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domingo, 28 de enero de 2024

PETS NOT FRIENDLIES

Mi relación con los perros ya es antigua: hacia 1958 vi cómo un carro americano atropellaba a un perrito despistado cerca del crucero de las avenidas Miguel Alemán y Américas, acá, en Xalapa. El pobre animalito aulló de dolor aproximadamente un minuto. Su cadáver se quedó varios meses sobre la acera, que en aquel entonces estaba hecha de terracería. La avenida Miguel Alemán era una larga alameda que iniciaba en la esquina con Américas y concluía en la nueva estación de ferrocarriles. Nosotros vivíamos cerca de la Gruta de la Orquídea y la planta generadora de luz de la Comisión Federal de Electricidad ya existía. A menudo, mi padre me llevaba a la escuela a pie, o simplemente me llevaba a hacer una caminata por aquella bella alameda. Justo cuando estábamos a quinientos metros o más, como a las siete y media de la mañana, pasaba un camión de volteo que venía de la estación hacia Américas. Era un perro ratonero, pintito, blanco y negro, que corría a ladrarle al camión. Como el camionero ignoraba olímpicamente al animalito —o probablemente ni lo veía—, el camión seguía su marcha sin inmutarse, lo que enfurecía cada vez más al perrito. Esto ocurría todos los días, razón por la cual, el bichito se ponía en el camino del camión, al que alcanzaba a esquivar, cuando comprendía que ese animalote no iba a detener su marcha. Mi padre me hizo notar que ese perrito imprudente cada vez se adentraría más en la carpeta asfáltica y un día no podría escapar. Como ocurrió. Antes de ser atropellado, el perrito emitió unos aullidos lastimeros, como pidiendo piedad. Murió al instante. Solamente movía la colita para arriba y para abajo, golpeando al suelo con ella. Esto, por un lapso de tiempo que duró varios minutos. Los vecinos de la casa que estaba a contra esquina de la planta de electricidad tenían un perro melenudo, de color pardo, tal vez de una raza esquimal o del Lejano Oriente. Era un perro muy simpático, muy cariñoso y valiente. Como nosotros y nuestros vecinos vivíamos en la frontera de la ciudad con áreas verdes naturales y no, a fines de los años cincuenta del siglo XX era frecuente toparse con varios tipos de reptiles ponzoñosos: nauyacas, coralillos y cascabeles. Un día, se metió a la casa de los vecinos una serpiente coralillo y el valiente perrito la enfrentó. Logró matarla, a costa de su vida. Yo vi cómo estiraba una de sus patitas traseras, en medio de ligeros estremecimientos. Por esa época, otra vecina, que vivía en la acera de enfrente, tenía una perrita Coolie, que se llamaba Lassie, como la protagonista de un programa televisivo que nos gustaba mucho. La Lassie tuvo crías, y una de ellas se quedó con la vecina y su mamá. La perrita, un día, se escapó de su hogar, para ser atropellada y acabar con los intestinos de fuera. El vecino de enfrente y yo la recogimos —cuidándonos de no ser atropellados también nosotros—. La metimos en una caja de cartón y la sepultamos en una de las áreas verdes que rodeaban nuestros domicilios, como si se tratara de un ser humano. Tal vez hasta les colocamos una cruz con flores. Son recuerdos traumáticos de mi infancia. Por el otro lado, en la avenida paralela a la Miguel Alemán, la Ruiz Cortínez, había otro vecino que tenía un perro pastor alemán. Como su dueño era policía, mi padre, de broma, me decía que era un perro policía. El animalito se llevaba muy bien conmigo y se parecía a Rintintín, otro perro actor de televisión. Una celebridad, sin duda. También era una celebridad reciente la perrita astronauta soviética de nombre Laika, quien murió quién sabe cómo en una nave espacial. Volviendo al perro policía, recuerden que habitábamos en la frontera de la ciudad con muchos llanos y áreas verdes. Alguien dejó un cabrito pastando frente a la casa del policía y el can lo atacó sin piedad. Mención especial merece el Bongó, la mascota de Marie-Louise Ferrari, quien creo que fue la primera directora de la Alianza Francesa en Xalapa. Ella era muy amiga de mis padres, de modo que a cada rato la frecuentábamos. Es más, cuando mis padres se fueron a Fontainebleau a realizar no sé qué clase de trabajos o estudios, yo me quedé a vivir en la casa de esta señora por un mes o dos. El Bongó era un perro negro con una mancha blanca en medio del pecho. Era una cruza de Boxer con Dobermann. Tenía el carácter amigable de los Boxer y también el hocico chato; sin embargo, a la hora de batirse contra otros perros, era de una bravura excepcional: en la colonia Aguacatal no hubo perro que lo venciera, por grande y fiero que pareciera ser. Al Bongó le tocabas una melodía en la flauta y le decías “chant” (“Canta”, en francés) y el animalito estiraba el cuello y dirigía la cabeza hacia el cielo y aullaba con mucho sentimiento, con una técnica y sonido muy similar al de cierta cantante del Coro de la Universidad Veracruzana (cuyo nombre me reservo, para evitar malos entendidos). Creo conveniente hacer una elipsis hasta cuando vivía en la Ciudad de México, hacia 1973. Yo era becario del Taller de Composición Musical de Bellas Artes, cuya sede estaba en el Conservatorio Nacional de Música. Eran mis tiempos de “estudihambre”, tenía que estirar la beca y el poco dinero que me enviaban mis padres. Además, seguía el ejemplo de Beethoven y Manuel M. Ponce, quienes solían pasear por el bosque y desde el conservatorio hasta la estación del metro de Chapultepec, por la avenida Reforma, está nada más y nada menos que El Bosque de Chapultepec. Más o menos, a la altura del Auditorio Nacional, hay un área que pertenece al Ejército Mexicano, tal vez es un campo para ejercer la equitación. El caso es que, una noche, entre 20 y 21 horas, pasaba yo por ahí, armado de una vieja gabardina, tal vez heredada de mi abuelo Pepe, y un paraguas semidestartalado. En eso, me enfrentó un despreciable perrillo, que me empezó a ladrar de manera completamente neurótica. El susto que me puso, me irritó y blandí el paraguas como un florete. Entonces, el perro se asustó, y ladró con desesperación, ante lo cual aparecieron seis perros del tamaño del Bongó. Tuve que convertirme en un Dartagnan para tirarles embistiéndolos con la punta de mi espada ficticia, cuidándome de no hacer «touché», pues entonces esos perros ferales se darán cuenta de que mi espada era un fraude. Esto se repitió por varios segundos, repeliendo ataques por los flancos, por la retaguarda y logrando escapar por la vanguardia. Afortunadamente, los perros callejeros me dejaron en paz. Mucho tiempo después, ya casado y con hijos, adoptamos al Perry, un perro ratonero, pintito, blanco y negro, similar a los que atropellaron al inicio de estas memorias. Era todo un show ver cómo meneaba la colita. O, más bien, lo poco de colita que le dejaron los humanos. Así me lo dieron. Si por mí fuera, no habría permitido esa operación. En aquella época, vivíamos en la colonia Salud, de Xalapa. El Perry era la adoración de mis hijos. Un día se cayó de la azotea y como si nada. Tal vez era tan pequeño que la ley de la gravedad lo atrajo con suavidad al suelo sin dañarlo. Al Perry le encantaba ladrarle a la gente y a otros perros en el zaguán metálico de la casa. Como era de metal, cada vez que el Perry saltaba y lo golpeaba con sus patitas, hacía un gran estruendo y hacía correr incluso a perros mucho más grandes. Un día, mi niña, de apenas seis años, tuvo a bien sacar a pasear al Perry, justo en el momento en que pasaba por ahí un perro más alto que ella. El Perry, temerario, se lanzó a agredir con sus ladridos al perrote, el cual, para fortuna de mi hija, era un perro civilizado que despreció olímpicamente los insultos de mi mascota y pasó de largo sin mayores incidentes. La casa de la colonia Salud tenía algunos inconvenientes. Entre otros, mi hija padecía asma y era un inmueble lleno de hongos, razón por la que, en cuanto pude, construí otra, lejos de ahí, en un lugar mucho menos húmedo. Fuimos los pioneros del fraccionamiento. Yo podía cruzar un área verde, hacia la avenida que pasa cerca de mi actual domicilio, y trasladarme a pie hasta el puesto de una pollera, quien tenía un perro pinto, con manchas blancas y negras, pero diez veces más grande que el Perry. Era un animal que no agredía a los humanos, parecía muy tranquilo. A mí no me gustaba que el Perry me siguiera hacia ese rumbo. Siempre ponía cara de mártir cuando no lo dejaba acompañarme. Sucedió que un día cedí al chantaje emocional y permití que el Perry me siguiese hasta el puesto de la pollera. —Deme una pechuga cortada en cuatro milanesas, por favor. —Sí, por supuesto. Aquí está. Son cuarenta pesos. —Aquí tiene. ¿Y su perrito? —¿Dónde está? —Es aquel que está tirado en la avenida. Como a 500 metros. Había salido huyendo, en silencio, mientras el otro perro fue tras de él, en silencio, hasta que lo alcanzó y lo mató. Me quedé sin ganas de tener más perros. No obstante, mi hija, aún una niña, llegó con una perrita peludita, de color pardo, a la que bautizamos como “la Chirris”. Era muy simpática y cariñosa. También se lanzó desde una azotea de un piso. Era más grande que el Perry. Se quedó como noqueada. Tras unos segundos, se levantó, se sacudió y nunca más volvió a lanzarse desde una altura semejante. En aquel entonces, yo tenía un pequeño huerto, donde armé un sembradío de acelgas. La Chirris entraba y rascaba la tierra, arruinando mis surcos, de modo que le construí un muro, para que los dejara en paz. Ella pensó que era un reto deportivo y, como diciendo “mira de lo que soy capaz”. Tras mirarme y tomar vuelo, corrió y brincó mi orgullosa barda. Desistí de tener ahí mi huerta, hasta que construí el cuarto desde cuya azotea se lanzó. A la Chirris la cuidamos y vivió más de doce años. Al final de su vida, perdió la vista. Pobrecita. Por esas fechas fue que mi hija, de once años de edad, aproximadamente, salía a correr por las noches. Apenas se había metido el sol tras las montañas, hasta que un día salió de la casa de un vecino un perro pastor alemán y en un segundo estaba brincando con idea de morderle la yugular a mi niña. No pudo matarla, porque ella interpuso su brazo, pero la bestia logró hundirle un colmillo de casi dos centímetros en su carne. Afortunadamente los vecinos salieron a tiempo a calmar a su fiera y yo a denunciarlos. No fue necesario. Si bien taparon el pozo después del niño ahogado, pagaron la operación y todo el proceso de recuperación. Pero mi niña tuvo que soportar el dolor de la mordida, la anestesia, las costuras y, sobre todo, las vacunas antirrábicas. Una vez que mi niña fue dada de alta. Los vecinos se cambiaron de domicilio y nunca más los he vuelto a ver. Otro vecino canófilo al que no he vuelto a ver es al que tenía un perro Coolie, como Lassie, que llevaba el nombre de un personaje histórico de la patria mexicana, cuyo nombre me reservo, pues se dice el pecado mas no el del pecador. Este tipo, que llegó al fraccionamiento varios años después que nosotros, tenía la costumbre de dejar a su Prócer suelto para que agrediera a todos los que pasábamos caminando por ahí. Ustedes ya saben que si tengo un objeto en la mano, puedo convertirme en un espadachín en defensa propia, estrategia y táctica que repetí una y otra vez, hasta que tomé un curso de psicología neurolingüística, donde me enseñaron a negociar en otro plano. En vez de tirarle palos y piedras al prócer, se me ocurrió comprar en la tienda de la esquina cien gramos de jamón y donárselos a mi adversario canino. Éste, al principio, los miró con desconfianza. Se acercó a las viandas con precaución, las olfateó, percibió que no tenían algún veneno y se las comió. En seguida, hizo un movimiento con la cabeza, similar al de los agentes de tránsito cuando les das su ‘mordida’ y el perro me dejó pasar. Nunca más me hostigó. El dueño se enteró de lo que había sucedido y arrancó en un ataque de histeria, bajo el cual maltrató verbalmente y quizá también con castigos físicos al pobre can. Y, al poco tiempo, se cambió de domicilio. Desde luego que éstas no son todas mis anécdotas en torno a los perros, pero creo que ya es prudente cerrar estos recuerdos. No hace mucho, fui a cenar a un restaurante que recientemente se convirtió en ‘Pet friendly’. El sazón de este lugar es delicioso y la música que lo decora es de muy buen gusto. Estaba saboreando mis manjares, hasta que entró una familia con tres perros enormes y apestosos. Muy civilizados, es verdad. Pero apestosos. Uno de ellos era lanudo, como el de la canción que dice ‘quítate ya de aquí perro lanudo…’. El Paters Familia de aquella manada de humanos y parientes de lobos y coyotes todavía me miró y me sonrió. Mi esposa y yo nos tuvimos que cambiar a otra mesa, lejos de ahí. Pero la peste canina nos seguía hasta el otro lugar. Seguros de que era el plan de un negocio rival para arruinar aquel bello restaurante, le escribimos un mensaje a la dueña. Yo recuerdo que en muchos establecimientos hay un letrero que dice ‘prohibido entrar con mascotas’. Nos contestó que su sitio era ‘Pet friendly’ y pues ya qué le vamos a hacer. Tal vez la dueña debería pensar en un local exclusivo para amantes de los perros. Yo me pregunto ¿Qué pasará si junto al amante de los perros y sus mascotas se sienta un amante de los felinos? Ayer o anteayer, un cibernauta preguntó por el Facebook que qué se hacía si el perro del vecino se la pasaba ladrando las 24 horas. Yo le aconsejé que le diera un bisteck con vidrio molido y no me la acabé. Al P****o Facebook le pago dinero para que anuncie mis negocios y a cada rato me amenaza con cerrarme las cuentas porque, según ellos, violo más de 20000 normas comunitarias y este comentario, que emití en tono de broma y sin monetizarlo, se ha viralizado. Claro, para hacerme sujeto de un linchamiento mediático. La verdad es que me pasé de la raya con ese comentario. Yo nunca he dado alimentos envenenados a los perros, por más que deteste a algunos de ellos, ni lo haré. Tampoco a sus dueños. Como dijo Juan Rulfo: ‘¿No oyes ladrar a los perros?’ Algunas partes de este texto podrían interpretarse como insensibles o incluso crueles hacia los perros. Yo expreso mis experiencias y opiniones sin ánimo de ofender a los amantes de los animales, sino de hacerlos reflexionar: es una irresponsabilidad dejarlos en la calle, pues estos animalitos pueden sufrir un horrible accidente o pueden hacer mucho daño a otras especies, incluida la humana. No se hagan como el Tío Lolo y malinterpreten algunas de mis bromas o comentarios sarcásticos. Más que buscar lo inapropiado de mi lenguaje, autoanalícense y vean si ustedes están entrenando a sus perros para atacar a la humanidad, porque dentro de sus corazones albergan algún resentimiento. En ese caso, dejen de maleducar a sus mascotas y busquen la ayuda de algún especialista. De la escuela que sea, psicoanalista, neurolingüista, conductista, de la Gestalt. La que sea, pero no sigan por ese camino: el día que uno de sus canes mate a una niña, un niño o incluso a un adulto, no se la van a acabar, ustedes serán los responsables ante la ley y su mascota tendrá que ser sacrificada. Espero que quede claro que no estoy promoviendo o sugiriendo acciones que puedan causar daño o sufrimiento a los perros y me retracto de la broma de mal gusto que emití hace unos días. Pónganse también en los zapatos del vecino que no puede dormir ni trabajar en casa porque la mascota de ustedes se la pasa ladrando las 24 horas.

