Pareciera que este es un artículo anodino y que estoy escribiendo sobre una verdad de perogrullo. Pero no es así. Cada día es mayor el número de personas que cree que en la república mexicana, la luz verde del semáforo significa "alto" y que las luces roja y amarilla significan "siga". Tal vez se debe a que la materia Educación Vial es una de tantas que, debido a la crisis económica, ya no se imparten. O porque, aunque está en la matrícula, los devaluados profesores que deberían impartirla, están enfrascados en una lucha de carácter político participando en alguna manifestación o algún otro evento extramuros, sin atender a sus alumnos.
La verdad es que no tengo conocimiento de que la señalética mexicana para regular el tráfico se haya derogado o reformado a tal punto que verde significa "alto" y las otras "siga". Pero, el día de hoy, estando a 30 metros del crucero, en el semáforo, se puso la luz amarilla. Si bien yo iba algo rápido, no me alcanzaría el tiempo para llegar al crucero de Rébsamen y Circuito Presidentes (con dirección a Xalapa 2000) y pasarlo antes de que entrara la luz roja. Razón por la cual, frené. De inmediato, escuché unas llantas rechinando tras de mí. Razón por la cual avancé otro poco y volví a frenar, para evitar el impacto. De nuevo escuché el rechinar de llantas. La luz roja del semáforo entró treinta segundos antes de que yo llegara al crucero. Esta vez, frené definitivamente, volví a escuchar las llantas rechinando y un airado claxonazo. Me enfurecí. Me costó trabajo contener la ira, pues tenía ganas de bajarme del auto, romper el cristal del conductor de atrás y pescarle la manzana de Adán con mis manos y arrancarle la tráquea de un tirón. Lo cual no es recomendable, por ningún motivo. Pero eso no fue todo: un taxista, que venía aún más atrás, se abalanzó sobre circuito Presidentes con ánimo de pasar, como si yo estuviera parado estorbando deliberadamente a quien tiene derecho a pasar. Se quedó a media calle, arrepintiéndose y frenando, pues los del otro lado ya venían. Quedó con el auto sesgado, tapando con la mitad de su coche el espacio que me correspondería. Claro está que, al entrar la luz verde, ya me empecé a comportar agresivo, metiéndole de claxonazos una vez que la luz me autorizó a avanzar. Ya en Circuito Presidentes, con rumbo a la Avenida Murillo Vidal, los que entraban de Rébsamen con dirección a Los Berros, observaron que el semáforo pasó de la luz amarilla a la roja y, aunque no podían pasar, porque los de más adelante estaban bloqueados por el tráfico, pretendieron ponerse de tal manera que nos bloquearían el paso. Inmediatamente los agredimos con el claxon y, dudándolo, recularon y nos dejaron pasar. De otra manera, nos habrían bloqueado el paso no sé por cuanto tiempo. Y esto pasa todos los días, a todas horas y en cualquier lugar. Por eso el tráfico está atascado: los que bloquean al lugar A, obligan a que éstos bloqueen el lugar B, donde los del lugar C no pueden pasar y, por consiguiente, los del lugar C bloquean al del lugar A. Además, mientras unos sabemos que la luz roja significa "alto" y frenamos, los que creen que significa "siga" aceleran y, tarde o temprano, se produce un choque. Y el choque hace más lento el tráfico: los autos, inservibles, se quedan ahí, esperando al ajustador de seguros, a los peritos y, en su caso, a la grúa.
Otra buena razón de esto es que muchos conductores no tienen licencia de manejo o la obtuvieron mediante sobornos. Y están en esas condiciones, porque no saben manejar. Como tampoco saben que para frenar se necesita una distancia y, entre mayor es la velocidad del auto, más distancia se requiere para frenar. Así que, o no guardan su distancia respecto del de frente, o la invaden, o no miden la que necesitan para frenar antes de chocar en relación a su velocidad. Para colmo, los que no traen licencia, a menudo tampoco traen el coche asegurado. En fin, que Dios los hace y ellos se juntan. Que Dios nos libre de tanto pe...rverso conductor.
Aviso a lectores de la Unión Europea: es posible que este sitio utilice algunas cookies. La verdad es que no tengo idea de qué es eso; y, por consiguiente, si aparecen algunas, no las he añadido con conocimiento de causa pero les aviso y les pido permiso para utilizarlas. Por su atención, muchas gracias.
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jueves, 30 de mayo de 2013
martes, 28 de mayo de 2013
Sirenas
Uno de mis compositores favoritos ha sido, desde hace mucho tiempo, Claudio Aquiles Debussy (1862-1918). Recientemente, mi esposa tomó "Sirenas", un bellísimo poema sinfónico, para hacer un ejercicio coreográfico con sus alumnas de la escuela de danza "Katarsis". Todas las tardes, el canto de las sirenas salía de su estudio para invadir el mío. Y la alegría de las participantes también. Las niñas se tomaron muy en serio sus papeles.
Como les platiqué en otra entrada de este blog, la semana pasada se descompuso mi bicicleta. No la he arreglado. En parte, porque tengo una fija, en el estudio de mi esposa. El caso es que, hace unos días, salí a hacer ejercicio al aire libre y me ganó la lluvia. Con la ropa deportiva aún mojada, me trasladé al estudio de mi mujer, y, para no aburrirme durante el pedaleo, encendí el tocadiscos; el CD que estaba ahí era el de Debussy. Tras de escuchar "Nubes" y "Fiestas", le tocó su turno a "Sirenas". No sé la razón de lo que me ocurrió: tal vez analicé esta pieza musical muchas veces desde mi recinto, mientras mi esposa y sus alumnas la bailaban. Tal vez por traer la ropa mojada o porque el ejercicio abrió los canales de mi mente. El caso es que salí de ahí con la idea de divertirme haciendo un vídeo. Peiné la red buscando imágenes de sirenas. Encontré algunas animadas. La mayoría eran archivos jpg. Me acordé que en Semana Santa del 2012 había tomado fotos y vídeos en Villa Rica, Veracruz. Lo demás fue acomodar, cortar, pegar, corregir color, etc.
Debo confesar que la música de Debussy me hizo sentir las gotas frescas del agua del mar en mi cara, el canto de las sirenas en primer plano y el rumor de las olas del mar.
Este ejercicio también me sirvió para no olvidar mis clases de edición de vídeo. No es perfecto, pero creo que logré algunos momentos afortunados. El caso es que, el día de ayer, estando presentes las alumnas de mi esposa y un sobrino que se queda ahí por las tardes, vieron el vídeo con atención. Me di cuenta que el uso de las imágenes ayuda a las generaciones actuales a comprender mejor el fenómeno musical. Estoy seguro que a la mayoría de ellos, si les hubiese puesto la música sin la imagen, les habría aburrido o no le hubieran prestado atención. El caso es que dejaron sus androides, sus tablets y demás dispositivos electrónicos para ver con atención mi modesto ejercicio de principio a fin. Y creo que lo gozaron.
Amable lector, lo invito a compartir estas experiencias estéticas.http://www.youtube.com/watch?v=8mvaIV5OZ8E
Como les platiqué en otra entrada de este blog, la semana pasada se descompuso mi bicicleta. No la he arreglado. En parte, porque tengo una fija, en el estudio de mi esposa. El caso es que, hace unos días, salí a hacer ejercicio al aire libre y me ganó la lluvia. Con la ropa deportiva aún mojada, me trasladé al estudio de mi mujer, y, para no aburrirme durante el pedaleo, encendí el tocadiscos; el CD que estaba ahí era el de Debussy. Tras de escuchar "Nubes" y "Fiestas", le tocó su turno a "Sirenas". No sé la razón de lo que me ocurrió: tal vez analicé esta pieza musical muchas veces desde mi recinto, mientras mi esposa y sus alumnas la bailaban. Tal vez por traer la ropa mojada o porque el ejercicio abrió los canales de mi mente. El caso es que salí de ahí con la idea de divertirme haciendo un vídeo. Peiné la red buscando imágenes de sirenas. Encontré algunas animadas. La mayoría eran archivos jpg. Me acordé que en Semana Santa del 2012 había tomado fotos y vídeos en Villa Rica, Veracruz. Lo demás fue acomodar, cortar, pegar, corregir color, etc.
Debo confesar que la música de Debussy me hizo sentir las gotas frescas del agua del mar en mi cara, el canto de las sirenas en primer plano y el rumor de las olas del mar.
Este ejercicio también me sirvió para no olvidar mis clases de edición de vídeo. No es perfecto, pero creo que logré algunos momentos afortunados. El caso es que, el día de ayer, estando presentes las alumnas de mi esposa y un sobrino que se queda ahí por las tardes, vieron el vídeo con atención. Me di cuenta que el uso de las imágenes ayuda a las generaciones actuales a comprender mejor el fenómeno musical. Estoy seguro que a la mayoría de ellos, si les hubiese puesto la música sin la imagen, les habría aburrido o no le hubieran prestado atención. El caso es que dejaron sus androides, sus tablets y demás dispositivos electrónicos para ver con atención mi modesto ejercicio de principio a fin. Y creo que lo gozaron.
jueves, 23 de mayo de 2013
Concierto Homenaje Dr. Roberto Bravo Garzón.
Hace ya un año que el Doctor Roberto Bravo Garzón ha dejado de estar físicamente con nosotros. El año pasado comuniqué en este blog la lamentable noticia en la entrada del 26 de mayo de 2012, cuya URL es http://ecdajedrez.blogspot.mx/2012/05/descanse-en-paz-don-roberto-bravo.html
Hoy, la Orquesta sinfónica de Xalapa y el Coro de la Universidad Veracruzana, bajo la batuta de Armando Pesqueira como Director Invitado, ofrecieron un emotivo y concurrido concierto en la Catedral Metropolitana de Xalapa para preservar su memoria. El programa estuvo integrado por la Pavana de Gabriel Fauré; el Introitus y el Kyrie del Réquiem de W.A. Mozart; Pie Jesum e In Paradisum del Réquiem de G. Fauré; el Ave Verum Corpus de Mozart; un arreglo de la pieza Cuando escuches este vals de Ángel Garrido, con arreglo de Rubén Flores y, finalmente, una magistral versión del Danzón número 2 de Arturo Márquez. Al escuchar las Danzas Polovetsianas de Borodin, pieza favorita del homenajeado, caí en la cuenta que era la primera vez que las escuchaba en vivo estando ausente Don Roberto. Nunca imaginé que llegaría tal día. Pero la vida es finita, aunque parezca lo contrario.
Entre pieza y pieza, tomaron la palabra Adelfo Sánchez, Cecilia Ladrón de Guevara y Leticia Bravo Reyes, para evocar la vida y obra del ex-rector de la Universidad Veracruzana y, en su caso, agradecer todo el impulso de dio a las ciencias y las artes durante su gestión.
Hoy, la Orquesta sinfónica de Xalapa y el Coro de la Universidad Veracruzana, bajo la batuta de Armando Pesqueira como Director Invitado, ofrecieron un emotivo y concurrido concierto en la Catedral Metropolitana de Xalapa para preservar su memoria. El programa estuvo integrado por la Pavana de Gabriel Fauré; el Introitus y el Kyrie del Réquiem de W.A. Mozart; Pie Jesum e In Paradisum del Réquiem de G. Fauré; el Ave Verum Corpus de Mozart; un arreglo de la pieza Cuando escuches este vals de Ángel Garrido, con arreglo de Rubén Flores y, finalmente, una magistral versión del Danzón número 2 de Arturo Márquez. Al escuchar las Danzas Polovetsianas de Borodin, pieza favorita del homenajeado, caí en la cuenta que era la primera vez que las escuchaba en vivo estando ausente Don Roberto. Nunca imaginé que llegaría tal día. Pero la vida es finita, aunque parezca lo contrario.
Entre pieza y pieza, tomaron la palabra Adelfo Sánchez, Cecilia Ladrón de Guevara y Leticia Bravo Reyes, para evocar la vida y obra del ex-rector de la Universidad Veracruzana y, en su caso, agradecer todo el impulso de dio a las ciencias y las artes durante su gestión.
miércoles, 22 de mayo de 2013
Gracias, gracias
Muchas gracias a todos los amigos, parientes y conocidos que me han deseado feliz cumpleaños el día de hoy. Muito obrigato, thanks a lot, merci beaucoup, grazie di tanto onore, danke gut, etc.
martes, 21 de mayo de 2013
15 de mayo, la otra batalla.
Hoy, 21 de mayo, me llamaron la atención dos noticias publicadas en el Diario Az de Xalapa, Veracruz. La primera de ellas se titula "Una pandemia llamada obesidad". Refiere el mencionado artículo que, en México, desde 1970 a la fecha "el consumo de kilocalorías ha incrementado en 15%; en ese lapso, el tamaño de porciones se ha duplicado; el desarrollo del sistema de transporte público, la televisión y el surgimiento de comercios cercanos a toda ubicación, han resultado en menor actividad física y por lo tanto mayores niveles de sedentarismo..." y "según datos aportados por la OCDE, México ocupa el segundo lugar en obesidad, sólo superado por Estados Unidos". El asunto es serio, toda vez que la obesidad es la puerta de entrada a graves enfermedades como: diabetes, enfermedades cardiovasculares, cáncer, infertilidad, inseguridad emocional y cambios (negativos) de humor. Finalizó el artículo en comento diciendo que "Al ritmo actual, se estima que para el año 2017 los servicios de salud en México gastarán 101 mil millones de pesos para tratar males derivados de la obesidad, es decir, un incremento de más del 50 por ciento en relación al año 2008. Es mejor actuar ahora, y añadir vida a la nutrición". Y yo agregaré: hacer ejercicio. Está comprobado que en media hora de ejercicio aeróbico, se quema toda la glucosa sobrante del día. Y, pasando esa media hora, se quema grasa; es decir, una hora de ejercicio aeróbico, no sólo nos evitará acumular glucosa (y, por consiguiente, grasa) sino que nos ayudará a eliminar la grasa sobrante. Personalmente, he comprobado cómo, tras dos horas de andar en bicicleta, a los dos días siguientes la báscula registra que perdí 300 gramos de peso. ¿Por qué? Un científico lo explicaría mejor que yo, pero voy a arriesgar una opinión: tras andar dos horas en bicicleta, si bien el gasto de glucosa, grasa y líquidos debería reflejarse en dos kilos menos, el proceso de deshidratación que implica hacer un ejercicio aeróbico intenso como es la bicicleta, invita a reponer los líquidos bebiendo varios litros de agua u otro tipo de bebidas rehidratantes e incluso remineralizantes. Por consiguiente, al día siguiente, la báscula quizá no sólo no marque un descenso, sino un ascenso de 100 o 200 gramos de peso. Pero, si al día siguiente de andar en bicicleta no se hace tanto ejercicio aeróbico (se recomienda descansar o hacer ejercicio anaeróbico, para fortalecer las paredes del corazón), el cuerpo eliminará los líquidos ingeridos el día anterior y, el verdadero resultado se verá al tercer día. Lo tengo comprobado estadísticamente. En lo que va del año, he estado practicando ciclismo, caminata y ejercicios anaeróbicos (pesas, abdominales, lagartijas, etc) y he bajado cinco kilos. La presión arterial, se me ha normalizado, sin recurrir a medicamentos, pasando incluso, de la hipertensión a medidas como 105/67, tras una sesión de dos horas en bici y un buen descanso. En conclusión, el ciclismo es casi la panacea. Pero, ¿a qué se expone uno paseando en bici por las calles de Xalapa? Ya en otro artículo me referí al riesgo de ir a lugares donde convive uno con la fauna silvestre, pues estuve a punto de pisar o ser mordido por un reptil con forma de serpiente. En ese mismo sitio, un año antes, estuve en las mismas circunstancias respecto a otro reptil que tenía forma de "coralillo". Averiguar, a esa velocidad, si le falta un anillo o no al bicho, para deducir si es venenoso o no, es algo que en la práctica "no es operativo", para emplear una frase de moda. "No aplica", dirían otros. "Es absurdo y peligroso", dirían mis abuelitos, que en paz descansen.
Puestas así las condiciones, lo más sensato, en apariencia, es ir al centro de Xalapa y transitar por la ciclopista. Fue un buen intento de nuestra alcaldesa, pero... justamente el otro artículo que voy a citar se titula: "Ciclovía, peligrosa para unos, molestia para otros". Y dice: "La ciclovía se está convirtiendo en un lugar peligroso para los ciclistas, ya que no sólo genera la molestia de los automovilistas por el enorme caos vial que produce..." Bueno, aquí el reportero ha dicho una verdad y una mentira. La verdad: los automovilistas sí son un peligro para los ciclistas, como también lo son para los peatones e incluso para ellos mismos, como podrá deducirse del avance del artículo en comento. La mentira es que sean los ciclistas la causa del embotellamiento. Desde que tengo uso de razón (y mañana voy a cumplir 61 años de edad), en todas la ciudades del mundo, los automovilistas se las arreglan para estorbarse los unos a los otros, gracias a su falta de civilidad, inteligencia práctica e inteligencia emocional. Muchos automovilistas creen que la licencia para conducir (el carnet de conductor, dirían en otros países), es una licencia como la que tiene James Bond (agente 007, con licencia para matar). Todos los días hay muertos y heridos, atropellados por cafres del volante, así como choques entre coches, autobuses, pipas, tráilers e incluso, casas derruidas por algún conductor enloquecido que se salió del camino. Hace unos años, en la Avenida Murillo Vidal, cercana a mi casa, vi a un coche colgando de un árbol. ¿Cómo le hizo el conductor para colocar ahí su automóvil? No lo sé. Era espectacular e hilarante a la vez. El tipo salvó la vida de milagro. Unos metros más adelante, está el puente de la misma avenida, el que derribó un trailero, desobedeciendo las señales, pagándolo con la propia vida. Claro está que a los automovilistas les ayudan en su labor infernal los semáforos mal coordinados, las señales ausentes, escondidas o engañosas, los actos cívicos, religiosos, deportivos o de protesta, las obras (perpetuas) de reencarpetamiento, mantenimiento o ampliación, etc., etc.
La verdad es que, en Xalapa, los ciclistas no tienen derechos: tienen prohibido transitar por la acera peatonal, por lo que se ven obligados a circular sobre la cinta asfáltica. Cito por última vez el segundo artículo del diario Az, antes de pasar al cuerpo de este relato. Ya sabe Usted, amable lector, que para leerme necesita hacerlo durante un buen tiempo, o hacerlo por etapas. Pero la lectura debe ser un placer, así que hágalo en un momento de descanso, tómese un café, aproveche para fumar; si le gusta el tabaco, saque su pipa o un habano. O échese una copita de Cognac, de Don Pedro o lo que tenga a la mano. Escribió Ada Reyes, la autora del reportaje "Lo más notable fue cuando decenas de automovilistas, en especial propietarios de combis rojas, amarillas y azules, que transitaban por el viaducto, al ver pasar a los ciclistas les sonaban el claxon, en son de protesta, ante la vista de los agentes de Tránsito. Los agentes trataban de contener a los airados automovilistas, que sin importarles que los ciclistas fueran niños les sonaban el claxon y aventaban sus autos para ganarle el paso a los automóviles que bajaban de Clavijero, a su vez los de Clavijero por momentos invadieron la ciclovía. Se pudo observar al menos a diez automovilistas, incluidos choferes de las combis, quienes reclamaban a los agentes viales el no poder controlar y poner orden al tráfico, los agentes se veían asustados y a pesar de que hay una sanción pecuniaria por invadir carril, por sonar claxon dentro del viaducto y hasta por echarse el coche encima unos a otros, ningún agente aplicó sanción". ¿Cómo la ven? En vez de agentes de tránsito, se necesitará el apoyo de El Ejército y La Marina para meter en orden a los desquiciados y violentos automovilistas. Ahora sí, procedo a exponer mi relato de la batalla del quince de mayo. Sucede que el 15 de mayo fue mi primer día en que salí a atender mis asuntos en bicicleta; y, quiero decir, que fue un gran acierto: en adición a las complicaciones del Día del Maestro, que por ser fin de quincena también lo era de aviadores (adjetivo con el que se califica en México a ciertos personajes que sólo "aterrizan" en la oficina los días de cobro), hoy se complicó más a causa de unos profesores protestones que se congregaron en la céntrica Plaza Lerdo para manifestar a voz en cuello que "ese día no había mucho que celebrar, aunque sí para denunciar". Y lanzaban consignas tales como "profesor reprobado, seguro diputado". Exigían que la evaluación fuera pareja: evaluación a los profesores, evaluación a los políticos. Aseguraban que los políticos reprobarían. Yo no dije nada, sólo trasmito lo que los iracundos profesores gritaban y exhibían en sus antiestéticas pero convincentes pancartas. Independientemente de la razón o la sin razón de sus protestas, los profesores respondones bloquearon el tráfico de la ya castigada ciudad de Xalapa, poniéndola con las patas para arriba.
