saladas. Corrí al área de cajas. Había varias filas interminables e inamovibles. Me coloqué en la de menor longitud. Guardando el famoso metro de "Susana Distancia". Poco a poco, muy lentamente, me fui acercando al área de cajas. Ya estando próximo a mi turno, llegó un joven sin cubre bocas a pedirme permiso para pasar a pagar su ticket de estacionamiento. Por supuesto que me negué, pero él se metió a la mala y le cobraron el ticket. En ningún lado decía que uno podía pasar directamente a cajas a  pagar el estacionamiento. Pero el colmo fue que, al salir del almacén con rumbo al sitio donde dejé mi auto, apareció medio escondida una máquina traga monedas (sin ningún aviso que indicara que era para pagar el estacionamiento), que podría ser para pagar el dichoso ticket. 
   Yo tenía que llegar al taller mecánico antes de las ocho pm y llegué a las nueve y veinte. Ya estaba cerrado. Tomé el teléfono y llamé al mecánico. Acababa de cerrar y se fue, pues pensó que yo ya no iba a regresar. Pero estaba cerca, de modo que lo esperé. Mientras, llegó un tipo flaco, mal vestido y con ropas sucias y se paró en la esquina de enfrente, pero cerca de mi auto. Tosió y lanzó un esputo al suelo. Afortunadamente yo traía mis dos cubre bocas y camisa de manga larga. Pero un joven de esos que como no ven al virus creen que no existe, pasó junto a él al poco de haber estornudado. Pasaron dos patrullas de policía con las sirenas encendidas buscando a alguien. Pensé que se llevarían al clochard, pero andaban buscando a alguien que estaba más lejos. En eso, un automóvil guinda dió la vuelta en "u". Era el mecánico. Se disculpó, me disculpé, más bien me desahogué, le pagué. Ví con alivio que el clochard, un zombie pandémico, ya no estaba cerca de mi auto. Abrí la portezuela, me subí, arranqué y me fui de ahí. El auto quedó suave como la seda. Me fui pensando en que algunas estrategias para combatir la pandemia son simples ocurrencias que contribuyen a hacer más grande el problema.

lunes, 6 de julio de 2020

CRÓNICAS PANDÉMICAS. CAPÍTULO 29.

Crónicas pandémicas.
Capítulo 29.

   Me llegó un video, compartido por mi cuñado, experto en propagar fake news, donde un adulto mayor ecuatoriano denunciaba a Dan Patrick, vicegobernador de Texas, Christine Legarde, Directora del Banco Mundial Europeo y ex directora gerente del FMI, y a Taro Aso, Ministro japonés de Finanzas, donde los tres  de alguna manera manifestaron su deseo porque las personas mayores de sesenta años se den prisa para morir, a fin de que la economía mundial y de sus países esté "sana". Además de calificarlos de "hideputas" (palabra empleada, según él, por Cervantes en El Quijote de la Mancha), los califica de depravados, degenerados, criminales, fascistas y nazis. Conociendo la debilidad de mi cuñado por las fake news, investigué un poco y esto es lo que encontré:
Dan Patrick dijo "Los que tenemos 70 años o más, nos cuidaremos nosotros mismos. Pero no sacrifiquemos al país" (https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-52043274)
En la escuela de Derecho me enseñaron que el bien jurídico más precioso es la vida. Pero para Dan Patrick es "la economía". Y, aunque tiene la decencia de decir que él sí se sacrificaría por su país, de manera indirecta está admitiendo que "hay vidas que estorban", con lo cual se enrola en las filas de los nazis: para los nazis los judíos y los comunistas tenían vidas que debían ser exterminadas, al igual que los pro-aborto, (pues el embrión o feto a abortar también es una vida "que está de sobra"). Y el exterminio es un delito de lesa humanidad, según las normas jurídicas internacionales en materia de Derechos Humanos.
   De Christine Legarde encontré que ella no lo dijo directamente. No hay pruebas de su dicho. (https://maldita.es/malditobulo/2020/04/04/christine-lagarde-tenemos-que-hacer-algo-ya-ancianos-viven-demasiado-y-es-un-riesgo-para-la-economia-mundial/)