viernes, 21 de julio de 2023

Una mujer excepcional

"Ayer" es una palabra que suena a "evocación"; sin embargo, a menudo se extiende hasta el futuro, pues hace poco más de doce horas estuve charlando con una mujer excepcional que dará un recital mañana en Xalapa: Minerva Garibay, guitarrista de concierto, psicoanalista y corredora ganadora de varios premios. No es fácil atender a tantas disciplinas y triunfar en cada una de ellas. Yo, perdonen que hable en primera persona, pero este tipo de narrador está de moda y yo no soy Dios para estar en todas partes y saberlo todo. Más bien, estoy socráticamente consciente de que mi sabiduría se reduce a nada, pero por ello mismo sé más que muchos que creen que saben mucho, je je. A Minerva la conocí en el milenio pasado. Ambos ya no nos cocemos al primer hervor, somos septones, lo cual quiere decir que somos personas que seguimos vivos y funcionando y creo que eso es lo que nos hace interesantes. Yo también he tenido varios oficios, incluído el de la música, mas no siento haber tenido tanto éxito en los deportes: solamente una vez, que quería correr los 5000 metros en competencia, me metí a la de 400 "para calentar motores". Y como competí sin ánimo de ganar, sino en libertad, a la mitad de la carrera ví que mis oponentes estaban echando el bofe y aceleré. Quedé seleccionado, porque llegué en primer lugar. Los organizdores abrieron los ojos cuando dije que había competido para "calentar", que donde realmente iba a hacer mi mejor esfuerzo era en la de 5000. Me recomendaron que no lo hiciera, pero el que estas líneas escribe, teeerco como una mula, me coloqué en la posición de salida. Los demás salieron corriendo como toros de lidia y apenas habían transcurrido los primeros 100 metros yo ya estaba colocado en un honroso último lugar. Porque lo importante no es ganar, sino competir ¿Verdad?. Los organizadores apostaron a que yo no terminaría la carrera y ése fue mi único triunfo, pues sí la terminé. Había que ver la cara de impaciencia que tenían, porque no podían pasar al siguiente evento hasta que yo terminara mi brillante actuación como corredor de medio fondo; en cambio, Minerva ganó varios premios nacionales como corredora. Simplemente se entrenó como lo hacía para ganar velocidad en las escalas. Ésta es una faceta que los músicos no presumen en sus programas de mano ni en su CV, los cuales suelen rezar "estudio con Fulano, Zutano y Perengano, en el Conservatorio de Roma, becado por el gobierno mexicano, y despúes hizo su maestría en el Liceu de Barcelona, para posteriormente obtener su PHD en Harvard. No sólo ha tocado en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México, sino en el Carnegie Hall, en el Metropolitan, en el teatro Colón de Buenos Aires y también en el de Bogotá, así como en la iglesia de Nuestra señora de Guadalupe, en Coatepec Veracruz. Es ganador de los premios X, Y, y Z y actualmente se está preparando para lanzar su más reciente sencillo (aunque la industria del disco ya sea tecnología antigua). Recapitulando, a Minerva la conocí cuando formaba un dueto guitarrístico con Alfonso Moreno, quien había sido mi profesor de guitarra antes de que yo ingresara al Conservatorio Nacional de Música y tuve el honor de que estrenara mundialmente mis "Diferencias sobre el prisionero". Enrique Salmerón me ha recomendado que escriba mis memorias y estoy tentado a hacerlo, aunque creo que lo más interesante para el público moderno sería la confesión de mis pecados más graves, cosa que planeo guardarme hasta la tumba, incluidos que ya han salido a la luz y son del dominio público: si ya todo mundo los conoce ¿Para qué hablar otra vez de ellos? Lo hecho, hecho está y por más arrepentido que esté, el daño es irreparable. Lo más que me queda es pedir perdón y aguantarme si no me lo conceden. Vuelvo al tema principal: terminando uno de los recitales donde Alfonso Moreno interpretó magistralmente mis "Diferencias sobre el prisionero", creo que en el auditorio de la Sala Chopin del entonces llamado Distrito Federal, me invitó a cenar. No importa si fue en ese concierto o cuando estrenó mi sonata número uno en el hotel que tiene el Poliforum de Siqueiros, el cual estaba recientemente estrenado. Lo importante es que ahí conocí a Minerva y su amena conversación, la cual estaba aderezada con toques de buen humor algo picantes lanzados por Alfonso. El lugar estaba a media luz y hubo un momento en que a una rebanada de pastel color café oscuro le rociaron Vodka o Ginebra y le prendieron lumbre. O tal vez fue en la copa donde acercaron el cerillo y encendieron una pequeña flama que se veía muy bien y sabía mejor. Gracias a esas charlas es que Alfonso me invitó a competir para unas plazas en la recién estrenada Facultad de Música de la Universidad Veracruzana, para impartir clases de Historia de la Música, Armonía y Análisis, con las cuales me gané la vida durante 31 años, hasta que me jubilé. Mi hijo menor me reclama, diciendo que nosotros la tuvimos más fácil. Puede que tenga razón: la gestión del rector Bravo Garzón y del gobernador Rafael Henández Ocho facilitó la dignificación de muchos oficios, incluídos los artísticos: en vez de tener a artistas mal pagados, sin prestaciones, sin base y sin futuro, al que demostraba ser buen elemento