El Parque Natura es un lugar maravilloso para pasear, hacer ejercicio, relajarse y contemplar la naturaleza. Tiene un área de acceso para automóviles, los cuales se deben dejar estacionados en un área ex profeso, que es muy amplia. Cuenta con andadores para peatones, donde está prohibido el paso a los ciclistas, y una ciclopista, donde no está prohibido el paso a peatones y sí a los automovilistas.
El hecho es que la ciclopista nadie la respeta, pues alguna autoridad permite pasar a automovilistas y peatones, y a veces hasta camiones del servicio urbano; sucede que familias enteras de peatones invaden la ciclopista, dejando que sus hijos menores anden por ahí. De tal suerte que un ciclista, que viene bajando entre treinta y sesenta kilómetros por hora, a menudo tiene que escoger entre atropellar un grupo de niños menores de 5 años o estrellarse contra un automóvil que viene circulando en dirección contraria. Y, si logra esquivarlos, los padres irresponsables ponen cara de disgusto, como si tuvieran derecho a invadir la ciclopista y poner en riesgo a sus hijos. Además, los niños también corren riesgo de ser atropellados por los automovilistas. Es como si dejaran que sus hijos anduvieran a pie en medio de la avenida Lázaro Cárdenas y se molestaran porque un automovilista hizo maniobras forzadas para no atropellarlos. No se vale. La ciclopista es para los ciclistas, casi todas las calles y avenidas de la ciudad son para los autobuses y los automóviles. Todas las aceras de la ciudad son para los peatones. ¿Es que los ciclistas no tienen derechos? ¿Ni siquiera pueden andar libres en su ciclopista? Alguien debe corregir este error antes de que ocurra una desgracia que lamentar.
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