Yo venía pensando en el profesor Carlos A. Carrillo, apóstol de la Educación en Veracruz y su gran amigo, el Gobernador Juan de la Luz Enríquez, liberales ambos, del siglo XIX, de aquella raza de mexicanos que enfrentaron al integrismo romano e incluso al integrismo cientificista. ("Integrismo" es "fundamentalismo". Para entender el uso que le doy al vocablo, ver el libro "Los integrismos" de Roger Garaudy, Gedisa). Aunque quizá ambos personajes quizá después cayeron en lo que Garaudy llama "integrismo cientificista", al que Juárez y Porfirio Díaz combatieron el 5 de mayo de 1862, en Puebla, como expliqué en un artículo anterior.
Según Roger Garaudy, los integrísimos agresivos necesitan de los integrismos defensivos y viceversa. El abuso de los religiosos regidos por las normas del Concilio de Trento y el Tribunal de la Santa Inquisición, llevaron a que el Estado laico y el sector científico adoptaran posiciones fundamentalistas de sentido inverso; al principio, defensivas, después, imperialistas. El ateísmo y la fe en la ciencia empirista de los siglos XVIII y XIX, precisamente por ser una fe, se alejaron por momentos de la verdad y del espíritu original de la ciencia, para convertirse en un instrumento de dominación ideológica, política e incluso colonial. Fue por eso que las tropas de Napoleón III vinieron a invadir a México, "país atrasado, sin cultura y sin Historia", a su decir. Venían a "civilizarnos". (Sí, ¿Cómo no?). Pero se llevaron un chasco. Lo curioso es que, una vez derrotados los franceses y el imperio de Maximiliano de Habsburgo, Porfirio Díaz, una vez presidente sempiterno de nuestra república, adoptó un estilo de gobierno afrancesado y su círculo de intelectuales era el club o partido de Los científicos; sin duda, ingresó a las filas del integrismo cientificista, aunque haciendo algunas concesiones al integrismo romano (por no decir "Católico"). El país, sin duda, avanzó hacia la modernidad, pero creando y manteniendo graves desigualdades sociales que acabaron arruinando su estancia en el poder hacia 1910. Los profesores, en aquel mandato porfirista de 30 años, sin duda gozaron de mejores condiciones que en tiempos pasados y fueron un factor para el progeso del país. El problema con el régimen pofiriano era que el 85% de las tierras pertenecían al 15% de la población. El 15% restante, por ende, pertenecía al 85% de la población. No me pregunten a quién pertenecían las tierras áridas del norte. ¡Caramba con nuestros bisabuelos! ¡Qué inconformes y revoltosos! Hoy en día, según Benjamín Stiglitz, el 99% de la riqueza mundial pertenece al 1% de la población y no pasa nada.
El caso es que en 1910 estalló una revolución social, la segunda del siglo XX y la primera en no ser sofocada: según Adolfo Gilly (La revolución interrumpida), la Revolución Mexicana terminó en empate. La de 1917, en Rusia, fue la tercera del siglo y la primera triunfante.
Una vez calmados los ánimos en México, después de 1917, durante el mandato del General Álvaro Obregón, el genial José Vasconcelos lo convenció para crear un ministerio de cultura que hoy es la Secretaría de Educación Pública. La escuela pública resultante era una especie de templo del saber y, el profesor, una especie de sacerdote. ¡Qué tiempos aquéllos!: El profesor era un ser respetado y, al mismo tiempo, un agente del progreso y la pacificación del país.
A lo largo de los gobiernos emanados de la Revolución, el profesorado fue un agente estratégico para la evolución del país. Hacia la guerra de Los cristeros, muchos profesores pasaron de apóstoles a mártires: los cristeros, soldados del integrismo romano, les cortaban las orejas, la lengua o las manos, en actos de una barbarie imperdonable. Esto era particularmente grave en la región del Estado de Nayarit, según me contaba mi padre, pues por ahí tuvo que pasar, en ferrocarril, con el alma en un hilo. Dato que fue confirmado por mi suegro, el profesor Prisciliano Ramírez. Claro, el cine norteamericano, fabricado en un edificio estratégico que está junto al Pentágono o no sé que edificio gubernamental del Imperio, ahora nos quiere vender la idea de que nuestro gobierno era el criminal. No sé cuales sean sus intenciones, pero no parecen ser buenas para nosotros.
Retomando el asunto, ser profesor, entre 1962 y 1974, era ser un ciudadano respetable. Quise decir, al estilo del ya citado Fox: "las y los profesores"; militantes del partido feminista, por favor pasen por alto este "machismo" de la lengua castellana y entiéndanme. Estoy hablando en genérico, sin ánimo de establecer algún tipo de discriminación de género. De hecho, estoy pensando en mi esposa y una de mis cuñadas, quienes, en aquella época, realizaron tres viajes de placer a Europa con su sueldo de profesoras de Educación Primaria. Hoy en día, un profesor universitario de tiempo completo (como lo fui hasta 2008), debe pensarlo hasta tres veces antes de embarcarse en un viaje de estos, pues acabaría endeudado por varios lustros.
Vino el mandato del presidente Luis Echeverría y el líder magisterial Carlos Jongitud. El "charrismo" sindical seguramente era anterior a ambos personajes, pero estaba en su época de oro por aquellos años. Pero, ¿qué importaba? El Gobierno pagaba bien, los profesores tenían dinero para comprar libros, eran dóciles y eficientes. Vino la crisis de 1982. El oficio de profesor, al igual que la moneda mexicana y muchos otros oficios, comenzó a devaluarse de manera escandalosa, al tiempo que una lideresa magisterial, que había desplazado a Jongitud, se entronizó al estilo de Porfirio Díaz y adoptó un estilo parecido al de "La Reina de Corazones" de Alicia en el país de las maravillas. (¿Por qué no? México también es un surrealista País de las maravillas).
-Que le corten la cabeza -Era la frase favorita de la reina.
Fue tanto el poder de la lideresa magisterial, que fundó su propio partido, el PANAL y se atrevió a desafiar al entonces partido hegemónico, siendo su traición un factor estratégico importante para que los ultraderechistas Fox y Calderón (y adalides del integrismo romano) se adueñaran temporalmente del poder presidencial por doce fatídicos años, con el saldo en vidas y quebrantos económicos que hoy todos los mexicanos conocemos.
El magisterio, cada vez más devaluado, dejó de comprar libros y, por consiguiente, de leerlos. Pasó de ser un agente del progreso a ser un enardecido pobretón dispuesto a realizar actos vandálicos en la calle, bloquear carreteras, dañar monumentos y romper vidrios, escaparates y cuanta cosa se cruce en su camino. Al hacer esto, se le olvidan los alumnos, quienes asisten a las aulas para esperar una clase que nunca reciben. Y, el día que hay clases, a menudo el profesor llega mal preparado. O, incluso, borracho. Que no me digan y que no me cuenten: además de ser profesor, también soy padre de familia y mis hijos me lo contaron todo.
La pregunta obligada es ¿por qué el profesor-apóstol-mártir-agente del progreso se convirtió en un pobretón ignorante y pendenciero, miembro de grupos de choque con afanes politiqueros, justos o no? Sin duda, buena parte de la responsabilidad recaerá en una larga cadena de políticos de todos los niveles. Ahora el gobierno de Peña Nieto quiere corregir el rumbo. Y es importante que lo consiga, para bien de nuestra nación. Pero, seguramente muchos profesores sospechan que la evaluación no es tanto para medir sus conocimientos y aptitudes, sino su docilidad al gobierno en turno, en tanto que los medios de comunicación no se cansan de repetir mil veces al día que los profesores temen a la evaluación porque "no saben nada". Puede que haya algo de verdad en ambas posiciones, de modo que me parece justo que los profesores se sometan a una evaluación si los políticos también lo hacen. Y, el que repruebe tres veces, que cambie de oficio una buena temporada, mientras se dedica a aprender el que pretende ejercer.
Pero todo esto no era de lo único de lo que quería hablar, sino de cómo sorteé el caos vehicular con mi bicicleta. Hace una semana, me compré una mochila de explorador y una cadena para sujetar mi bici a un poste y dificultarle su labor a los amigos de lo ajeno. Cuando fijaba mi bici a un poste, pensaba en un vídeo del youtube donde el expositor hacía notar que en Japón, cualquiera puede dejar su bicicleta sin fijarla e incluso dejar la cartera en el suelo, con la confianza de que nadie se las robará. Porque en aquel lejano país es una costumbre darse cuenta de qué es lo propio y qué lo ajeno. Y llevarse sólo lo que es de uno. Pensé que tal vez en Japón habría otro personaje que diría que en México respetamos lo ajeno. Total, con la distancia, ¿quién va a viajar de un país a otro nada más para comprobarlo?