al poco tiempo se le contrataba como personal de base con derecho a prestaciones y jubilación, mas un sueldo competitivo a nivel internacional. Ésta es la razón por la cual la Orquesta Sinfónica de Xalapa es la más antigua de México y probablemente de América Latina, y es una institución que hace su labor con un excelente nivel de calidad. Lo mismo se puede decir de otras agrupaciones artísticas adoptadas o generadas durante esa época dorada: el Coro de la Universidad Veracruzana, la ORTEUV (Organización Teatral de la Universidad Veracruzana), la Orquesta Universitaria de Música Popular y, desde luego, el famosísimo Tlen Hucani,el conjunto que nutre de música al Ballet Folklórico de la Universidad Veracruzana. Lamentablemente, las guerras intestinas entre los profesionales de la danza, echaron a pique a la Compañía Titular de Danza de la Universidad Veracruzana. De no ser por eso, esta compañía todavía estaría funcionando y con un alto nivel de calidad. Pues bien, Minerva Garibay fue fundadora y directora del Ensamble Clásico de Guitarras de la Universidad de Veracruzana, institución que aún funciona y lo hace muy bien. De esto hablábamos ayer, pues surgió sobre la mesa la noticia de que alguien comentaba que la gestión de Bravo Garzón le hizo mucho daño a la Universidad Veracruzana por haber otorgado tantos derechos a su personal artístico, académico, administrativo, de limpieza, mantenimiento etc. etc. O sea, se le critica por haber fortalecido los derechos humanos de su perssonal y haber elevado el desempeño de la universidad con esta política a niveles muy altos, porque ahora habemos muchos jubilados. Se pasa por alto que fueron las administraciones neoliberales las que se dedicaron a contratar por pocas horas a los jóvenes, sin otorgarles prestaciones, base ni derecho a jubilación, las que pusieron en entredicho no sólo a la Universidad Veracruzana, sino al Instituto de Pensiones del Estado y al costo de dejar sin futuro a los jóvenes. ¿Cuál es el precio que la sociedad tiene que pagar por tener a millones de jóvenes sin futuro? Dejemos las cosas feas ahí. El hecho es que me contrataron en la Facultad de Música, donde crecí como ser humano y ayudé a otros a hacer lo mismo (aunque no siempre fuí monedita de oro "para caerle bien a todos"). La Xalapa de finales de los setenta y principios de los ochenta era verdaderamente maravillosa. Yo creo que esos años dorados llegaron hasta 1995: podías caminar en la calle a las dos de la madrugada sin temor alguno. De hecho, con Alfonso Moreno y otros guitarristas, de cuando en cuando le llevábamos sereneta a nuestras damas. Aquí aplico la palabra "nuestras " en el sentido de pertenencia que da la filosofía del amo y el esclavo de Hegel. El esclavo pertenece al amo, pero el amo también pertenece al esclavo. Digo, no es que ellas fueran nuestra propiedad o nosotros lo fueramos de ellas: simplemente había una relación: la mamá, la esposa, la prometida, la mujer amada e inaccesible de los románticos, etc. El caso es que andábamos de noche con nuestras guitarras en una ciudad que realmente sí olía a jazmín. Uno de los versos de "Noche de luna en Xalapa" lo hace notar. En aquella época no se trataba de una figura poética o retórica: era una realidad. Sin embargo, el Distrito Federal era un remolino. La ahora llamada Ciudad de México también tenía un movimiento cultural muy fuerte y dolía haberse alejado de él. De modo que me volví emprendedor: organicé cerca de once recitales de música contemporánea y el Primer Foro de Danza Contemporánea de la Xalapa de los años setenta y ochenta del siglo pasado. Uno de ellos fue con Minerva Garibay, quien estrenó un par de obras mías, que en este momento no recuerdo su nombre, pero cuyos sonidos aún vibran en mi memoria, pues Minerva los tocó muy bien. Muchos años después, otro guitarrista muy calificado cuyo nombre omitiré por cortesía, la interpretó bajo la dirección de otro músico muy calificado y el resutado no me gustó. Me sentí traicionado. De eso hablamos ayer, de que la partitura tenía pocas indicaciones porque se trataba de que el intérprete tuviese más libertad para hacer su labor; es decir, a buen entendedor, pocas palabras. Una de las muchas razones por las que Miverva es una excelente guitarrista es porque egresó de la academia de Manuel López Ramos. Bueno, todas estas evocaciones son palabras y más palabras que tienen como objetivo anunciarles de manera no convencional que Minerva tocará este sábado 22 de julio del 2023 en el foro del estudio Corpodanza, que está ubicado en la calle Comercio número 14 esquina con La Paz, a dos cuadras del puente de las equis color rosado que está sobre los lagos de El Dique. La entrada es por la calle de La Paz, el estudio no tiene un anuncio, hay que atenerse a estas instrucciones, porque parece una casa habitación de dos pisos. Pero es un estudio de danza formidalbe, que ha sido sede de muchos eventos culturales importantes. El recital se llevará a cabo al punto de las 19 horas, los boletos ya se pueden adquitir en el colegio Dumbo Ataturk de 9 a 15 horas y en el Estudio Corpodanza o en taquilla poco antes del evento. No se lo pierdan.

miércoles, 7 de junio de 2023

El legado inmortal de Enrique Hidalgo: Únete al Torneo en su honor y deja huella en el ajedrez

