En mi entrada anterior, titulada "¿Quieres paz? ¡Prepárate para la guerra! cité un chiste que tiene que ver con algo que el Doctor Ricardo Corzo me dijo que se llamaba "La teoría del jefe". Este chiste, a su vez, me lo contó otro universitario: el Doctor Rafael Velasco Fernández, ex Rector de la Universidad Veracruzana. En esta teoría, el subordinado siempre se expresa mal del jefe. Pero no hace falta recurrir a tan doctas autoridades para encontrarse con versiones de esta teoría. Basta, por ejemplo, con darse una paseada por los portales del Puerto de Veracruz, en el sitio donde venden souvenires para turistas, junto al malecón, y toparse con camisetas y otros objetos de tela que contienen divertidos textos que dan contenido a esta teoría. Uno, por ejemplo, habla de los diez mandamientos del jefe: Primer mandamiento, "obedecerás al jefe por encima de todas las cosas"; Segundo mandamiento, "el jefe nunca se equivoca"; Tercer mandamiento, "si el jefe se equivoca, aplicar los dos primeros mandamientos"; etcétera.
El indio del chiste que cité en dicha entrada anterior no hablaba bien el español (o en su caso, el inglés) y se limitaba a decir "gran jefe, no caca" o "gran caca, no jefe" con lo cual el galeno no podía saber si el indio decía que su jefe tenía diarrea, estaba estreñido, que era generoso, que era una mala persona o alguien emocionalmente inestable al que tenía que obedecer.
En su calidad de magnate, Donald Trump ya es una gran caca, pero quiere ser una caca de mayores dimensiones. Quiere avanzar del estatus de caca trasnacional a caca imperial. Y todo, quizá, para vengarse de su jefe, el mexicano-libanés Carlos Slim; quien, a pesar de los recientes resultados publicados por la revista Forbes, sigue siendo una gran caca trasnacional, de mayor calibre que Donald Trump; puesto que, hasta ahora, sigue siendo su jefe, si no me equivoco.
El asunto es que Donald Trump confunde emocionalmente a todos los mexicanos (y de pasada a todos los emigrantes latinoamericanos) y a todos los musulmanes con Carlos Slim. Y quiere tomarse una revancha. Quizá no se da cuenta de que gran parte de la irritación de su jefe Carlos se debe a que bajó del primer lugar al cuarto a causa de los abusos y locuras del desgobernador de Veracruz; quien, al poner en estado de parálisis y quiebra económica a esta otrora próspera entidad, ha provocado un efecto dominó que ya se refleja en las cuentas bancarias del jefe de Trump. Aquí la teoría que aplico no es la del jefe -pese a que el desgobernador de Veracruz es una gran caca política- sino la de la bola de nieve del economista Lord Maynard Keynes. También podría ser la teoría de "el efecto mariposa".
Este efecto dominó provocado por el desgobernador de Veracruz, además de mantenerme también a mí irritado, contradice al discurso de Donald Trump donde argumenta que los mexicanos "saqueamos a Estados Unidos" (¡¡¿¿?????¿!!) ¡Caramba! ¿Entoces donde está ese dinero? Pues si no está en mis cuentas bancarias, ni en las de Slim, ni en las de Trump, ¿a dónde se fue ese dinero?
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