A mi esposa y a mí ya nos llegó nuestra pensión y aguinaldo. Sé que desde anoche, algunos jubilados ya estaban cobrando sus respectivas pensiones; sin embargo, hoy fui a la Plaza Lerdo del centro de Xalapa, y seguía tomada por varios manifestantes del IPE. La razón: que no les han pagado sus pensiones y aguinaldos. Confío en que se los pagarán del día 23 y que todo se trató de un error. Así se lo manifesté a dos jubiladas inconformes y me respondieron que esos "errores" están tomando carta de naturaleza. Una de ellas me comunicó que, como confiaba que su dinero llegaría en el tiempo acostumbrado, el mes pasado, se sometió a una operación de los ojos. Pero el dinero no llegó y no ha llegado aún. La señora perdió su ojo, porque la operación quedó a medias por falta de recursos económicos para llevar a feliz término el proceso quirúrgico. Aquí es donde muchos tenemos que afrontar cuestiones éticas. Agradezco al Señor Gobernador y al Director del IPE que nos hayan pagado a mí y a mi esposa nuestros aguinaldos y pensiones. Pero daña a su reputación de funcionarios el hecho de que a unos se pague y a otros no. También deja mucho que desear el retraso inesperado e injustificado: en el caso de mi esposa, fueron 6 días. Yo no me incluyo en el proceso porque solicité un cambio de banco, y se me advirtió que por tal razón yo cobraría después. En el caso de que se les pague a los que faltan el próximo lunes 23, el retraso será de 9 días.
Pagarles a unos sí y a otros no, da la impresión de que es una estrategia de "divide y vencerás", necesaria para ocultar un gigantesco quebranto económico. Y, someter por la fuerza a ancianos que reclaman sus derechos, hablaría de un gobierno que ejerce violencia estructural y psicológica contra un grupo humano vulnerable. Se agradece que ejerza este tipo de violencia contra el crimen organizado, y que lo haga con valentía. Pero no contra un puñado de adultos mayores que reclaman respeto a sus derechos. Esto es una cuestión de honor, de ética y de imagen pública. Las autoridades responsables deben de tomar cartas en el asunto, para que esta situación no se repita.
Como parte de la desesperación de los automovilistas causada por el bloqueo de las calles céntricas de Xalapa, dos coches chocaron, a dos cuadras de la Plaza Lerdo, congestionando aún más el tráfico. En este caso, fueron dos personas que ni la debían ni la temían, pero que acabaron con afectaciones a su patrimonio. ¿Qué necesidad había de que esto ocurriera? ¿Debían permanecer los jubilados en silencio viendo cómo los despojaban de su dinero? Los jubilados del IPE no sólo son ex-profesores del SNTE: son ex policías, ex-secretarias, ex profesores universitarios, etc., etcétera, que sirvieron al Estado y la pensión por jubilación o incapacidad es parte del pago por sus servicios. Quitárselas equivaldría a una traición por parte del Estado, el cual se comprometió contractualmente a pagárselas a cambio de su fuerza de trabajo, cuando los ahora jubilados estaban fuertes y en plenitud de facultades físicas y mentales. Muchos renunciaron a sueños y proyectos personales, a cambio de esa seguridad social que ahora se les estaría negando. No pagarles su pensión y aguinaldo, y encima de todo macanearlos o arrestarlos en cuanto exijan el respeto a sus derechos, sería una grave ruptura del pacto social que dejaría al gobierno posicionado como una fatídica dictadura. Y esa imagen negativa sería un valioso capital político que harían valer los adversarios políticos del gobernante en turno. Honestamente, prefiero ver que se le pague a todos los jubilados sus pensiones y aguinaldos a tiempo, y que las autoridades correspondientes pasen a la Historia como buenos gobernantes (aunque sean del PRI), que ver a Veracruz en llamas dentro de dos o tres años. Porque la mayoría de los jubilados tienen hijos, sobrinos y nietos a quienes se les estaría enviando un mensaje muy negativo con el maltrato a sus adultos mayores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario