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viernes, 29 de mayo de 2020

CRÓNICAS PANDÉMICAS. CAPÍTULO 22.

CRÓNICAS PANDÉMICAS.
CAPÍTULO 22.

   Checando mis correos electrónicos, me llegó uno que casi me provoca una indigestión, por hacerme sentir como el príncipe Próspero de Edgar Allan Poe. Es una petición de Avaaz.org. Quiero decir que acabo de desayunar muy bien: huevos revueltos con chorizo huasteco, chile jalapeño y tocino, café negro de Huatusco, más un conjunto de vitaminas y minerales pasados con mi té anticovid. Pero la petición muestra la foto de una madre que, en la India, a causa de la crisis económica provocada por la pandemia, la cuarentena y el desastre económico resultante, hizo fila con su hijo en los brazos, para recibir una porción de comida y fue la primera a la que ya no le tocó, porque las raciones se acabaron. La pobre mujer acabó llorando. Este descubrimiento se debió a que mi autor Francisco González Christen andaba promoviendo otra petición en http://chng.it/hmkjN8Qc la cual no es menos importante, pero sí menos urgente. Me explico, donde se oprime la libertad de expresión es que hay una tiranía, y las tiranías llevan a graves y grandes desigualdades sociales que matan igual o mayor número de personas, tal vez porque el hambre mata más seres humanos en el mundo que el COVID19. De modo que si no eres un robot, o una imagen con datos falsos; y, por el contrario, tienes sangre en las venas, un corazón y materia gris en el cerebro, firma y comparte la petición de Francisco González Christen. Pero primero haz tu donativo en la petición de Marigona Uka - Avaaz avaaz@avaaz.org, para que puedas desayunar con la conciencia en paz y no te pase lo que a mí. Lamentablemente, este mensaje llegará a pocas personas, debido a las discrepancias entre Francisco González Christen y el revisor de anuncios de Facebook y este autor aún no tiene el recurso necesario para promoverlo en otras redes sociales. No será por mucho tiempo, pero quizá por un retraso de un día o dos en otorgar el donativo una o varias personas morirían aunque podrían salvarse si el donativo llegase a tiempo. Yo lo haré en cuanto pueda, no falta mucho. Si tu puedes, hazlo hoy.
   A los que no puede salvar ni change.org ni avaaz.org es a Don Catrín de la Fachenda ni a Javier Berlanga, atrapados en una burbuja cibernética donde una pantalla indica que la actualización de Windows de la máquina del tiempo va al 99%, pero ya lleva una hora con ese porcentaje y una manada de velociraptores ha percibido el olor a carne humana que despide el aparatito diseñado por H.G. Wells.
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