-¿Qué tal estuvo la película? ¿Me la recomienda?
-Sí -le dije-, me gustó mucho. Vaya a verla.
-Por acá dijeron que la van a tener unos días y, si están flojas las entradas, la van a quitar.
La verdad, me irritó saber de tal situación: la película apenas lleva un par de días, programada en una sala del cinépolis "Las Américas" de Xalapa, en tanto que Iron man está al menos en tres.
-Un bloguero dice que esa batalla está inflada, que no fue tan importante -me comentó mi hija, al salir del cine.
-Un bloguero dice que Juarez fue un traidor a la Patria -me dijo mi hijo, semanas antes -Otro bloguero nos abrió los ojos, previniéndonos de las mentiras de la historia oficial.
Estoy perplejo. Un superficial bloguero ahora tiene más autoridad que Victor Hugo (el de Los Miserables, una novela que sirvió recientemente para otra película menospreciada, basada ni más ni menos en una de las revoluciones francesas contra el sistema que nos vino a invadir entre 1861 y 1867. Recuerdo perfectamente cómo los jóvenes de hoy ni la vieron por estar atendiendo el facebook en sus dispositivos electrónicos. Entonces ¿para qué fueron al cine? No vieron la película, por eso se les hizo aburrida y ni se enteraron de todo lo que estaba en juego: los personajes eran jóvenes desempleados e inconformes, como muchos de los de hoy.
Retomando las palabras, un bloguero superficial puede decir que los datos históricos de la Batalla de Puebla, sus razones y la victoria de los mexicanos son "mentiras oficiales" y "lo que es verdad, está inflado". Así que personajes que vivieron en la época como Abraham Lincoln, Benito Pérez Galdós, Victor Hugo y Carlos Marx, dijeron mentiras e inflaron verdades pagados por el actual gobierno mexicano para demeritar a aquellos hombres que querían restablecer el imperio de los Habsburgo, quienes eran unas bellísimas personas. Y tal vez Maximiliano sí lo fuera, pero entró por la vía equivocada, pues no pidió permiso para ingresar a México, sino que lo hizo a la mala.
Recomiendo a los jóvenes de hoy que aprovechen sus dispositivos electrónicos y descarguen en sus aparatos la novela "El Sol de Mayo" de Juan A. Mateos. Pero lo mejor es que consigan el libro de papel y lo lean. La Primera edición fue hecha en 1868 ¡Apenas unos años después de la famosa batalla! Lo se muy bien, porque entre mis manos tengo un libro publicado por el editor Abraham Sánchez Arce, en 1902 y, quien escribió el prólogo a la primera edición, fue mi tatarabuelo Don Hilarión Frias y Soto. De modo que a mí los blogueros modernos, que no me digan y que no me cuenten. Supongo que hay ediciones más modernas de esta magnífica y apasionante novela. Señores blogueros, primero documéntense y luego escriban. También les recomiendo que lean Prim, de Benito Pérez Galdós, de una saga que se llama Episodios Nacionales. Desde luego, recomiendo ampliamente que lean El Capital de Carlos Marx. Claro está que es una obra extensa y difícil y les va a tomar tiempo hacerlo, así que sugiero que se consigan un libro de papel con pasta dura, vayan al índice onomástico y busquen las palabras "Benito Juarez" y "México"y vayan al grano, para que se enteren de lo que opinaban Victor Hugo y Marx de la guerra contra México. Más de uno celebró la victoria de los mexicanos del cinco de mayo, no fue una batalla "sin importancia". Tengo un amigo italiano que me preguntó
-¿Qué es lo qué celebran tanto los mexicanos el 5 de mayo?
-La primera derrota que le infringimos a los franceses.
-No es para menos. Los franceses son unos rivales muy duros. Vaya si lo sabemos los italianos.