El asunto es que estaba aquí y ahora, en México, y entré al banco con la zozobra de que alguien podría encontrar la manera de violar el candado, romper la cadena o, incluso, robarse la bicicleta con todo y poste. Afortunadamente, no fue así. Lo que sí pude constatar, era que los automovilistas eran tan estorbosos, que a menudo me tenía que subir a la banqueta peatonal para poder avanzar. En el centro de Xalapa, a medio día, hay tantos peatones como vehículos. Pero los peatones avanzan más rápido y no tienen que buscar un sitio para estacionarse. Cuando salí de aquel atolladero, al inicio de una avenida cuesta abajo, puse las velocidades de la bici en tercera y octava y pedaleé con fuerza. Un taxista, que estaba varado en dirección contraria, giró bruscamente en "u" y por poco chocamos. Ambos frenamos a tiempo. El taxista, amablemente me cedió el paso, me rebasó y, al poco rato, lo alcancé. Se quedó esperando "el siga" del semáforo, tras una larga fila de automóviles. Yo me cambié de acera y llegué a casa una hora o dos antes de lo acostumbrado. Yo adoro a mi automóvil, pero me fastidia estar horas y horas esperando a que el tráfico se destrabe. Ese día, además de llegar antes de lo previsto, hice ejercicio. Así fue mi primera vez con la bicicleta. Y qué decir del ahorro de gasolina. Podría decirse que gasté en un litro y medio de agua para beber, pero eso equivaldría a la cantidad de dinero que pagaría en un estacionamiento. En conclusión, ahorré tiempo y gasolina. Y todavía me quedó energía para pasear con la bici una hora más en el maravilloso Parque Natura. ¿La presión arterial resultante? Tras de estar cuatro o cinco horas en el automóvil e ingerir comida chatarra (ante la imposibilidad de volver pronto a casa), la presión arterial llega a subírseme a 160/100. Por donde quiera que se le vea, es mala señal; en cambio, tras andar una o dos horas en la bici -y el 15 de mayo fueron tres- mi presión acabó en 107/67. Tener la presión baja me permite tomar café negro por la tarde. En Xalapa, es posible consumir muy buen café; incluso en un trasnacional Italian Coffe. Mientras rebasaba las interminables filas de frustrados automovilistas montado en mi bici, pensaba en lo mal que se deben de sentir, atorados en su vehículo y con una deuda de $160000 a $540000, la que tardarán varios años en pagar (y sólo si conservan su trabajo). También pensaba en la paradoja: todos esos infelices seres habían hecho ese fuerte compromiso económico para llegar rápido a casa o al trabajo. Comprendí porqué algunos conductores (demasiados, para mi gusto) desarrollan instintos asesinos y/o suicidas cuando están al volante. Ya sé que habrá un Troll que diga que mi escrito está falto de análisis y de documentación, pero, la verdad es que ha habido demasiados automovilistas que se han metido a una cantina, bar, disco, antro, pub o como se le llame ahora, para salir completamente beodos y, a veces, hasta cruzados con droga, para salir a jugar arrancones o a la gallina ciega. O simplemente, a tratar de trepar su automóvil a la copa de un árbol, o derribar casas, puentes y muros de contención. Otros gustan de salir volando al vacío en la curva de una carretera en la noche. Lo sé por experiencia, pero, el que lo dude, puede consultar una hemeroteca. La sección policiaca de los periódicos de cualquier parte del mundo está documentada con numerosos accidentes de tráfico, donde el alcohol y ciertos desórdenes psicológicos están involucrados. Lo que no entiendo es ¿Porqué la humanidad no se baja de su automóvil y se sube a una bicicleta?
Nota del 16 de mayo de 2013.
Son las 18 horas. Me hablaron de SEARS.
-Ya están listos sus lentes -me dijo una encantadora voz de mujer.
Como se trataba del SEARS de Plaza Américas, imaginé que el tráfico vehicular estaría conformado, como suele suceder en ese rumbo y a esa hora, por largas falanges de unidades automotoras estacionadas a perpetuidad sobre el asfalto, esperando su turno para avanzar un metro cada diez minutos. No fue así. De todas maneras, avanzaba en la bici casi tan rápido como los vehículos motorizados. Intenté bajar unas escaleras al estilo del ciclista de montaña. La bici estaba a punto de perder el equilibrio, de modo que frené y me bajé de ella. Reinicié mi marcha y, un kilómetro antes de llegar a mi destino, la estrella del distribuidor de velocidades de la pinchi bici se rompió. Creí que era una simple zafada de cadena, de modo que perdí cerca de una hora al tratar de acomodarla. Me llené las manos de aceite mezclado con lodo. Decidí avanzar empujando la bici a pie. Llegué a la plaza. Me dirigí a Deportes Martí, donde me la vendieron, para ver si alguien la podría arreglar. Ahí fue donde se dieron cuenta de la avería.
-No tiene remedio -me dijo el vendedor-. Tiene que ir al taller a que le pongan otra. aquí no la vendemos.
Sin embargo, lo que le hicieron a la bici, me permitió regresar a casa montado en mi flamante vehículo, con una velocidad bastante humilde. Antes de entrar a la plaza, los agentes de seguridad me miraban con expresión de querer golpearme con la macana. No fue así. Incluso, en el W.C., mientras me quitaba el aceite de las manos, una conserje me obsequió jabón en polvo, pues el de la jabonera habitual no era suficiente. Recogí mis lentes y regresé a casa pensando que tal vez lo sucedido era una respuesta del cielo.
Lo que me pasó puede ser una de las razones por las que la humanidad prefiere andar en automóvil, a pesar de los inconvenientes que esto conlleva. Pero más bien parece ser una señal divina: creo que es el momento de consultar a un chamán para que me haga "una limpia".
Puestas así las condiciones, lo más sensato, en apariencia, es ir al centro de Xalapa y transitar por la ciclopista. Fue un buen intento de nuestra alcaldesa, pero... justamente el otro artículo que voy a citar se titula: "Ciclovía, peligrosa para unos, molestia para otros". Y dice: "La ciclovía se está convirtiendo en un lugar peligroso para los ciclistas, ya que no sólo genera la molestia de los automovilistas por el enorme caos vial que produce..." Bueno, aquí el reportero ha dicho una verdad y una mentira. La verdad: los automovilistas sí son un peligro para los ciclistas, como también lo son para los peatones e incluso para ellos mismos, como podrá deducirse del avance del artículo en comento. La mentira es que sean los ciclistas la causa del embotellamiento. Desde que tengo uso de razón (y mañana voy a cumplir 61 años de edad), en todas la ciudades del mundo, los automovilistas se las arreglan para estorbarse los unos a los otros, gracias a su falta de civilidad, inteligencia práctica e inteligencia emocional. Muchos automovilistas creen que la licencia para conducir (el carnet de conductor, dirían en otros países), es una licencia como la que tiene James Bond (agente 007, con licencia para matar). Todos los días hay muertos y heridos, atropellados por cafres del volante, así como choques entre coches, autobuses, pipas, tráilers e incluso, casas derruidas por algún conductor enloquecido que se salió del camino. Hace unos años, en la Avenida Murillo Vidal, cercana a mi casa, vi a un coche colgando de un árbol. ¿Cómo le hizo el conductor para colocar ahí su automóvil? No lo sé. Era espectacular e hilarante a la vez. El tipo salvó la vida de milagro. Unos metros más adelante, está el puente de la misma avenida, el que derribó un trailero, desobedeciendo las señales, pagándolo con la propia vida. Claro está que a los automovilistas les ayudan en su labor infernal los semáforos mal coordinados, las señales ausentes, escondidas o engañosas, los actos cívicos, religiosos, deportivos o de protesta, las obras (perpetuas) de reencarpetamiento, mantenimiento o ampliación, etc., etc.
La verdad es que, en Xalapa, los ciclistas no tienen derechos: tienen prohibido transitar por la acera peatonal, por lo que se ven obligados a circular sobre la cinta asfáltica. Cito por última vez el segundo artículo del diario Az, antes de pasar al cuerpo de este relato. Ya sabe Usted, amable lector, que para leerme necesita hacerlo durante un buen tiempo, o hacerlo por etapas. Pero la lectura debe ser un placer, así que hágalo en un momento de descanso, tómese un café, aproveche para fumar; si le gusta el tabaco, saque su pipa o un habano. O échese una copita de Cognac, de Don Pedro o lo que tenga a la mano. Escribió Ada Reyes, la autora del reportaje "Lo más notable fue cuando decenas de automovilistas, en especial propietarios de combis rojas, amarillas y azules, que transitaban por el viaducto, al ver pasar a los ciclistas les sonaban el claxon, en son de protesta, ante la vista de los agentes de Tránsito. Los agentes trataban de contener a los airados automovilistas, que sin importarles que los ciclistas fueran niños les sonaban el claxon y aventaban sus autos para ganarle el paso a los automóviles que bajaban de Clavijero, a su vez los de Clavijero por momentos invadieron la ciclovía. Se pudo observar al menos a diez automovilistas, incluidos choferes de las combis, quienes reclamaban a los agentes viales el no poder controlar y poner orden al tráfico, los agentes se veían asustados y a pesar de que hay una sanción pecuniaria por invadir carril, por sonar claxon dentro del viaducto y hasta por echarse el coche encima unos a otros, ningún agente aplicó sanción". ¿Cómo la ven? En vez de agentes de tránsito, se necesitará el apoyo de El Ejército y La Marina para meter en orden a los desquiciados y violentos automovilistas. Ahora sí, procedo a exponer mi relato de la batalla del quince de mayo. Sucede que el 15 de mayo fue mi primer día en que salí a atender mis asuntos en bicicleta; y, quiero decir, que fue un gran acierto: en adición a las complicaciones del Día del Maestro, que por ser fin de quincena también lo era de aviadores (adjetivo con el que se califica en México a ciertos personajes que sólo "aterrizan" en la oficina los días de cobro), hoy se complicó más a causa de unos profesores protestones que se congregaron en la céntrica Plaza Lerdo para manifestar a voz en cuello que "ese día no había mucho que celebrar, aunque sí para denunciar". Y lanzaban consignas tales como "profesor reprobado, seguro diputado". Exigían que la evaluación fuera pareja: evaluación a los profesores, evaluación a los políticos. Aseguraban que los políticos reprobarían. Yo no dije nada, sólo trasmito lo que los iracundos profesores gritaban y exhibían en sus antiestéticas pero convincentes pancartas. Independientemente de la razón o la sin razón de sus protestas, los profesores respondones bloquearon el tráfico de la ya castigada ciudad de Xalapa, poniéndola con las patas para arriba.