   Pero el FMI sí dijo que la prolongación de la esperanza de vida acarrea costos financieros, para los gobiernos a través de los planes de jubilación del personal y los sistemas de seguridad social..." (Ver el recuadro "Observaciones fundamentales" que está líneas abajo).
   De modo que también el FMI ve a la longevidad como un riesgo para la economía. De ahí los teóricos de la conspiración plantean la hipótesis de que el COVID19 fue creación de laboratorio por encargo del FMI durante la gestión de Christine Legarde para exterminar principalmente a adultos mayores de 60 años. Yo no lo afirmo ni lo niego, por no ser hechos propios, pero dicen que "cuando el rio suena, es porque agua lleva".
   El que sí lo dijo con todos los puntos sobre las íes fue el Ministro japonés de finanzas Taro Aso:, pues lo dijo más claro que el agua de un lago sin cieno: "que se den prisa por morir". (https://www.elmundo.es/elmundo/2013/01/22/internacional/1358870209.html)
Ya que él tiene 70 años, que ponga el ejemplo y se haga el harakiri, y que lo haga ante medios de comunicación, para que quede claro que así recuperó su honor. En cambio, Dan Patrick, que se vaya a Siria a combatir como soldado de infantería, para que muera como héroe.
 Todas estas fregaderas de bajarle la pensión a los adultos mayores o de plano exterminarlos, provienen del año 2012.
   En Veracruz javier duarte de ochoa trató de implementarlas, como puede verse a lo largo de este blog en las entradas del 2014 al 2016 (razón por la cual mi blog aún sigue "filtrado", pues mientras otros publican banalidades y tienen miles de visitas al día, acá tenemos que batallar mucho para conseguir unas mil al mes, con censuras por parte de Facebook y ataques de trolles, quienes sí me pueden ofender sin que la red social se percate de que éstos sí están violando sus normas comunitarias). Así es la vida en la era de las postverdades y del mundo al revés.
   La verdad es que, al menos en el caso de Veracruz, el Instituto de Pensiones del Estado (el IPE) fue saqueado por años a la par que las instituciones dejaban de contratar de base a su personal. Conozco bien el caso de la Universidad Veracruzana y de la Secretaría de Cultura del Estado de Veracruz. Esta última, para no dar derechos a los trabajadores artísticos, los tenía como becarios eternos. Hasta que se morían de tristeza o desesperación; es decir, al reducir las contrataciones de base y saquear al IPE lo llevaron al borde de la quiebra. Incluso la misma Universidad Veracruzana fue saqueada en tiempos de javier duarte y estuvo a punto de parar actividades por falta de recursos económicos. Entonces, no es que los adultos mayores seamos una pesada carga, sino que los gobiernos sangraron los sistemas de seguridad social cual vampiros con sed insaciable y así cualquier sistema es insostenible. Y ahora querer que se mueran los adultos sanos mayores de sesenta años para poder paliar tamaño desastre es de un cinismo desvergonzado. Por eso el adjetivo hideputas les viene como anillo al dedo.
   Otra cosa es la muerte asistida para quien la desea o ya está convertido en un vegetal. Es algo que en muchos países no se permite (si es que se permite en algún lado). Y en México desde hace muchos años no se permite, pero los sistemas de seguridad social se niegan a atender a estas personas (lo digo porque me consta) siendo que deben ser atendidos de manera particular, ya sea con sus ahorros, ya sea con dinero de la familia. A estas personas sí se les debe permitir una muerte asistida siempre y cuando sea su voluntad. Privar de la vida a otro, al menos en los códigos penales mexicanos, es cometer el delito de homicidio. Y hacerlo a gran escala, es exterminio o genocidio. Si la hipótesis de las teorías de la conspiración fueran ciertas y se descubriesen autores materiales e intelectuales de la creación, entrenamiento y/o propagación no sólo del COVID19, sino de otros que ya han aparecido y otros por aparecer, se les debería juzgar en una corte como la de Nurenberg, en la que se juzgó a toda la élite nacional-socialista alemana (la jerarquía nazi, pues).