Todos los días desayunamos con noticias estremecedoras que llenan de vergüenza y oprobio no sólo a nuestro país, sino al sexo masculino y a casi todas nuestras instituciones. Generalizar no está bien. Nunca he estado de acuerdo con la política de hacer pagar justos por pecadores, pues estoy convencido que ésa es una estrategia más para dividir, criminalizar, manipular y gobernar desde la corrupción y la impunidad. No se puede decir que el asesino de Mara sea un animal, pues es más que eso: es un monstruo.
Yo no sé si alguna fiera sea capaz de hacer eso; pero, lamentablemente, el ser humano, ser con conciencia y libre albedrío, sí lo es. Porque el asesino de Mara no es el único: está el conductor de la pesera de la Neza que raptó en presencia de su padre, mató y violó a Valeria, una niña de once años, y los casos de las hijas de varios amigos míos que se casaron con la pareja equivocada y fueron ejecutadas junto con sus hombres, más las muertas de Juárez, las víctimas de Las Poquianchis y las víctimas de una larga serie de criminales que florecen en nuestro país como los hongos en tiempos de humedad desde tiempos inmemoriales.
¿Cuáles son las causas? En primer lugar, la educación (más bien, la falta de una educación de calidad, no sólo en la escuela, sino en la familia y en las comunidades, sean religiosas, sean de amigos, sean de lo que sean). Hoy en la mañana escuchaba los comentarios de un joven conductor, excelente conductor, quien sacó a la luz algunos comentarios súmamente desafortunados de algunos personajes. Entre otros, el de un Rector de una universidad poblana, para quien que el asunto era una cuestión de "descomposición social", en lo cual, en primera instancia estamos de acuerdo. Pero ¿Qué es lo que este hombre entiende por "descomposición social"? De sus tuits el conductor dedujo que para este ilustre académico "descomposición social" no es que los criminales proliferen y anden libres, sino que las mujeres tengan libertades.
El problema de este hombre, en mi opinión, es ser mocho y olvidar las enseñanzas de La Biblia y las palabras de Jesucristo: "No matarás" dicen claramente los diez mandamientos. "No desearás a la mujer de tu prójimo", se dice por otro lado en las Sagradas Escrituras. "No fornicarás", es decir, no tener relaciones sexuales fuera del matrimonio y violar es la peor forma de hacerlo, pues no cuentas con la anuencia de la persona sometida por la fuerza a tus bajos instintos.
Quiero citar a Jesucristo, por boca de uno de sus apóstoles: “Sabéis que se dijo: No cometas adulterio. Pero yo os digo: El
que mira con malos deseos a la mujer de otro, ya está adulterando con
ella en el fondo de su corazón. Así que, si tu ojo derecho es para ti
ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo lejos de ti. Más te vale perder
una parte del cuerpo que ser arrojado entero a la gehena. Y si tu mano
derecha es para ti ocasión de pecado, córtatela y arrójala lejos de ti.
Más te vale perder una parte del cuerpo que ser arrojado entero a la
gehena” (Mateo 5:27-30).
De las palabras de Cristo se puede deducir una realidad que tenemos que asumir los varones: no andan tan equivocadas las "Feminazis" cuando generalizan diciendo que todos los varones somos violadores en potencia. Y por tanto, también feminicidas. Pero la mayoría de los varones no andamos violando y matando mujeres. De hecho, nos indigna y nos aterra que nuestra madre, nuestra hermana, nuestra hija o nuestra nieta sean víctimas de tales aberraciones de la naturaleza humana. Y nos llena de espanto cuando la familiar de un amigo ha pasado por tales monstruosidades.
Entonces, en el caso del Rector poblano en comento hay una mala lectura de las escrituras cristianas, en el caso de que este hombre profese el cristianismo. O tal vez se trate de una deficiencia del Twitter como medio de comunicación: debido a la limitación de escribir el mensaje con 150 caracteres, los emisores del mensaje se exponen a decir ambigüedades que pueden resultar en lo contrario de lo que quisieron decir. Me explico: si voy a tratar un tema tan delicado y espinoso como el de un feminicidio, yo recurro al Twitter para compartir una entrada de mi blog, donde puedo dejar de manera más clara y detallada mi opinión y mi posición y no trato de decirlo todo en 150 caracteres. Y aún así estoy expuesto a cometer errores o a decir cosas impertinentes.
Mas la cuestión de fondo es que las violaciones y los feminicidios no tienen sustento moral ni jurídico alguno: son dos delitos muy graves y juntos agravan la culpabilidad. Y la culpa no es de las mujeres por ser bonitas, por andar solas o acompañadas a altas horas de la madrugada, por usar minifalda, por tomar cerveza o ejercer sus libertades y sus derechos; en fin, por ser mujeres. La culpa es del varón violador homicida y del sistema político-económico-religioso-comunicativo que lo mal educó.
Otro grave conjunto de errores comunicativos es la forma en que la empresa de taxis Cabify llevó el asunto. Y también en Twitter. Estos errores le van a pasar la factura y va a ser muy costosa. En mercadotecnia se sabe que la comunicación "de boca en boca" es la más efectiva. Pero si es en contra, es la más letal. Esta empresa ahora tiene un serio problema: del "boca en boca" se pasó a la viralización en las redes sociales y de ahí al trend topic en los medios de comunicación tradicionales. Están fritos. Obviamente, sí fue un problema de contratación, pues el chofer asesino no fue detectado por los contratadores. También fue una combinación de errores comunicativos, primero por no ver lo que estaba haciendo su conductor, y luego por atender de manera deficiente y con palabras vacías la gravedad del caso.
Pero ¿Qué tal que la música clásica, la música de creadores cultos contemporáneos, la filosofía, la ética y la literatura, entre otras disciplinas, están seriamente amenazadas por el sistema actual? Las universidades ya no hayan cómo deshacerse de estas materias, los medios de comunicación saturan el ambiente con canciones de contenido feminicida y apologético de la violencia y del narco. Los juzgados y las fiscalías no reaccionan con rapidez si no se les soborna, por donde quiera que se le vea el asunto es un desastre: los legisladores están miopes pero enriquecidos, los partidos políticos se llevan más dinero que el que se requiere para atender a los damnificados de los desastres naturales, la distribución de la riqueza es súmamente asimétrica, los medios de comunicación venden con imagenes sensuales de mujeres hermosas (donde el subtexto es que si adquieres ese producto vas a tener todas las mujeres hermosas que desees; cuando, en realidad, lo único que vas a obtener es una frustración por cada vez que seas impactado por un anuncio así).
¿Qué podemos hacer? Lo primero, cambiar en nuestros interiores. No es que sea yo un mocho, mas yo creo que no andaban tan equivocados los medievales al señalar siete conductas humanas como graves pecados. Entre ellos: la lujuria, la envidia, la soberbia, la ira y la avaricia. Hay estudios psicológicos que revelan con una explicación científica que estas conductas están latentes en cada uno de nosotros por estar asociadas a instintos de sobrevivencia. El problema es cuando se salen de control y se convierten en deformidades monstruosas que no sólo ponen en peligro la existencia de los demás, sino la nuestra. Sugiero que la ética se incorpore de nuevo a la educación formal, en todos los niveles. Porque no es seguro que una persona se comporte conforme a normas éticas mientras una gran mayoría anden como bestias desbocadas sin el menor control ético. Pero debe ser una ética bien pensada, libre de fundamentalismos y aberraciones emanadas de malas interpretaciones intencionales dictadas por quienes detentan el poder para perpetuarse en él.
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