Como les platiqué en otra entrada de este blog, la semana pasada se descompuso mi bicicleta. No la he arreglado. En parte, porque tengo una fija, en el estudio de mi esposa. El caso es que, hace unos días, salí a hacer ejercicio al aire libre y me ganó la lluvia. Con la ropa deportiva aún mojada, me trasladé al estudio de mi mujer, y, para no aburrirme durante el pedaleo, encendí el tocadiscos; el CD que estaba ahí era el de Debussy. Tras de escuchar "Nubes" y "Fiestas", le tocó su turno a "Sirenas". No sé la razón de lo que me ocurrió: tal vez analicé esta pieza musical muchas veces desde mi recinto, mientras mi esposa y sus alumnas la bailaban. Tal vez por traer la ropa mojada o porque el ejercicio abrió los canales de mi mente. El caso es que salí de ahí con la idea de divertirme haciendo un vídeo. Peiné la red buscando imágenes de sirenas. Encontré algunas animadas. La mayoría eran archivos jpg. Me acordé que en Semana Santa del 2012 había tomado fotos y vídeos en Villa Rica, Veracruz. Lo demás fue acomodar, cortar, pegar, corregir color, etc.
Debo confesar que la música de Debussy me hizo sentir las gotas frescas del agua del mar en mi cara, el canto de las sirenas en primer plano y el rumor de las olas del mar.
Este ejercicio también me sirvió para no olvidar mis clases de edición de vídeo. No es perfecto, pero creo que logré algunos momentos afortunados. El caso es que, el día de ayer, estando presentes las alumnas de mi esposa y un sobrino que se queda ahí por las tardes, vieron el vídeo con atención. Me di cuenta que el uso de las imágenes ayuda a las generaciones actuales a comprender mejor el fenómeno musical. Estoy seguro que a la mayoría de ellos, si les hubiese puesto la música sin la imagen, les habría aburrido o no le hubieran prestado atención. El caso es que dejaron sus androides, sus tablets y demás dispositivos electrónicos para ver con atención mi modesto ejercicio de principio a fin. Y creo que lo gozaron.
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