No sé cómo sea el tráfico vehicular en otras ciudades del planeta. Más bien, sí lo sé: entre los países del primer mundo hay algunos que tienen poco tráfico, avenidas pequeñas, ciclopistas y túneles para peatones y/o automovilistas, gracias a los cuales el peatón y el ciclista pueden deambular con bastante seguridad. No es el caso de mi ciudad Xalapa, donde su majestad el automóvil es primero salvo en algunos contados cruceros. A menudo los automóviles no se pueden ni mover, pues siempre hay varios tipos listos que creen que la luz roja es para avanzar. O, que si tienen la luz verde pero delante de ellos hay una columna de automóviles y autobuses estáticos, tienen la obligación de ponerse en medio del crucero, a fin de obstruirle por tiempo indefinido el paso al de la avenida perpendicular. Esto aunado a la falta de áreas para estacionarse y la gran cantidad de taxis que autorizó el gobernador anterior, hacen que su majestad el automóvil mantenga incomunicada a la ciudad por vía terrestre. Aventurarse a cruzar la ciudad de uno a otro extremo es arriesgarse a perder toda la mañana o toda la tarde y parte de la noche. Hacerlo a pie es arriesgarse a perder la vida, pues la mayoría de los cruceros peligrosos tienen "vueltas continuas" a los cuatro puntos cardinales y ni un solo puente peatonal. La vuelta continua es un permiso para que el automovilista pase cuando él quiera o pueda, sin un semáforo que lo obligue a esperar un turno para hacerlo. El peatón sólo puede cruzar las avenidas en las horas pico del tráfico, cuando éstas se han colapsado por el exceso de unidades móviles y de falta de toda clase de inteligencia (racional, emocional, ética, social, etc., etc.), o cuando los automovilistas duermen. A estas horas es más peligroso, pues algunos cafres del volante no duermen y andan embriagados y a velocidades excesivas a altas horas de la madrugada.
Particularmente peligrosos para el peatón son lo cruceros que están cerca de la Central de Autobuses de Xalapa (la CAXA): primero, el que está en la avenida 20 de noviembre y circuito presidentes, con sus flamantes vueltas continuas a los cuatro vientos. En seguida, el que está en la propia CAXA, para ir hacia la avenida Murillo Vidal. De ahí hay una serie de calles que no forman crucero, porque hay un camellón sobre la avenida veinte de noviembre y, finalmente, al llegar la avenida veinte de noviembre al crucero con la carretera México-Veracruz o avenida Lázaro Cárdenas, adornado por un monumento al despilfarro económico en forma de Araucaria, hay un gran puente para los cafres del volante, pero ni uno solo para los peatones. Pero eso sí, a los cuatro vientos hay sus respectivas "vueltas continuas". Y un letrero para los peatones que dice "por favor demuestre su cultura no pisando los jardines". Y, es que en el punto menos peligroso para el peatón, no hay banqueta pero si un jardín. En resumen, la vida del peatón vale menos que las plantitas ahí sembradas. ¿Hasta cuando se mantendrá este sistema irracional?
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