Yo venía pensando en el profesor Carlos A. Carrillo, apóstol de la Educación en Veracruz y su gran amigo, el Gobernador Juan de la Luz Enríquez, liberales ambos, del siglo XIX, de aquella raza de mexicanos que enfrentaron al integrismo romano e incluso al integrismo cientificista. ("Integrismo" es "fundamentalismo". Para entender el uso que le doy al vocablo, ver el libro "Los integrismos" de Roger Garaudy, Gedisa). Aunque quizá ambos personajes quizá después cayeron en lo que Garaudy llama "integrismo cientificista", al que Juárez y Porfirio Díaz combatieron el 5 de mayo de 1862, en Puebla, como expliqué en un artículo anterior.
Según Roger Garaudy, los integrísimos agresivos necesitan de los integrismos defensivos y viceversa. El abuso de los religiosos regidos por las normas del Concilio de Trento y el Tribunal de la Santa Inquisición, llevaron a que el Estado laico y el sector científico adoptaran posiciones fundamentalistas de sentido inverso; al principio, defensivas, después, imperialistas. El ateísmo y la fe en la ciencia empirista de los siglos XVIII y XIX, precisamente por ser una fe, se alejaron por momentos de la verdad y del espíritu original de la ciencia, para convertirse en un instrumento de dominación ideológica, política e incluso colonial. Fue por eso que las tropas de Napoleón III vinieron a invadir a México, "país atrasado, sin cultura y sin Historia", a su decir. Venían a "civilizarnos". (Sí, ¿Cómo no?). Pero se llevaron un chasco. Lo curioso es que, una vez derrotados los franceses y el imperio de Maximiliano de Habsburgo, Porfirio Díaz, una vez presidente sempiterno de nuestra república, adoptó un estilo de gobierno afrancesado y su círculo de intelectuales era el club o partido de Los científicos; sin duda, ingresó a las filas del integrismo cientificista, aunque haciendo algunas concesiones al integrismo romano (por no decir "Católico"). El país, sin duda, avanzó hacia la modernidad, pero creando y manteniendo graves desigualdades sociales que acabaron arruinando su estancia en el poder hacia 1910. Los profesores, en aquel mandato porfirista de 30 años, sin duda gozaron de mejores condiciones que en tiempos pasados y fueron un factor para el progeso del país. El problema con el régimen pofiriano era que el 85% de las tierras pertenecían al 15% de la población. El 15% restante, por ende, pertenecía al 85% de la población. No me pregunten a quién pertenecían las tierras áridas del norte. ¡Caramba con nuestros bisabuelos! ¡Qué inconformes y revoltosos! Hoy en día, según Benjamín Stiglitz, el 99% de la riqueza mundial pertenece al 1% de la población y no pasa nada.
El caso es que en 1910 estalló una revolución social, la segunda del siglo XX y la primera en no ser sofocada: según Adolfo Gilly (La revolución interrumpida), la Revolución Mexicana terminó en empate. La de 1917, en Rusia, fue la tercera del siglo y la primera triunfante.
Una vez calmados los ánimos en México, después de 1917, durante el mandato del General Álvaro Obregón, el genial José Vasconcelos lo convenció para crear un ministerio de cultura que hoy es la Secretaría de Educación Pública. La escuela pública resultante era una especie de templo del saber y, el profesor, una especie de sacerdote. ¡Qué tiempos aquéllos!: El profesor era un ser respetado y, al mismo tiempo, un agente del progreso y la pacificación del país.
A lo largo de los gobiernos emanados de la Revolución, el profesorado fue un agente estratégico para la evolución del país. Hacia la guerra de Los cristeros, muchos profesores pasaron de apóstoles a mártires: los cristeros, soldados del integrismo romano, les cortaban las orejas, la lengua o las manos, en actos de una barbarie imperdonable. Esto era particularmente grave en la región del Estado de Nayarit, según me contaba mi padre, pues por ahí tuvo que pasar, en ferrocarril, con el alma en un hilo. Dato que fue confirmado por mi suegro, el profesor Prisciliano Ramírez. Claro, el cine norteamericano, fabricado en un edificio estratégico que está junto al Pentágono o no sé que edificio gubernamental del Imperio, ahora nos quiere vender la idea de que nuestro gobierno era el criminal. No sé cuales sean sus intenciones, pero no parecen ser buenas para nosotros.
Retomando el asunto, ser profesor, entre 1962 y 1974, era ser un ciudadano respetable. Quise decir, al estilo del ya citado Fox: "las y los profesores"; militantes del partido feminista, por favor pasen por alto este "machismo" de la lengua castellana y entiéndanme. Estoy hablando en genérico, sin ánimo de establecer algún tipo de discriminación de género. De hecho, estoy pensando en mi esposa y una de mis cuñadas, quienes, en aquella época, realizaron tres viajes de placer a Europa con su sueldo de profesoras de Educación Primaria. Hoy en día, un profesor universitario de tiempo completo (como lo fui hasta 2008), debe pensarlo hasta tres veces antes de embarcarse en un viaje de estos, pues acabaría endeudado por varios lustros.
Vino el mandato del presidente Luis Echeverría y el líder magisterial Carlos Jongitud. El "charrismo" sindical seguramente era anterior a ambos personajes, pero estaba en su época de oro por aquellos años. Pero, ¿qué importaba? El Gobierno pagaba bien, los profesores tenían dinero para comprar libros, eran dóciles y eficientes. Vino la crisis de 1982. El oficio de profesor, al igual que la moneda mexicana y muchos otros oficios, comenzó a devaluarse de manera escandalosa, al tiempo que una lideresa magisterial, que había desplazado a Jongitud, se entronizó al estilo de Porfirio Díaz y adoptó un estilo parecido al de "La Reina de Corazones" de Alicia en el país de las maravillas. (¿Por qué no? México también es un surrealista País de las maravillas).
-Que le corten la cabeza -Era la frase favorita de la reina.
Fue tanto el poder de la lideresa magisterial, que fundó su propio partido, el PANAL y se atrevió a desafiar al entonces partido hegemónico, siendo su traición un factor estratégico importante para que los ultraderechistas Fox y Calderón (y adalides del integrismo romano) se adueñaran temporalmente del poder presidencial por doce fatídicos años, con el saldo en vidas y quebrantos económicos que hoy todos los mexicanos conocemos.
El magisterio, cada vez más devaluado, dejó de comprar libros y, por consiguiente, de leerlos. Pasó de ser un agente del progreso a ser un enardecido pobretón dispuesto a realizar actos vandálicos en la calle, bloquear carreteras, dañar monumentos y romper vidrios, escaparates y cuanta cosa se cruce en su camino. Al hacer esto, se le olvidan los alumnos, quienes asisten a las aulas para esperar una clase que nunca reciben. Y, el día que hay clases, a menudo el profesor llega mal preparado. O, incluso, borracho. Que no me digan y que no me cuenten: además de ser profesor, también soy padre de familia y mis hijos me lo contaron todo.
La pregunta obligada es ¿por qué el profesor-apóstol-mártir-agente del progreso se convirtió en un pobretón ignorante y pendenciero, miembro de grupos de choque con afanes politiqueros, justos o no? Sin duda, buena parte de la responsabilidad recaerá en una larga cadena de políticos de todos los niveles. Ahora el gobierno de Peña Nieto quiere corregir el rumbo. Y es importante que lo consiga, para bien de nuestra nación. Pero, seguramente muchos profesores sospechan que la evaluación no es tanto para medir sus conocimientos y aptitudes, sino su docilidad al gobierno en turno, en tanto que los medios de comunicación no se cansan de repetir mil veces al día que los profesores temen a la evaluación porque "no saben nada". Puede que haya algo de verdad en ambas posiciones, de modo que me parece justo que los profesores se sometan a una evaluación si los políticos también lo hacen. Y, el que repruebe tres veces, que cambie de oficio una buena temporada, mientras se dedica a aprender el que pretende ejercer.
Pero todo esto no era de lo único de lo que quería hablar, sino de cómo sorteé el caos vehicular con mi bicicleta. Hace una semana, me compré una mochila de explorador y una cadena para sujetar mi bici a un poste y dificultarle su labor a los amigos de lo ajeno. Cuando fijaba mi bici a un poste, pensaba en un vídeo del youtube donde el expositor hacía notar que en Japón, cualquiera puede dejar su bicicleta sin fijarla e incluso dejar la cartera en el suelo, con la confianza de que nadie se las robará. Porque en aquel lejano país es una costumbre darse cuenta de qué es lo propio y qué lo ajeno. Y llevarse sólo lo que es de uno. Pensé que tal vez en Japón habría otro personaje que diría que en México respetamos lo ajeno. Total, con la distancia, ¿quién va a viajar de un país a otro nada más para comprobarlo?