En los tristes anales de nuestra existencia, una dolorosa noticia se alza con el ímpetu de un trueno en el horizonte. Nuestro entrañable amigo, Enrique Alonso Hidalgo Mendoza, fiel compañero de innumerables batallas ajedrecísticas, fue arrebatado de nuestras vidas en el fatídico amanecer del pasado lunes 5 de junio, a las ocho horas y treinta minutos, víctima de un desdichado accidente automovilístico. La desgracia tuvo lugar en la peligrosa curva El Alcanfor, ubicada en la carretera que serpentea desde Las Trancas hasta el Paso Ladrillo. Una sombra se cierne sobre mi alma al tener que plasmar estas líneas en este humilde blog: yo ya no quería escribir aquí y menos para comunicar la muerte de un amigo o de un ser querido. Por eso le quedé a deber la nota a mi señor padre, fallecido a inicios de la pandemia del COVID-19 o a mi primo Pepe Christen, cuyo deceso ocurrió hace unos días. Sin embargo, la muerte no cesa su labor, aunque uno decida ignorarla. Al Master Hidalgo, como solíamos llamarle en tono jocoso, tuve el privilegio de conocerle en la penumbra de la década de los 80 del siglo pasado. Quizá en los primeros encuentros fui yo quien se impuso en los tableros, aunque en nuestra charla del pasado 31 de mayo, él negó rotundamente tal situación. No obstante, mi memoria atesora la ocasión en que logró igualarme en una partida, y desde entonces, nunca más logré vencerle. Su destreza brillaba especialmente en las partidas relámpago. A mí me apasionaba cambiar piezas para precipitarnos hacia un final vertiginoso, pero con el Master Hidalgo eso era una empresa imposible: le ofrecía el intercambio de damas y él astutamente alejaba la suya del peligro inminente. Era inalcanzable su dama. No hace mucho tiempo, en mis planes estaba el descargar algunas de sus partidas, con la intención de analizarlas detenidamente y buscar mi revancha. Ahora, su legado se marcha con un saldo a su favor. Enrique disfrutaba de las hamburguesas, pero solo las saboreaba tras haberse ganado el derecho a degustarlas, es decir, después de derrotar a algún adversario. Con frecuencia, nos reuníamos en el café Terraza Jardín, un lugar que en tiempos remotos ocupaba el espacio que hoy alberga la Parroquia de Veracruz, frente al emblemático Parque Juárez, en el corazón de Xalapa. Allí, librábamos frenéticas batallas a ritmo acelerado, con el desafío constante y la apuesta pendiente. Aquellos eran tiempos marcados por la Primera Guerra del Golfo. Enrique Alonso y Jaime Bretón Díaz Mirón —quien también tenía un talento deslumbrante en las partidas relámpago— acordaron enfrentarse en un match de este tipo, cargado de apuestas. Verbales misiles Scud y Patriots se lanzaban de un bando a otro. Cada jugador tenía a su lado una columna de monedas de cobre. La columna de Enrique crecía con el doble de rapidez que retrocedía, hasta que finalmente su rival se quedó sin monedas y el vencedor se alzó con la victoria y, entrada la noche, se deleitó con una merecida hamburguesa. Enrique era un ser de emociones intensas, y las derrotas no eran bien recibidas por su espíritu. Cuando se encontraba en desventaja en una partida trascendental, sus ojos se enrojecían y parecía que estaba a punto de estallar. En un campeonato nacional cerrado, celebrado en Bahías de Huatulco, durante la última o penúltima ronda, llegó a sospechar que su adversario estaba cometiendo trampas y que el árbitro no aplicaba la justicia debida. Entonces, levantó la mesa con un estruendo estremecedor, arrojándola contra el contrariado oponente. En fin, Enrique era un amigo leal, un hombre generoso que ofrecía valiosos consejos para mejorar nuestros repertorios de aperturas y siempre estaba presente para brindar apoyo a los ajedrecistas en momentos difíciles. Anécdotas abundan en mi mente, pero las guardaré celosamente para no empañar el mensaje que sigue. El próximo 18 de junio del presente año, en el Parque Juárez de Xalapa, se llevará a cabo el torneo Enrique Hidalgo Inmemoriam, con el fin de recaudar fondos que serán entregados íntegramente a su viuda, con el propósito de aliviar la carga económica que supone un funeral. La inscripción mínima requerida es de cincuenta pesos mexicanos ($50.00), pero aquellos que deseen participar y contribuir con una suma mayor podrán hacerlo. El torneo dará inicio puntualmente a las doce del mediodía, momento en que honraremos la memoria de nuestro querido amigo, cuyos ecos perdurarán en el universo ajedrecístico.

martes, 14 de diciembre de 2021

SEGUNDO TORNEO GUADALUPE-REYES

EL HOTEL IMPERIAL, LOS JEDI DEL AJEDREZ Y KATARSIS DE XALAPA A.C., 

                                             

                                                CONVOCAN

A los ajedrecistas de Xalapa, Banderilla, Coatepec y lugares cercanos a participar en el:

SEGUNDO TORNEO "GUADALUPE-REYES" 2022

Bajo las siguientes 

BASES

Inscripciones: Donar un juguete nuevo y en buenas condiciones;

Fecha y hora de la primera ronda: 8 de enero a las 10 a.m.;

Modalidad: presencial

Inscripciones: 

  • A partir de la publicación de la presente hasta el día 5 de enero del 2022 a las 18 horas.;
  • El proceso de inscripción se hará de manera personal en las oficinas de Katarsis de Xalapa, A.C. ubicadas en Adalberto Tejeda 13 A, colonia Pumar; de diez de la mañana a las 20 horas, a partir de la publicación de la presente hasta el día 5 de enero del 2022.

Sede: Hotel Imperial, Avenida Murillo Vidal 56, Xalapa, Veracruz, C.P. 91060

CATEGORÍAS:

Infantil sub 12

Juvenil sub 16

Abierta

Composición de las categorías: Para que el torneo de cada categoría pueda realizarse, se requiere de un mínimo de cuatro jugadores inscritos. En caso de que no exista el mínimo de participantes, los inscritos pasarán a la categoría inmediata superior.

Ritmo de juego y duración en las categorías Infantil y abierta: 

  • Veinte minutos más diez segundos de incremento.
  • Primera ronda: 10 a.m.
  • Segunda ronda: 11 a.m.
  • Tercera ronda: 12 p.m.
  • Cuarta ronda: 13 p.m.
  • Descanso para ingerir alimentos: 14 p.m. (Pregunta por paquetes alimenticios en el restaurante del hotel)
  • Quinta ronda: 15 p.m.
  • Sexta rona: 16 p.m.
  • Premiación 17 p.m.
  • Ceremonia de clausura (Festival artístico): 17:30 p.m.

Sistema Suizo

Desempates: Encuentro directo, Bucholz, Sonnenborg-Berger y Arranz.


PREMIACIÓN:

Infantiles sub 12: 

  • Primer lugar, un Trofeo, un libro y reconocimiento;
  • Segundo lugar, un Trofeo, un libro y reconocimiento;
  • Tercer lugar, un Trofeo, un libro y reconocimiento.

Juveniles sub 16: 

  • Primer lugar, un Trofeo, un libro y reconocimiento;
  • Segundo lugar, un Trofeo, un libro y reconocimiento;
  • Tercer lugar, un Trofeo, un libro y reconocimiento.

Abierta: 

  • Primer lugar, un Trofeo, un libro y reconocimiento;
  • Segundo lugar, un Trofeo, un libro y reconocimiento;
  • Tercer lugar, un Trofeo, un libro y reconocimiento.



TRANSITORIOS:

  • Los juguetes recaudados se entregarán a la organización altruista "Unidos por Xalapa" quien los hará llegar a niños de escasos recursos el día 6 de enero del 2022.
  • Sólo se entregarán los premios durante el día y hora acordado;
  • Los participantes tendrán que acatar las medidas sanitarias necesarias, tales como uso de cubre-bocas y chequeo de la temperatura. No podrán participar jugadores con más de 37 grados centígrados de temperatura corporal;
  • En caso de que el ganador sea de fuera, podrá mandar a algún representante por el premio, previa llamada telefónica, en la fecha y horario acordado.
  • De no asistir en el día y hora señalado, se perderá el derecho al premio.
  • Los casos no previstos en la presente convocatoria serán resueltos por el comité organizador, cuyas decisiones serán inapelables.
  • Los premios obtenidos por los ganadores del evento, no se dividirán, serán intransferibles.

ATENTAMENTE

LIC. LOURDES ROSSETE TAPIA, Administradora del Hotel Imperial;

DANIEL HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ, Presidente del club Los Jedi del Ajedrez;

MTRO. FRANCISCO S.E. GONZÁLEZ CHRISTEN, Presidente de Katarsis de Xalapa, A.C.;

JOSÉ ALBERTO MORALES RAMÓN, Presidente de los clubes CAPIEB y El Desafío.



 


jueves, 25 de noviembre de 2021

PRIMER TORNEO DE AJEDREZ GUADALUPE-REYES

Con toda la pena del mundo, les informamos que este torneo se pospone, por causas de fuerza mayor, al día 8 de enero. Los interesados en participar, favor de estar atentos a la publicación de la nueva convocatoria.





EL HOTEL IMPERIAL, LOS JEDI DEL AJEDREZ, KATARSIS DE XALAPA A.C., CAPIEB AJEDREZ EDUCATIVO Y EL CLUB DE AJEDREZ DESAFÍO

CONVOCAN

A los ajedrecistas de Xalapa, Banderilla, Coatepec y lugares cercanos a participar en el:

PRIMER TORNEO "GUADALUPE-REYES" 2021

Bajo las siguientes 

BASES

Inscripciones: $150ºº M.N.;

Fecha y hora de la primera ronda: 11 de diciembre a las 10 a.m.;

Modalidad: presencial

Inscripciones: 

  • A partir de la publicación de la presente hasta el día 11 de diciembre del 2021 a las 9.15 a.m.;
  • Podrá realizarse el pago de inscripción a la cuenta 4915 6630 7434 1042 de BANORTE;
  • En caso de pago anticipado, mandar copia del depósito al Whatsapp 2288591724 y mostrar la ficha de pago minutos antes de iniciar el torneo.

Sede: Hotel Imperial, Avenida Murillo Vidal 56, Xalapa, Veracruz, C.P. 91060

CATEGORÍAS:

Infantil sub 12

Abierta

Ajedrez educativo (Torneo de resolución de problemas)

Composición de las categorías: Para que el torneo de cada categoría pueda realizarse, se requiere de un mínimo de diez jugadores inscritos. En caso de que no exista el mínimo de participantes, los inscritos pasarán a la categoría inmediata superior.

Ritmo de juego y duración en las categorías Infantil y abierta: 

  • Veinte minutos más diez segundos de incremento.
  • Primera ronda: 10 a.m.
  • Segunda ronda: 11 a.m.
  • Tercera ronda: 12 p.m.
  • Cuarta ronda: 13 p.m.
  • Descanso para ingerir alimentos: 14 p.m. (Pregunta por paquetes alimenticios en el restaurante del hotel)
  • Quinta ronda: 15 p.m.
  • Sexta rona: 16 p.m.
  • Premiación 17 p.m.
  • Ceremonia de clausura (Festival artístico): 17:30 p.m.

Sistema Suizo

Desempates: Encuentro directo, Bucholz, Sonnenborg-Berger y Arranz.


PREMIACIÓN:

Infantiles: 

  • Primer lugar, un pavo y reconocimiento;
  • Segundo lugar, un libro y reconocimiento;
  • Tercer lugar, un libro y reconocimiento

Abierta: 

  • Primer lugar, un pavo y reconocimiento;
  • Segundo lugar, un libro y reconocimiento;
  • Tercer lugar, un libro y reconocimiento

Ajedrez educativo: 

  • Primer lugar, un pavo y reconocimiento;
  • Segundo lugar, un libro y reconocimiento;
  • Tercer lugar, un libro y reconocimiento.

IMPORTANTE: en caso de no reunirse los treinta jugadores, se dará un pavo por cada primer lugar de cada categoría.


TRANSITORIOS:

  • Sólo se entregarán los premios durante el día y hora acordado;
  • Los participantes tendrán que acatar las medidas sanitarias necesarias, tales como uso de cubre-bocas y chequeo de la temperatura. No podrán participar jugadores con más de 37 grados centígrados de temperatura corporal;
  • En caso de que el ganador sea de fuera, podrá mandar a algún representante por el premio, previa llamada telefónica, en la fecha y horario acordado.
  • De no asistir en el día y hora señalado, se perderá el derecho al premio.
  • Los casos no previstos en la presente convocatoria serán resueltos por el comité organizador, cuyas decisiones serán inapelables.
  • Los premios obtenidos por los ganadores del evento, no se dividirán, serán intransferibles.

ATENTAMENTE

LIC. LOURDES ROSSETE TAPIA, Administradora del Hotel Imperial;

DANIEL HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ, Presidente del club Los Jedi del Ajedrez;

MTRO. FRANCISCO S.E. GONZÁLEZ CHRISTEN, Presidente de Katarsis de Xalapa, A.C.;

JOSÉ ALBERTO MORALES RAMÓN, Presidente de los clubes CAPIEB y El Desafío.



 


viernes, 5 de noviembre de 2021

Descanse en paz Mario Lavista

 En varias entradas de este blog y de mi canal de Youtube hice mención una y otra vez de mi experiencia como alumno del gran compositor mexicano Mario Lavista, quien lamentablemente ha fallecido hace unas horas. Poco habré de añadir en esta situación, pues lo importante lo dije en vida. 


Es increíble que siempre hay una última vez cuando se habla con otra persona y tan increíble es que sea hace unas horas o hace varios años. La última vez que conversé con Mario fue en la baguetería que hay o había frente al Conservatorio de las Rosas de Morelia, Michoacán, entre 1996 y 1997, en el intermedio de un seminario de técnicas y perspectivas de la música al final del milenio. Mario, a quien no había visto desde 1986, tenía un trato frío hacia mí en esa reunión moreliana, por no haber leído todos los ejemplares de la revista Pauta, de la cual él era el alma. Según él, si los hubiese leído mi nivel como compositor sería de mayores alturas. No obstante, aún así quise tener otra reunión con él, y mostrarle mis últimas composiciones. Ya nunca más nos volveríamos a ver. Sólo me resta decir que entre 1972 y 1974 de él aprendí un oficio que me dió para vivir y jubilarme con un nivel de vida decoroso, con lo cual le estoy eternamente agradecido. Y que, en mi juventud, viví momentos de gran intensidad en las tertulias que organizaba en su departamento de la Colonia Roma y otros lugares. Presumía haber analizado todas las sonatas de piano de Mozart que tocaba al piano, las cuales, por lo menos, eran seis. Solo me resta externarle mis mas sinceras condolencias a sus familiares, a quienes no tengo el gusto de conocer en persona. Descanse en paz Mario Lavista.

sábado, 20 de marzo de 2021

CRÓNICAS PANDÉMICAS. CAPÍTULO 33.