Aquí el asunto es que México fue la víctima de una agresión imperialista. También les recomiendo a los jóvenes de hoy que lean la trayectoria de la familia Habsburgo: desde que subieron al poder en la Edad Media estuvieron involucrados en miles de guerras. Una de ellas fue la Guerra de Conquista de México, que nos costó 300 años de dominio colonialista. El Rey de Hernán Cortes era ni más ni menos que Carlos V de España y Primero de Alemania, perteneciente a la casa real de los Habsburgo, el mismo que fue uno de los protagonistas de la guerra de 30 años contra Alemania. Para no abrumarlos con la historia, finalizaré citando otra de las múltiples contiendas donde estuvieron involucrados los Habsburgo: la Primera Guerra Mundial, una de las más crueles y mortíferas que ha habido en tiempos recientes. Por cierto que otra película "aburrida" para cierto tipo de público, fue "Abraham Lincoln", de Steve Spielberg. Los confederados. ¡Sabían, mis estimados jóvenes, que quienes nos quitaron la mitad del territorio en 1847 fueron los confederados, es decir, los gringos sureños? ¿Y sabían por qué los confederados apoyaron a Texas en su guerra contra México?: porque en nuestro país la Constitución prohibía el esclavismo y ellos, por supuesto, eran esclavistas. Si lo dudan, vean Django de Tarantino, ésa a lo mejor sí les gusta. La Guerra de Secesión Norteamericana fue también una de las más crueles y que más muertos produjo. La victoria de los mexicanos sobre los franceses impidió que éstos apoyaran a los confederados. ¿Se imaginan qué habría pasado si, tras vencer a México, las tropas francesas se hubieran unido a los confederados en la Guerra de Secesión: tanto México como los EU serían colonias europeas y el esclavismo sería un sistema vigente en nuestros días, no sólo en estos dos países de América del Norte, sino, probablemente, en casi todo el planeta.
Para medir la magnitud de la victoria de los mexicanos del 5 de mayo de 1862, baste ver todo el trabajo que le costó a Argelia y a Vietnam sacudirse al colonialismo francés: se independizaron casi 100 años después de la victoria mexicana. Y les costó un gran esfuerzo, con la respectiva pérdida multitudinaria de vidas humanas.
Claro está que la Historia tiene sus paradojas: Morelos y Pavón fue un héroe Mexicano, Santa Anna luchó para independizar México. Quiero decir, ambos fueron militares independientistas mexicanos. Pero el hijo de Morelos, Nepomuceno, fue uno de los traidores que trajeron a los franceses. Santa Anna, además, luchó contra los norteamericanos en 1847 y les alcanzó a ganar la batalla de El Álamo. Pero, al poco de perder la guerra, se convirtió en uno de los peores traidores de nuestra historia. Y, cuando él se batía a muerte en el norte, los liberales de acá, en vez de unir fuerzas, hicieron un levantamiento en el sur. Benito Juárez, es verdad que, junto a Melchor Ocampo, firmaron el tratado Mc Lanne-Ocampo, en el cual, si se daban ciertas circunstancias, México vendería el Istmo de Tehuantepec a los Estados Unidos. Pero esto era forzados por la deuda externa provocada por las Guerras de Reforma. Hay que entender el contexto. Pues bien, aquí Juárez y Ocampo empezaron como traidores y terminaron como héroes. Y nadie debe dudar de su heroísmo frente a los franceses. Porfirio Díaz, en cambio, inició como héroe en Puebla y acabó como un dictador al que se le tuvo que organizar una revolución para que dejara el poder. Nadie debe dudar del heroísmo inicial de Don Porfirio. Ignacio Zaragoza, en cambio, se murió a tiempo y quedó, al igual que El Che Guevara, como un héroe. A Don Porfirio le pasó como a cierto personaje cubano, que inició como héroe y acabó como dictador.
Lo que quiero decir con esto, es que los héroes y los traidores fueron seres humanos con su lado brillante y su lado oscuro. Pero no por las virtudes de unos y las flaquezas de otros pasemos por alto quién fue quién, y qué nos aportaron unos y qué destino nos deparaban los otros: Maximiliano de Habsburgo era una bellísima persona, estaba instruido, era culto y tenía ideas casi tan liberales como las de Juárez. Pero representaba una sumisión de nuestro pueblo a niveles impensables. Créanme, es mejor ser proletario que ser siervo o esclavo.