El asunto es que estaba aquí y ahora, en México, y entré al banco con la zozobra de que alguien podría encontrar la manera de violar el candado, romper la cadena o, incluso, robarse la bicicleta con todo y poste. Afortunadamente, no fue así. Lo que sí pude constatar, era que los automovilistas eran tan estorbosos, que a menudo me tenía que subir a la banqueta peatonal para poder avanzar. En el centro de Xalapa, a medio día, hay tantos peatones como vehículos. Pero los peatones avanzan más rápido y no tienen que buscar un sitio para estacionarse. Cuando salí de aquel atolladero, al inicio de una avenida cuesta abajo, puse las velocidades de la bici en tercera y octava y pedaleé con fuerza. Un taxista, que estaba varado en dirección contraria, giró bruscamente en "u" y por poco chocamos. Ambos frenamos a tiempo. El taxista, amablemente me cedió el paso, me rebasó y, al poco rato, lo alcancé. Se quedó esperando "el siga" del semáforo, tras una larga fila de automóviles. Yo me cambié de acera y llegué a casa una hora o dos antes de lo acostumbrado. Yo adoro a mi automóvil, pero me fastidia estar horas y horas esperando a que el tráfico se destrabe. Ese día, además de llegar antes de lo previsto, hice ejercicio. Así fue mi primera vez con la bicicleta. Y qué decir del ahorro de gasolina. Podría decirse que gasté en un litro y medio de agua para beber, pero eso equivaldría a la cantidad de dinero que pagaría en un estacionamiento. En conclusión, ahorré tiempo y gasolina. Y todavía me quedó energía para pasear con la bici una hora más en el maravilloso Parque Natura. ¿La presión arterial resultante? Tras de estar cuatro o cinco horas en el automóvil e ingerir comida chatarra (ante la imposibilidad de volver pronto a casa), la presión arterial llega a subírseme a 160/100. Por donde quiera que se le vea, es mala señal; en cambio, tras andar una o dos horas en la bici -y el 15 de mayo fueron tres- mi presión acabó en 107/67. Tener la presión baja me permite tomar café negro por la tarde. En Xalapa, es posible consumir muy buen café; incluso en un trasnacional Italian Coffe. Mientras rebasaba las interminables filas de frustrados automovilistas montado en mi bici, pensaba en lo mal que se deben de sentir, atorados en su vehículo y con una deuda de $160000 a $540000, la que tardarán varios años en pagar (y sólo si conservan su trabajo). También pensaba en la paradoja: todos esos infelices seres habían hecho ese fuerte compromiso económico para llegar rápido a casa o al trabajo. Comprendí porqué algunos conductores (demasiados, para mi gusto) desarrollan instintos asesinos y/o suicidas cuando están al volante. Ya sé que habrá un Troll que diga que mi escrito está falto de análisis y de documentación, pero, la verdad es que ha habido demasiados automovilistas que se han metido a una cantina, bar, disco, antro, pub o como se le llame ahora, para salir completamente beodos y, a veces, hasta cruzados con droga, para salir a jugar arrancones o a la gallina ciega. O simplemente, a tratar de trepar su automóvil a la copa de un árbol, o derribar casas, puentes y muros de contención. Otros gustan de salir volando al vacío en la curva de una carretera en la noche. Lo sé por experiencia, pero, el que lo dude, puede consultar una hemeroteca. La sección policiaca de los periódicos de cualquier parte del mundo está documentada con numerosos accidentes de tráfico, donde el alcohol y ciertos desórdenes psicológicos están involucrados. Lo que no entiendo es ¿Porqué la humanidad no se baja de su automóvil y se sube a una bicicleta?
Nota del 16 de mayo de 2013.
Son las 18 horas. Me hablaron de SEARS.
-Ya están listos sus lentes -me dijo una encantadora voz de mujer.
Como se trataba del SEARS de Plaza Américas, imaginé que el tráfico vehicular estaría conformado, como suele suceder en ese rumbo y a esa hora, por largas falanges de unidades automotoras estacionadas a perpetuidad sobre el asfalto, esperando su turno para avanzar un metro cada diez minutos. No fue así. De todas maneras, avanzaba en la bici casi tan rápido como los vehículos motorizados. Intenté bajar unas escaleras al estilo del ciclista de montaña. La bici estaba a punto de perder el equilibrio, de modo que frené y me bajé de ella. Reinicié mi marcha y, un kilómetro antes de llegar a mi destino, la estrella del distribuidor de velocidades de la pinchi bici se rompió. Creí que era una simple zafada de cadena, de modo que perdí cerca de una hora al tratar de acomodarla. Me llené las manos de aceite mezclado con lodo. Decidí avanzar empujando la bici a pie. Llegué a la plaza. Me dirigí a Deportes Martí, donde me la vendieron, para ver si alguien la podría arreglar. Ahí fue donde se dieron cuenta de la avería.
-No tiene remedio -me dijo el vendedor-. Tiene que ir al taller a que le pongan otra. aquí no la vendemos.
Sin embargo, lo que le hicieron a la bici, me permitió regresar a casa montado en mi flamante vehículo, con una velocidad bastante humilde. Antes de entrar a la plaza, los agentes de seguridad me miraban con expresión de querer golpearme con la macana. No fue así. Incluso, en el W.C., mientras me quitaba el aceite de las manos, una conserje me obsequió jabón en polvo, pues el de la jabonera habitual no era suficiente. Recogí mis lentes y regresé a casa pensando que tal vez lo sucedido era una respuesta del cielo.
Lo que me pasó puede ser una de las razones por las que la humanidad prefiere andar en automóvil, a pesar de los inconvenientes que esto conlleva. Pero más bien parece ser una señal divina: creo que es el momento de consultar a un chamán para que me haga "una limpia".
viernes, 10 de mayo de 2013
¡FELIZ DÍA DE LAS MADRES!
En México, mi país, la fecha de hoy tiene un significado muy especial y muy emotivo: es el día de las madres. Es la razón que me ha puesto frente al ordenador desde temprana hora para desearles a todas las mamás del mundo que pasen un muy
feliz día de las madres
feliz día de las madres
feliz día de las madres
feliz día de las madres
feliz día de las madres
lunes, 6 de mayo de 2013
Cinco de mayo, la Batalla y la película.
El fin de semana pasado fui al oculista para cambiar de lentes. No me pude hacer el examen porque faltaban 15 minutos para que iniciara la película 5 de mayo, la batalla, la cual venía esperando desde que ví el anuncio en Puebla, en uno de los entreactos del Campeonato Nacional Abierto de Ajedrez. Tenía que aprovechar una de esas ofertas que hace SEARS de comprar a x meses sin intereses. Así que hice el pago y me fuí a ver la peli. Al día siguiente, regresé a hacerme mi examen.
-¿Qué tal estuvo la película? ¿Me la recomienda?
-Sí -le dije-, me gustó mucho. Vaya a verla.
-Por acá dijeron que la van a tener unos días y, si están flojas las entradas, la van a quitar.
La verdad, me irritó saber de tal situación: la película apenas lleva un par de días, programada en una sala del cinépolis "Las Américas" de Xalapa, en tanto que Iron man está al menos en tres.
-Un bloguero dice que esa batalla está inflada, que no fue tan importante -me comentó mi hija, al salir del cine.
-Un bloguero dice que Juarez fue un traidor a la Patria -me dijo mi hijo, semanas antes -Otro bloguero nos abrió los ojos, previniéndonos de las mentiras de la historia oficial.
Estoy perplejo. Un superficial bloguero ahora tiene más autoridad que Victor Hugo (el de Los Miserables, una novela que sirvió recientemente para otra película menospreciada, basada ni más ni menos en una de las revoluciones francesas contra el sistema que nos vino a invadir entre 1861 y 1867. Recuerdo perfectamente cómo los jóvenes de hoy ni la vieron por estar atendiendo el facebook en sus dispositivos electrónicos. Entonces ¿para qué fueron al cine? No vieron la película, por eso se les hizo aburrida y ni se enteraron de todo lo que estaba en juego: los personajes eran jóvenes desempleados e inconformes, como muchos de los de hoy.
Retomando las palabras, un bloguero superficial puede decir que los datos históricos de la Batalla de Puebla, sus razones y la victoria de los mexicanos son "mentiras oficiales" y "lo que es verdad, está inflado". Así que personajes que vivieron en la época como Abraham Lincoln, Benito Pérez Galdós, Victor Hugo y Carlos Marx, dijeron mentiras e inflaron verdades pagados por el actual gobierno mexicano para demeritar a aquellos hombres que querían restablecer el imperio de los Habsburgo, quienes eran unas bellísimas personas. Y tal vez Maximiliano sí lo fuera, pero entró por la vía equivocada, pues no pidió permiso para ingresar a México, sino que lo hizo a la mala.
Recomiendo a los jóvenes de hoy que aprovechen sus dispositivos electrónicos y descarguen en sus aparatos la novela "El Sol de Mayo" de Juan A. Mateos. Pero lo mejor es que consigan el libro de papel y lo lean. La Primera edición fue hecha en 1868 ¡Apenas unos años después de la famosa batalla! Lo se muy bien, porque entre mis manos tengo un libro publicado por el editor Abraham Sánchez Arce, en 1902 y, quien escribió el prólogo a la primera edición, fue mi tatarabuelo Don Hilarión Frias y Soto. De modo que a mí los blogueros modernos, que no me digan y que no me cuenten. Supongo que hay ediciones más modernas de esta magnífica y apasionante novela. Señores blogueros, primero documéntense y luego escriban. También les recomiendo que lean Prim, de Benito Pérez Galdós, de una saga que se llama Episodios Nacionales. Desde luego, recomiendo ampliamente que lean El Capital de Carlos Marx. Claro está que es una obra extensa y difícil y les va a tomar tiempo hacerlo, así que sugiero que se consigan un libro de papel con pasta dura, vayan al índice onomástico y busquen las palabras "Benito Juarez" y "México"y vayan al grano, para que se enteren de lo que opinaban Victor Hugo y Marx de la guerra contra México. Más de uno celebró la victoria de los mexicanos del cinco de mayo, no fue una batalla "sin importancia". Tengo un amigo italiano que me preguntó
-¿Qué es lo qué celebran tanto los mexicanos el 5 de mayo?
-La primera derrota que le infringimos a los franceses.
-No es para menos. Los franceses son unos rivales muy duros. Vaya si lo sabemos los italianos.
Aquí el asunto es que México fue la víctima de una agresión imperialista. También les recomiendo a los jóvenes de hoy que lean la trayectoria de la familia Habsburgo: desde que subieron al poder en la Edad Media estuvieron involucrados en miles de guerras. Una de ellas fue la Guerra de Conquista de México, que nos costó 300 años de dominio colonialista. El Rey de Hernán Cortes era ni más ni menos que Carlos V de España y Primero de Alemania, perteneciente a la casa real de los Habsburgo, el mismo que fue uno de los protagonistas de la guerra de 30 años contra Alemania. Para no abrumarlos con la historia, finalizaré citando otra de las múltiples contiendas donde estuvieron involucrados los Habsburgo: la Primera Guerra Mundial, una de las más crueles y mortíferas que ha habido en tiempos recientes. Por cierto que otra película "aburrida" para cierto tipo de público, fue "Abraham Lincoln", de Steve Spielberg. Los confederados. ¡Sabían, mis estimados jóvenes, que quienes nos quitaron la mitad del territorio en 1847 fueron los confederados, es decir, los gringos sureños? ¿Y sabían por qué los confederados apoyaron a Texas en su guerra contra México?: porque en nuestro país la Constitución prohibía el esclavismo y ellos, por supuesto, eran esclavistas. Si lo dudan, vean Django de Tarantino, ésa a lo mejor sí les gusta. La Guerra de Secesión Norteamericana fue también una de las más crueles y que más muertos produjo. La victoria de los mexicanos sobre los franceses impidió que éstos apoyaran a los confederados. ¿Se imaginan qué habría pasado si, tras vencer a México, las tropas francesas se hubieran unido a los confederados en la Guerra de Secesión: tanto México como los EU serían colonias europeas y el esclavismo sería un sistema vigente en nuestros días, no sólo en estos dos países de América del Norte, sino, probablemente, en casi todo el planeta.
Para medir la magnitud de la victoria de los mexicanos del 5 de mayo de 1862, baste ver todo el trabajo que le costó a Argelia y a Vietnam sacudirse al colonialismo francés: se independizaron casi 100 años después de la victoria mexicana. Y les costó un gran esfuerzo, con la respectiva pérdida multitudinaria de vidas humanas.
Claro está que la Historia tiene sus paradojas: Morelos y Pavón fue un héroe Mexicano, Santa Anna luchó para independizar México. Quiero decir, ambos fueron militares independientistas mexicanos. Pero el hijo de Morelos, Nepomuceno, fue uno de los traidores que trajeron a los franceses. Santa Anna, además, luchó contra los norteamericanos en 1847 y les alcanzó a ganar la batalla de El Álamo. Pero, al poco de perder la guerra, se convirtió en uno de los peores traidores de nuestra historia. Y, cuando él se batía a muerte en el norte, los liberales de acá, en vez de unir fuerzas, hicieron un levantamiento en el sur. Benito Juárez, es verdad que, junto a Melchor Ocampo, firmaron el tratado Mc Lanne-Ocampo, en el cual, si se daban ciertas circunstancias, México vendería el Istmo de Tehuantepec a los Estados Unidos. Pero esto era forzados por la deuda externa provocada por las Guerras de Reforma. Hay que entender el contexto. Pues bien, aquí Juárez y Ocampo empezaron como traidores y terminaron como héroes. Y nadie debe dudar de su heroísmo frente a los franceses. Porfirio Díaz, en cambio, inició como héroe en Puebla y acabó como un dictador al que se le tuvo que organizar una revolución para que dejara el poder. Nadie debe dudar del heroísmo inicial de Don Porfirio. Ignacio Zaragoza, en cambio, se murió a tiempo y quedó, al igual que El Che Guevara, como un héroe. A Don Porfirio le pasó como a cierto personaje cubano, que inició como héroe y acabó como dictador.
Lo que quiero decir con esto, es que los héroes y los traidores fueron seres humanos con su lado brillante y su lado oscuro. Pero no por las virtudes de unos y las flaquezas de otros pasemos por alto quién fue quién, y qué nos aportaron unos y qué destino nos deparaban los otros: Maximiliano de Habsburgo era una bellísima persona, estaba instruido, era culto y tenía ideas casi tan liberales como las de Juárez. Pero representaba una sumisión de nuestro pueblo a niveles impensables. Créanme, es mejor ser proletario que ser siervo o esclavo.
Otro libro que les recomiendo para entender mejor a nuestro país más allá de la historia "oficial", pero sin ser engañado por los conservadores, es La Revolución Interrumpida de Adolfo Gilly. Hay una edición de "El caballito", México, D.F., 1972, la cual es probable que todavía se pueda conseguir en una tienda de libros usados, a menos que haya una edición más moderna. Si bien el libro está enfocado hacia la Revolución Mexicana, para entenderla mejor le dedica un buen estudio a las Guerras de Reforma y a la Intervención Francesa. Y hace una interpretación muy interesante, sobre la cual vale la pena reflexionar y sacar las propias conclusiones.
Por cuanto a la película, me gustó. Está bien documentada y muy bien ambientada: la escenografía, los vestuarios, todo muy apegado a la Historia. Lo único que se me hizo medio raro fue el peinado del Conde Lorencés, si bien lo interpreté como una licencia poética para caracterizar el personaje. Particularmente emotivo se me hizo un momento previo a la gran batalla, donde aparece una cantante acompañada por un guitarrista, en la noche, junto a la fogata y el maguey. Si bien, esto ya es cliché del cine mexicano, lo es porque funciona. Yo sé del poder de las seis cuerdas de una guitarra: si uno abre la propia mente, ese pequeño instrumento, de volumen sonoro diminuto y de capacidad breve para prolongar los sonidos, dice más que una orquesta sinfónica. Y si va unido a la voz humana, es aún más poderoso su mensaje, pues la voz es el único instrumento que emite la vibración desde dentro del cuerpo humano. Quiero decirlo con una metáfora: el canto es la única música que sale directamente del corazón. Quizá esta escena fue una respuesta a una película donde los mexicanos éramos los malos y los tejanos los buenos. Los mexicanos tocábamos huecos tambores y clarines militares (medio desafinados) y el texano tocaba un conmovedor violín. Con 5 de mayo, la batalla, quedó claro que los mexicanos también podemos hacer música conmovedora.
La escena de la batalla y otros pasajes de acción, pienso que cumplen con el lenguaje cinematográfico prescrito para tales situaciones: muchos movimientos de cámara en mano. Aunque, si la batalla se prolonga, hay quien puede sentirse cansado por tanto movimiento. En mis documentales que he subido a you tube, se puede apreciar que soy partidario de la cámara en mano.
En fin, les recomiendo no sólo que vean la película 5 de mayo, la batalla, sino que lean sobre historia, tanto universal como de México y, que vayan más allá tanto de la historia "oficial" como la de algunos blogueros (incluido su servidor). La literatura y las ciencias sociales enriquecen el panorama. Me parece que es mejor leer diferentes fuentes con distintos puntos de vista y forjar su propia opinión, pero sin perder de vista lo que está en juego. Y si es La Libertad o los Derechos Humanos lo que se jugó en un episodio histórico, abrir bien los ojos, no dejarse llevar por la pereza mental ni por comentarios superficiales. Realmente me irrita que las salas de proyección mexicanas estén abarrotadas de cine norteamericano que no siempre tiene la calidad óptima, en tanto que el cine nacional esté relegado, en primer lugar por las disposiciones legales nacionales, en segundo por los distribuidores, en tercero por los líderes de opinión pública y, en cuarto lugar, pero no el menos importante, por el público. Y más cuando se trata de un tema de nuestra historia. Cerraré este artículo citando una frase de alguien (que no recuerdo su nombre) "Los pueblos que olvidan su Historia, están condenados a repetirla". Abusados. últimamente se nos han vendido películas donde los tejanos son los buenos y los mexicanos los malos o, los cristeros son los buenos y los revolucionarios los malos. No faltará otra en la que los conquistadores serán los buenos y los indios los malos. O los gachupines los buenos, mientras que Hidalgo, Morelos e Iturbide, los malos. El mundo al revés.
-¿Qué tal estuvo la película? ¿Me la recomienda?
-Sí -le dije-, me gustó mucho. Vaya a verla.
-Por acá dijeron que la van a tener unos días y, si están flojas las entradas, la van a quitar.
La verdad, me irritó saber de tal situación: la película apenas lleva un par de días, programada en una sala del cinépolis "Las Américas" de Xalapa, en tanto que Iron man está al menos en tres.
-Un bloguero dice que esa batalla está inflada, que no fue tan importante -me comentó mi hija, al salir del cine.
-Un bloguero dice que Juarez fue un traidor a la Patria -me dijo mi hijo, semanas antes -Otro bloguero nos abrió los ojos, previniéndonos de las mentiras de la historia oficial.
Estoy perplejo. Un superficial bloguero ahora tiene más autoridad que Victor Hugo (el de Los Miserables, una novela que sirvió recientemente para otra película menospreciada, basada ni más ni menos en una de las revoluciones francesas contra el sistema que nos vino a invadir entre 1861 y 1867. Recuerdo perfectamente cómo los jóvenes de hoy ni la vieron por estar atendiendo el facebook en sus dispositivos electrónicos. Entonces ¿para qué fueron al cine? No vieron la película, por eso se les hizo aburrida y ni se enteraron de todo lo que estaba en juego: los personajes eran jóvenes desempleados e inconformes, como muchos de los de hoy.
Retomando las palabras, un bloguero superficial puede decir que los datos históricos de la Batalla de Puebla, sus razones y la victoria de los mexicanos son "mentiras oficiales" y "lo que es verdad, está inflado". Así que personajes que vivieron en la época como Abraham Lincoln, Benito Pérez Galdós, Victor Hugo y Carlos Marx, dijeron mentiras e inflaron verdades pagados por el actual gobierno mexicano para demeritar a aquellos hombres que querían restablecer el imperio de los Habsburgo, quienes eran unas bellísimas personas. Y tal vez Maximiliano sí lo fuera, pero entró por la vía equivocada, pues no pidió permiso para ingresar a México, sino que lo hizo a la mala.