   


Pues bien. Ya tengo aplicada la primera dosis de la vacuna Pfizer contra el COVID19. Yo quería la rusa, pues en las redes sociales circulaban videos y memes de probables efectos benéficos, tales como mutaciones consistentes en que llenaba a uno de tantos músculos como a un halterofílico del equipo olímpico ruso, o acababa uno bailando el huapango como un cosaco vestido con el uniforme del ejercito rojo; esto es, un bailarín muy ágil y elástico, como del ballet Kirov. O del Bolshoi, da igual.

   Estaba yo aterrado, dada la gran cantidad de videos y mensajes del Whatsapp que circulaban desde mi teléfono móvil a mi pobre cerebro, atormentado, afligido y atemorizado por historias de horror donde médicos que se la habían aplicado habían muerto de inmediato, víctimas de horribles choques anafilácticos, pues esta vacuna no debe aplicarse a personas con problemas de alergias y yo desde los cuatro de años de edad soy urticarioso. En la década de los 80 del siglo pasado, me hizo reacción una dosis de eritromicina inyectada por vía intramuscular. Sentía yo que todo daba vueltas a mi alrededor, como cuando me tomé más de medio litro de tequila en 5 minutos, para celebrar el nacimiento de mi primer hijo. Aquella vez agarré la peda de mi vida y recuerdo que estaba tocando a la puerta de mi abuela, en la hoy llamada Ciudad de México (no hace mucho "el defectuoso", por aquello del D.F.). Después amanecí en una calle extraña, con un horrible dolor de cabeza y sucio, a causa de los vómitos y excrementos que había vertido en la noche, tirado ahí, como cualquier teporocho. La eritromicina no me hizo perder el conocimiento, pero sí el equilibrio: no podía yo manejar, todo me daba vueltas como si estuviese en el tiovivo. Por otra parte, hay alimentos que de inmediato me provocan migraña; las nueces, la pimienta y el chocolate. Tan solo con oír o leer la palabra "canela" me dan unos dolores de cabeza intensos acompañados de lucecitas de colores, como si estuviese mirando un arbolito de Navidad encendido y todas las imágenes se me hacen chiquitas.

Como habrán notado, dejé de escribir en este blog, por varias razones. La primera es que estaba teniendo efectos contrarios a sus objetivos, que eran entretener a la humanidad mientras estaban encerrados en sus casitas esperando la llegada del alivio al COVID19, o sea, las vacunas o un medicamento que lo curase. También, limar asperezas entre chairos y fifís, quienes siguen a la greña. Unos se llenaban la boca diciendo que toda la desinformación que vertían era porque a ellos les iba bien si le iba mal a México, en tanto que los otros se la llenaban diciendo que ya saben quien nos iba a expropiar hasta los bienes intangibles, empezando por nuestras casas, y que el coronavirus era creación de laboratorio para esclavizarnos, que las vacunas traían microchips, que Kill Gates quería despoblar al planeta. O Soros. ¡Ah! Este Soros. Al hablar de él en un capítulo anterior, y de Donald Trump, me cayó la censura en Facebook y en Twitter, como ustedes recordarán. Es otra de las razones por las que dejé de escribir ¿Para qué si nadie iba a leer lo escrito por mí? Hasta le fecha me pregunto si fue Ezequiel Matias, ex mexicano admirador de Donald Trump o algún empleado de Soros el que orquestó la censura contra estas páginas. Incluso me empezaron a atacar bots y algunos hablaban como chairos. Ya no sentía lo duro sino lo tupido: todos estaban irritados conmigo: chairos, fifís, los seguidores de Trump y los gatos de Soros. Todo por decir, según alguno de ellos, puras pendejadas. Pues sí, claro que son pendejadas, pero son las pendejadas que ellos mismos crean y distribuyen en las redes con tal de ganar sus pleitos a como dé lugar, pero que a uno lo enferman, pues o están bien hechas y uno se las traga, o son tan burdas que ofenden la inteligencia y es muy molesto que a uno le estén tratando de ver la cara.

A estas alturas ya sabemos que Donald Trump no pudo retener la silla presidencial y Biden, que en aquella época se veía chaparrito, ahora se ve como un gigante. No sé ustedes, pero a mí sí me tranquilizó el discurso de Biden relativo a salvar al planeta de la contaminación industrial, pues regresó al Acuerdo de Paris sobre regulación medioambiental, entre otras cosas que había deteriorado su predecesor.

Para estas fechas, en Epifanía ya cumplimos el año de estar en paro a causa de la cuarentena. A una de nuestras profesoras, al parecer ya se le botó la canica. No está muerta, pero nadie sabe nada de ella. Yo, por mi parte, ingresé a un Doctorado en Creación Literaria. No les digo en qué institución, porque "se sala". Ya saben, hay mucha mala vibra, muchas envidias. Pero para prepararme y tener un buen desempeño, me dediqué a leer libros sobre cómo escribir cuento y novela. Entre otros, Logoi de Fernando Vallejo. Me costó un chingo entenderle, ya que en todo el libro se la pasa poniendo ejemplos en griego, latín, inglés, francés e italiano. Cuando los veía en italiano o en inglés, me sentía aliviado, pues mongoloentiendo esos idiomas. Pero el griego y el francés no se me dan. El francés no sé por qué. Lo estudié de niño, de joven y de adulto. Y nada. Afortunadamente, ahora con el Google se encuentran un montón de diccionarios bilingües y, como las citas eran frases breves, al final acabé entendiendo también las de francés. Lo bueno es que a las de griego y latín se le ocurrió traducirlas. Finalmente, algo aprendí y para entender cómo aplicaba sus recursos, tuve a bien comprar su libro "La puta de Babilonia", para gran disgusto de Ezequiel Matías. Porque, si bien las baterías de este señor están enfocadas contra la Iglesia Católica, también le da su raspadita a judíos, musulmanes y protestantes.

Otro libro que compré y leí, para gran disgusto de mi amigo Ezequiel, fue "En defensa de la sociedad abierta" de Soros, para ver sí era cierto aquello de la agenda de volver homosexuales a los menores de edad. No encontré nada de eso. Sí confirmé el dato de que puso en jaque a la economía inglesa en 1993 y me interesó mucho la parte de como jugar en la bolsa, para mi desgracia. Dada la cuarentena, las compras online se multiplicaron y una de las empresas que creció desmesuradamente con este problema fue Amazon. Yo lo constaté: mi hija todos los días recibía un paquete con algo comprado a esta empresa. Nunca entendí porqué lo único que no vendió Amazon fueron mis dos novelas. Quizá Ezequiel Matías me denunció, pues hasta la fecha tengo problemas de censura, ahora con Google. Esto ha sido un gran golpe y decepción para mí. Yo tenía en otro concepto a Google. Pero cada vez que anunciaba mis novelas, me andaban cerrando la cuenta de Facebook, Twitter y ahora la de Google, por "incitar a la violencia, al maltrato animal, al odio racial, al terrorismo, a la prostitución, a la pedofilia" y dicen que además hago anuncios de casas prestamistas y productos nocivos a la salud, según ellos. ¿De cuál fuman? ¿A qué horas dije o escribí esas porquerías?