Otro libro que les recomiendo para entender mejor a nuestro país más allá de la historia "oficial", pero sin ser engañado por los conservadores, es La Revolución Interrumpida de Adolfo Gilly. Hay una edición de "El caballito", México, D.F., 1972, la cual es probable que todavía se pueda conseguir en una tienda de libros usados, a menos que haya una edición más moderna. Si bien el libro está enfocado hacia la Revolución Mexicana, para entenderla mejor le dedica un buen estudio a las Guerras de Reforma y a la Intervención Francesa. Y hace una interpretación muy interesante, sobre la cual vale la pena reflexionar y sacar las propias conclusiones.
Por cuanto a la película, me gustó. Está bien documentada y muy bien ambientada: la escenografía, los vestuarios, todo muy apegado a la Historia. Lo único que se me hizo medio raro fue el peinado del Conde Lorencés, si bien lo interpreté como una licencia poética para caracterizar el personaje. Particularmente emotivo se me hizo un momento previo a la gran batalla, donde aparece una cantante acompañada por un guitarrista, en la noche, junto a la fogata y el maguey. Si bien, esto ya es cliché del cine mexicano, lo es porque funciona. Yo sé del poder de las seis cuerdas de una guitarra: si uno abre la propia mente, ese pequeño instrumento, de volumen sonoro diminuto y de capacidad breve para prolongar los sonidos, dice más que una orquesta sinfónica. Y si va unido a la voz humana, es aún más poderoso su mensaje, pues la voz es el único instrumento que emite la vibración desde dentro del cuerpo humano. Quiero decirlo con una metáfora: el canto es la única música que sale directamente del corazón. Quizá esta escena fue una respuesta a una película donde los mexicanos éramos los malos y los tejanos los buenos. Los mexicanos tocábamos huecos tambores y clarines militares (medio desafinados) y el texano tocaba un conmovedor violín. Con 5 de mayo, la batalla, quedó claro que los mexicanos también podemos hacer música conmovedora.
La escena de la batalla y otros pasajes de acción, pienso que cumplen con el lenguaje cinematográfico prescrito para tales situaciones: muchos movimientos de cámara en mano. Aunque, si la batalla se prolonga, hay quien puede sentirse cansado por tanto movimiento. En mis documentales que he subido a you tube, se puede apreciar que soy partidario de la cámara en mano.
En fin, les recomiendo no sólo que vean la película 5 de mayo, la batalla, sino que lean sobre historia, tanto universal como de México y, que vayan más allá tanto de la historia "oficial" como la de algunos blogueros (incluido su servidor). La literatura y las ciencias sociales enriquecen el panorama. Me parece que es mejor leer diferentes fuentes con distintos puntos de vista y forjar su propia opinión, pero sin perder de vista lo que está en juego. Y si es La Libertad o los Derechos Humanos lo que se jugó en un episodio histórico, abrir bien los ojos, no dejarse llevar por la pereza mental ni por comentarios superficiales. Realmente me irrita que las salas de proyección mexicanas estén abarrotadas de cine norteamericano que no siempre tiene la calidad óptima, en tanto que el cine nacional esté relegado, en primer lugar por las disposiciones legales nacionales, en segundo por los distribuidores, en tercero por los líderes de opinión pública y, en cuarto lugar, pero no el menos importante, por el público. Y más cuando se trata de un tema de nuestra historia. Cerraré este artículo citando una frase de alguien (que no recuerdo su nombre) "Los pueblos que olvidan su Historia, están condenados a repetirla". Abusados. últimamente se nos han vendido películas donde los tejanos son los buenos y los mexicanos los malos o, los cristeros son los buenos y los revolucionarios los malos. No faltará otra en la que los conquistadores serán los buenos y los indios los malos. O los gachupines los buenos, mientras que Hidalgo, Morelos e Iturbide, los malos. El mundo al revés.
Si te gusta como escribo y quieres apoyar mi creatividad, conviértete en mi mecenas. Haz click en este botón, regístrate y selecciona el plan que más convenga a tus intereses: Become a Patron!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarSensacional tu aporte Francisco! soy productor de un programa de Radio llamado "Radio Cinema" aquí en la ciudad de Puebla. Me da gusto saber que exista gente que sepa de nuestra historia y respete la sangre derramada que hace de nosotros lo que hoy somos, tuve el honor de participar en el filme y puedo constatar que el arte, el vestuario, los efectos, etc. son dignos de aplaudir por lo que retratan, desde nuestro punto de vista como, tocando nuestra historia, notando también que es muy difícil recrear una época y hacer batalla con pesos y no dólares. El jeuves que viene hablare de tu publicación en el programa si me lo permites. dejame tu correo para hacer de tu conocimiento fecha y horario! Un abrazo!
