Dentro de unos meses los mexicanos tendremos que elegir el modelo económico que va a regir nuestras vidas durante seis años. Por un lado tenemos el modelo que pretende acabar con la desigualdad y la violencia mediante una mejor distribución de la riqueza, pero sin cambiar la estructura del sistema capitalista y aplicando precios de garantía que obligarán a los productores a vender por debajo del costo de producción, y por otro tenemos al que pretende acabar con la violencia echándole más gasolina al fuego; es decir, combatir a la violencia con más violencia y sin atacar las causas de la violencia, pues éstas son la terrible desigualdad social que hay en nuestro país: millones de pobres, desempleados, subempleados o empleados en el comercio informal junto a unos cuantos que son dueños de miles de billones de pesos. Para éstos, la idea es privatizar la cosa pública y pagarla socializando la deuda. Desde luego, que si uno no pertenece a estas élites dueñas del dinero, este modelo es lo peor que puede ocurrirle, porque en adición a la pobreza que padecerá, tendrá que vivir en un estado de sitio.
De modo que el primer modelo es el menos malo, aunque no sea sustentable a largo plazo, pues los precios de garantía conducirán a los productores agrícolas a una de dos: o truenan como sapos inflados, o producen marihuana y siempran amapola, para vendérsela a los narcotraficantes y acabar de nuevo en un estado de violencia.
Lo que tiene que hacer nuestra clase política es dejar de hacerse pendeja y mejorar el poder adquisitivo del pueblo, a fin de que los productores puedan recuperar el dinero y esfuerzo invertidos, para que vendan lo que producen y crezcan y para que la gente pueda adquirir lo que producen sin necesidad de delinquir, para que no sea necesario mantener una pesada maquinaria bélica y para que la cosa pública se respete y funcione. Pues hay sectores que no deben estar exclusivamente en manos privadas; como, por ejemplo, el sector salud.
Por lo pronto, las opciones a elegir son a) populismo b) antipueblismo. Yo prefiero votar por a) aunque sea algo efímero, en tanto que no aparezca la opción c) que es equilibrio entre la cosa pública y la privada, de tal suerte que todo el mundo tenga un poder adquisitivo sustentable a largo plazo y la violencia no sea necesaria. En otras palabras, uno de los cánceres de la sociedad mexicana es la política de salarios mínimos que fija salarios con lo que es imposible cumplir con lo dispuesto por el artículo 123 de la Constitución. En lugar de fijar precios de garantía, debería buscarse una nueva política salarial. Sí es posible, la aplican en otros países: Estados Unidos, Canadá, China. En estos tres países el sueldo le alcanza a la gente y le sobra para ahorrar, invertir y atender contingencias de la vida. Ya les dije cómo, ahora estudien los tres modelos que acabo de citar. No son iguales, pero alguno de los tres le convendrá a México. Tal vez a "ya saben quién" le guste más el de China y a sus enemigos los de EU y Canadá. Pero hagan algo efectivo, por favor. Urge.
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