Recomiendo a los jóvenes de hoy que aprovechen sus dispositivos electrónicos y descarguen en sus aparatos la novela "El Sol de Mayo" de Juan A. Mateos. Pero lo mejor es que consigan el libro de papel y lo lean. La Primera edición fue hecha en 1868 ¡Apenas unos años después de la famosa batalla! Lo se muy bien, porque entre mis manos tengo un libro publicado por el editor Abraham Sánchez Arce, en 1902 y, quien escribió el prólogo a la primera edición, fue mi tatarabuelo Don Hilarión Frias y Soto. De modo que a mí los blogueros modernos, que no me digan y que no me cuenten. Supongo que hay ediciones más modernas de esta magnífica y apasionante novela. Señores blogueros, primero documéntense y luego escriban. También les recomiendo que lean Prim, de Benito Pérez Galdós, de una saga que se llama Episodios Nacionales. Desde luego, recomiendo ampliamente que lean El Capital de Carlos Marx. Claro está que es una obra extensa y difícil y les va a tomar tiempo hacerlo, así que sugiero que se consigan un libro de papel con pasta dura, vayan al índice onomástico y busquen las palabras "Benito Juarez" y "México"y vayan al grano, para que se enteren de lo que opinaban Victor Hugo y Marx de la guerra contra México. Más de uno celebró la victoria de los mexicanos del cinco de mayo, no fue una batalla "sin importancia". Tengo un amigo italiano que me preguntó
-¿Qué es lo qué celebran tanto los mexicanos el 5 de mayo?
-La primera derrota que le infringimos a los franceses.
-No es para menos. Los franceses son unos rivales muy duros. Vaya si lo sabemos los italianos.
Aquí el asunto es que México fue la víctima de una agresión imperialista. También les recomiendo a los jóvenes de hoy que lean la trayectoria de la familia Habsburgo: desde que subieron al poder en la Edad Media estuvieron involucrados en miles de guerras. Una de ellas fue la Guerra de Conquista de México, que nos costó 300 años de dominio colonialista. El Rey de Hernán Cortes era ni más ni menos que Carlos V de España y Primero de Alemania, perteneciente a la casa real de los Habsburgo, el mismo que fue uno de los protagonistas de la guerra de 30 años contra Alemania. Para no abrumarlos con la historia, finalizaré citando otra de las múltiples contiendas donde estuvieron involucrados los Habsburgo: la Primera Guerra Mundial, una de las más crueles y mortíferas que ha habido en tiempos recientes. Por cierto que otra película "aburrida" para cierto tipo de público, fue "Abraham Lincoln", de Steve Spielberg. Los confederados. ¡Sabían, mis estimados jóvenes, que quienes nos quitaron la mitad del territorio en 1847 fueron los confederados, es decir, los gringos sureños? ¿Y sabían por qué los confederados apoyaron a Texas en su guerra contra México?: porque en nuestro país la Constitución prohibía el esclavismo y ellos, por supuesto, eran esclavistas. Si lo dudan, vean Django de Tarantino, ésa a lo mejor sí les gusta. La Guerra de Secesión Norteamericana fue también una de las más crueles y que más muertos produjo. La victoria de los mexicanos sobre los franceses impidió que éstos apoyaran a los confederados. ¿Se imaginan qué habría pasado si, tras vencer a México, las tropas francesas se hubieran unido a los confederados en la Guerra de Secesión: tanto México como los EU serían colonias europeas y el esclavismo sería un sistema vigente en nuestros días, no sólo en estos dos países de América del Norte, sino, probablemente, en casi todo el planeta.
Para medir la magnitud de la victoria de los mexicanos del 5 de mayo de 1862, baste ver todo el trabajo que le costó a Argelia y a Vietnam sacudirse al colonialismo francés: se independizaron casi 100 años después de la victoria mexicana. Y les costó un gran esfuerzo, con la respectiva pérdida multitudinaria de vidas humanas.
Claro está que la Historia tiene sus paradojas: Morelos y Pavón fue un héroe Mexicano, Santa Anna luchó para independizar México. Quiero decir, ambos fueron militares independientistas mexicanos. Pero el hijo de Morelos, Nepomuceno, fue uno de los traidores que trajeron a los franceses. Santa Anna, además, luchó contra los norteamericanos en 1847 y les alcanzó a ganar la batalla de El Álamo. Pero, al poco de perder la guerra, se convirtió en uno de los peores traidores de nuestra historia. Y, cuando él se batía a muerte en el norte, los liberales de acá, en vez de unir fuerzas, hicieron un levantamiento en el sur. Benito Juárez, es verdad que, junto a Melchor Ocampo, firmaron el tratado Mc Lanne-Ocampo, en el cual, si se daban ciertas circunstancias, México vendería el Istmo de Tehuantepec a los Estados Unidos. Pero esto era forzados por la deuda externa provocada por las Guerras de Reforma. Hay que entender el contexto. Pues bien, aquí Juárez y Ocampo empezaron como traidores y terminaron como héroes. Y nadie debe dudar de su heroísmo frente a los franceses. Porfirio Díaz, en cambio, inició como héroe en Puebla y acabó como un dictador al que se le tuvo que organizar una revolución para que dejara el poder. Nadie debe dudar del heroísmo inicial de Don Porfirio. Ignacio Zaragoza, en cambio, se murió a tiempo y quedó, al igual que El Che Guevara, como un héroe. A Don Porfirio le pasó como a cierto personaje cubano, que inició como héroe y acabó como dictador.
Lo que quiero decir con esto, es que los héroes y los traidores fueron seres humanos con su lado brillante y su lado oscuro. Pero no por las virtudes de unos y las flaquezas de otros pasemos por alto quién fue quién, y qué nos aportaron unos y qué destino nos deparaban los otros: Maximiliano de Habsburgo era una bellísima persona, estaba instruido, era culto y tenía ideas casi tan liberales como las de Juárez. Pero representaba una sumisión de nuestro pueblo a niveles impensables. Créanme, es mejor ser proletario que ser siervo o esclavo.
Otro libro que les recomiendo para entender mejor a nuestro país más allá de la historia "oficial", pero sin ser engañado por los conservadores, es La Revolución Interrumpida de Adolfo Gilly. Hay una edición de "El caballito", México, D.F., 1972, la cual es probable que todavía se pueda conseguir en una tienda de libros usados, a menos que haya una edición más moderna. Si bien el libro está enfocado hacia la Revolución Mexicana, para entenderla mejor le dedica un buen estudio a las Guerras de Reforma y a la Intervención Francesa. Y hace una interpretación muy interesante, sobre la cual vale la pena reflexionar y sacar las propias conclusiones.
Por cuanto a la película, me gustó. Está bien documentada y muy bien ambientada: la escenografía, los vestuarios, todo muy apegado a la Historia. Lo único que se me hizo medio raro fue el peinado del Conde Lorencés, si bien lo interpreté como una licencia poética para caracterizar el personaje. Particularmente emotivo se me hizo un momento previo a la gran batalla, donde aparece una cantante acompañada por un guitarrista, en la noche, junto a la fogata y el maguey. Si bien, esto ya es cliché del cine mexicano, lo es porque funciona. Yo sé del poder de las seis cuerdas de una guitarra: si uno abre la propia mente, ese pequeño instrumento, de volumen sonoro diminuto y de capacidad breve para prolongar los sonidos, dice más que una orquesta sinfónica. Y si va unido a la voz humana, es aún más poderoso su mensaje, pues la voz es el único instrumento que emite la vibración desde dentro del cuerpo humano. Quiero decirlo con una metáfora: el canto es la única música que sale directamente del corazón. Quizá esta escena fue una respuesta a una película donde los mexicanos éramos los malos y los tejanos los buenos. Los mexicanos tocábamos huecos tambores y clarines militares (medio desafinados) y el texano tocaba un conmovedor violín. Con 5 de mayo, la batalla, quedó claro que los mexicanos también podemos hacer música conmovedora.
La escena de la batalla y otros pasajes de acción, pienso que cumplen con el lenguaje cinematográfico prescrito para tales situaciones: muchos movimientos de cámara en mano. Aunque, si la batalla se prolonga, hay quien puede sentirse cansado por tanto movimiento. En mis documentales que he subido a you tube, se puede apreciar que soy partidario de la cámara en mano.
En fin, les recomiendo no sólo que vean la película 5 de mayo, la batalla, sino que lean sobre historia, tanto universal como de México y, que vayan más allá tanto de la historia "oficial" como la de algunos blogueros (incluido su servidor). La literatura y las ciencias sociales enriquecen el panorama. Me parece que es mejor leer diferentes fuentes con distintos puntos de vista y forjar su propia opinión, pero sin perder de vista lo que está en juego. Y si es La Libertad o los Derechos Humanos lo que se jugó en un episodio histórico, abrir bien los ojos, no dejarse llevar por la pereza mental ni por comentarios superficiales. Realmente me irrita que las salas de proyección mexicanas estén abarrotadas de cine norteamericano que no siempre tiene la calidad óptima, en tanto que el cine nacional esté relegado, en primer lugar por las disposiciones legales nacionales, en segundo por los distribuidores, en tercero por los líderes de opinión pública y, en cuarto lugar, pero no el menos importante, por el público. Y más cuando se trata de un tema de nuestra historia. Cerraré este artículo citando una frase de alguien (que no recuerdo su nombre) "Los pueblos que olvidan su Historia, están condenados a repetirla". Abusados. últimamente se nos han vendido películas donde los tejanos son los buenos y los mexicanos los malos o, los cristeros son los buenos y los revolucionarios los malos. No faltará otra en la que los conquistadores serán los buenos y los indios los malos. O los gachupines los buenos, mientras que Hidalgo, Morelos e Iturbide, los malos. El mundo al revés.
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