ResponderEliminarHola, mi correo es fsegch@gmail.com y considero un honor que hables de mi publicación en tu programa. Es muy importante apoyar a nuestra cultura, sobretodo cuando se hace un buen esfuerzo como creo que lo fue esta película. Y lo de mi tatarabuelo no es invento. De hecho, uno de mis tatarabuelos fue de los primeros en alistarse para "romperle su mandarina en gajos" a los franceses ese día. (Aunque del otro lado venía otro de mis tatarabuelos maternos, Monsieur Christen. Así es la vida. Seguramente sus hijos, como en Romeo y Julieta, cambiaron el odio por el amor, ja, ja.)
EliminarMuy buen ensayo, la verdad es un muen esfuerzo de redaccion al sustentar tus argumentos en obras literarias. Sin embargo y en primer lugar historia no es una cuestion literaria es una ciencia social por lo tanto no e debe perder la barrera entre historia y literatura, las novelas historicas en su mayoria estan construidas bajo el imaginario del escritor sin ningun recato ante los metodos de la historia como ciencia. En segundo lugar tu idea sobre los hechos considero que esta falta de analisis y una mejor comprension de manera global, mostrando un ejemplo es absurdo pensar que ser proletario es mejor que ser esclavo... por que? por el simple hecho que son dos distintos sistemas economicos, sociedades de antiguo regimen regidas por estratos sociales como las castas, indios y esclavos los cuales estaban amparados bajo un codigo legal. A diferencia de el capitalismo donde la burguesia y los proletarios y las luchaas de clases sociales son el pan de cada dia. Este pequeño ejemplo como otros par de detalles merecen mayor reflexion. Su texto me deja un sabor de voca agridulce llevandome a la reflexion, dejando la gran pregunta ¿Que es un heroe? como definirlo sin caer en toda esta maraña de ideas relacionadas con la construccion de la nacion.
ResponderEliminarTú lo has dicho, esto es un ensayo. Quizá aún, un escrito hecho de prisa. Pero puedo tratar de defender algunos puntos y coincidir con otros contigo. Efectivamente, la Historia y la Literatura son dos disciplinas diferentes. Y sus métodos también. Lo cual no implica que todas las novelas históricas sean pura ficción y se inventen los hechos. Tengo entendido que, por el contrario, un buen escritor de novelas históricas debe hacer un buen esfuerzo por documentarse para hacer más creíble su relato. Por otra parte, en el caso de las obras que cité de Benito Pérez Galdós y de Juan A. Mateos, quizá no estemos hablando de novelas históricas sino de relatos sobre hechos que les eran contemporáneos, pues ambos eran escritores del siglo XIX. En el caso de "El sol de mayo", es una obra que se terminó en 1868, es decir, está más cerca del reportaje realista que de la novela histórica de ficción. Y Benito Pérez Galdós escribió sus "Episodios nacionales" entre 1873 y 1879; por consiguiente, "Prim" es, a más tardar, de 1879 y tampoco se le puede considerar una novela histórica. Pero te acepto que ambos pudieron dejar volar la imaginación y la fantasía en aras de una estética poco realista (lo cual, lo dudo). Aún en esta hipótesis, tanto Juan A. Mateos como Pérez Galdós eran hombres de su tiempo, el siglo XIX, de una época verdaderamente cercana a la de los hechos de la batalla del cinco de mayo en cuestión. Víctor Hugo vivió también por aquellos años. Pero Carlos Marx, aunque escribió poesía en su juventud, realmente destacó como un profundo teórico de las ciencias sociales y él fue quien acuñó la idea de que el proletario está en mejores condiciones que el esclavo, porque el proletario goza de mayores libertades. Aristóteles, varios cientos de años antes, aún se preguntaba si los esclavos eran animales de carga, instrumentos o seres humanos (ver su obra "Política"). Felizmente, concluyó que eran seres humanos. Francamente, no creo que las obras de Carlos Marx estuvieran "carentes de análisis", como tu dices. Bueno, ya te respondí por qué es mejor ser proletario que esclavo. Te sugiero que leas El Manifiesto Comunista, pues me parece que ahí es donde hace el planteamiento. Y, me parece que no es buena idea abogar por que se reimplante el esclavismo ¿A ti te gustaría ser esclavo? A mí no. En serio, preferiría ser proletario, como de hecho lo fui en una época de mi vida. Y, al menos desde el tiempo de los Gracos y Espartaco en la Roma Imperial, durante el esclavismo también hubo rebeliones y lucha de clases: en México, tuvimos las rebeliones de Jacinto Kanek y de Yanga en el siglo XVII y la de Miguel Hidalgo a principios del XIX. Lo que quiero decir es que, si es odioso el capitalismo como sistema económico, el esclavismo lo era aún más. Y no se puede hablar de sistemas económicos "puros", pues, incluso, en el capitalismo del siglo XX, en Sudáfrica todavía se practicaba el esclavismo. Lo sabemos porque la lucha de Nelson Mandela aún es un asunto que nos parece reciente.
ResponderEliminar¿Qué es un 'héroe'? Buena pregunta. Pero nadie puede escribir definiendo todas las palabras que usa. Así que recurro al diccionario de la Real Academia Española y de la Asociación de Academias de la Lengua Española para pasarles a ellos la responsabilidad de la definición y dicen lo siguiente: "héroe, heroína... 1. Persona extraordinariamente valiente, que lleva a cabo una acción o una tarea admirables. 2. Persona admirada y famosa por sus acciones o sus cualidades. 3. Protagonista (personaje principal de una obra de ficción). 4. En la mitología grecorromana: ser nacido de un dios o una diosa y de un ser humano". Es obvio que, en el caso de la película y las novelas en comento, la variante número 4 de la definición del diccionario no se aplica. Pero las tres primeras sí. Pues el general Zaragoza, por ejemplo, además de haber sido una persona extraordinariamente valiente, llevó a cabo una acción o una tarea admirable al conducir la batalla del cinco de mayo y ganarla. Insisto en que los franceses eran un ejercito temible en el siglo XIX como lo fueron en el siglo XX y seguramente lo siguen siendo en la actualidad. Así que, el simple hecho de haberles ganado una dura batalla, creo, sin temor a equivocarme, que fue y sigue siendo admirable: tan admirable como cuando Alejandro Magno venció a Darío III o Wellington a Napoleón I. Y, contra lo que tú piensas, creo que sí es correcto definir a Zaragoza como un héroe que legitima el derecho a construir nuestra nación. Todas las naciones necesitan de hechos y personajes que les dan legitimidad. Además, ¿para qué olvidar a alguien que arriesgó su vida por darnos un modo de vida mejor que el que se nos pretendía imponer? ¿Acaso no es una ingratitud? No sólo sería una ingratitud, sino una tontería: olvidar nuestra historia nos colocaría en una situación de indefensión ante cualquier intento de dominación extranjera o interna, pues no sabríamos cómo argumentar por la legalidad de nuestra libertad, ni mostrar ejemplos donde ésta fue posible ser conquistada, a pesar del tamaño del enemigo. La historia no resuelve todas las preguntas, pero sí ayuda a resolver un buen porcentaje de casos. Depende de cómo la interpretemos. De ahí que es mejor conocerla, aunque su sabor sea "agridulce" o incluso "amargo".
ResponderEliminarPara defender un poco más mi punto de vista, hago notar que "La Revolución Interrumpida" de Adolfo Gilly y "El Capital" de Marx no son literatura de ficción, sino obras del repertorio de las Ciencias Sociales. Y que, si se da una coincidencia entre éstas y las obras literarias de Juan A. Mateos, Benito Pérez Galdós y Victor Hugo, por algo será. No creo que estos cinco personajes tan diversos en nacionalidades, disciplinas e incluso épocas, se hayan puesto de acuerdo para mentir.
Para finalizar, esta respuesta también está escrita al nivel de la vuela pluma. Pero ello no implica que no esté documentada y que no haya reflexionado sobre los puntos a tratar. En fin, te agradezco tu participación, porque el debate enriquece.