Ustedes preguntaran ¿Y por qué estás escribiendo esto si sabes que no nos dejarán leerlo? Bueno, pues porque ya me pusieron la primera dosis de la vacuna. En un mes recibiré la segunda dosis y en dos meses podré viajar a donde me de la gana. Y podré vender y distribuir mis libros de manera personal, de modo que puedo mandar a la verga a todas estas compañías trasnacionales. Sí. Dado que se me acusa de usar palabras malsonantes, pues ahora las empleo, para que la acusación sea con provecho.

Pero, volviendo a Soros, me pareció muy aleccionador su método para ganar dinero. Un día, ví un anuncio en mi computadora que decía "invierta en Amazon y gane". Ni tardo ni perezoso me apunté. Me llamó un asesor. Un Broker, creo que se llama, mientras que yo sería un trader. Aunque creo que el trader era él, pues trader suena como a traidor. Me aventé con una inversión de trescientos dólares. Eso no sirve ni para cacahuates, si quiere comprar una acción en Amazon se necesitan 30614.63 dólares americanos. ¿Entonces para qué lo anuncian si la gente común y corriente no podrá adquirirlo? Bueno chico, me dijo el asesor, que tenía acento cubano, puedes ir especulando con monedas y pide un préstamo, hasta que juntes 3062 dólares y compras un minilote de acción de Amazon, luego otro y otro hasta que ya tienes la acción completa y ya está. Es fácil ¿No? Amazon es una empresa que va para arriba. Si, claro. Y yo para mis adentros, con las tácticas y estrategias de Soros lo voy a lograr. Y, en efecto, me anoté muchos éxitos. Gané como diez batallas pírricas. Pero para mí era algo no visto: en ocho días me había embolsado doscientos dólares. Entonces el broker empezó a presionarme para que juntara los tres mil dólares a la de ya para comprar el minilote de Amazon, mismos que obtuve saqueando mi tarjeta de crédito "oro" y la mitad de mi aguinaldo, en tanto que mi esposa estaba friegue y friegue que en las noticias hablaban de un fraude con estafadores que prometían enriquecer de la noche a la mañana a los incautos que caían en sus redes. Que eran colombianos. Mi broker no es colombiano ¿Cómo lo sabes? Porque habla como "Tres patines", el de "La tremenda corte" ¿Y tú te fiarías de alguien que hablara así? ¡Claro! Yo no soy racista, se ve que el tipo es serio, ¡mira toda la lana que he ganado en ocho días! Yo que tú retiraba algo, para ver si es serio o fraude. A mí se me hace que ya te volvieron a ver la cara de pendejo.

La verdad es que acababa de sanear mi costosa tarjeta Oro convirtiéndola a una deuda de meses con intereses más bajos y mi plan era tomar parte de la plusvalía para pagar el préstamo, y con otra parte de las ganancias seguir especulando en la bolsa al estilo Soros. Siempre que quise jugar a la baja con la libra esterlina, los británicos me rompieron el queque, pero cada vez que aposté a la libra esterlina contra el euro o contra el dólar americano, gané. En general, cada vez que aposté contra el dólar americano gané, incluso apostándole al peso mexicano. La idea era que Trump deseaba dejar en problemas a Biden y mientras éste no tomara posesión, se podría apostar contra el dólar americano y en eso no me equivoqué. El error fue preguntarle al broker que cómo se le hacía para retirar el dinero. Porque, en vez de decirme ¿Vé usted tal logotipo en la ventanita superior derecha? Pues hágale clic y ahí puede retirar su dinero, me dijo que por la pandemia y la crisis del dólar era buen momento para comprar metales, oro y plata. Yo acababa de ver que el oro andaba mal y hacía unos años, al hacer mi tesis de mercadotecnia, me acordé de un metal era más caro que la plata y más barato que el oro: el paladio. Chequé las gráficas y ví que era un metal bastante estable y que iba al alza. De modo que compré plata, paladio y, por consejo del broker ¿se traduce como quebrador? especulé con el par dólar americano/dólar de Singapur y ¿Qué creen? Que el paladio se echó un clavado impresionante, más espectacular que el de los clavadistas de La Quebrada de Acapulco. La plata también y con el par dólar americano/dólar de Singapur perdí con las dos variantes. Porque, como soy desconfiado, siempre que compraba un par, por ejemplo libra esterlina contra euro, compraba el mismo lote al alza de libras que otro lote con la libra a la baja. Y si veía que en un par mi inversión iba para abajo, de inmediato vendía mi lote y me quedaba con el que iba al alza. O viceversa. Así es como gané muchas batallas pírricas, pero con el dólar de Singapur perdí de manera impresionante jugando con los dos bandos. Y lo peor es que no pude retirar mi dinero, porque, al apostar fuerte al paladio, no tenía saldo disponible para retirar. Así que perdí la mitad de mi aguinaldo y volví a quedar con la tarjeta Oro hasta el full, pero ahora en adición al crédito de la reestructuración anterior. En lugar de pagar mis deudas, salí como el gallo de los huevos de oro (Augusto Moterroso dixit). Vendí lo que quedó de mi lote de paladio, aguanté con el de la plata, también rematé mis lotes de dólares americanos y de Singapur y me batí como un tigre con las tácticas bajistas de Soros, pero sólo recuperé treinta dólares en un mes. Como tenía previsto salir de deudas en diciembre del 2020, año fatídico, y resultó todo lo contrario, me quedé con problemas de liquidez y tuve que vender mi lote de plata y los pocos euros y libras que me quedaban. Además me dió miedo seguir apostando contra el dólar americano, pues siempre sospeché que en cuanto Biden tomase el poder, el dólar se recuperaría, pese a lo que dicen sesudos traders.

Pues entonces no me quedó otra que tratar de vender mis novelas en Amazon. Pero ahora las teorías de comunicación y mercadotecnia dicen que no sirve para nada anunciar directamente un producto. Ya no puedes decir "fabulosa oferta, llévese dos cajas de muerto por el precio de una". Ahora tienes que crear contenido, hablar de otra cosa. Por eso escribí estas crónicas, para generar contenido y llevar lectores a mis otras novelas. Además, quería hacerle al Maupassant, quien escribió una gran cantidad de cuentos porque tenía que entregar a la prensa uno a la semana. Era una manera moderna de escribir por entregas. La diferencia es que era autoimpuesta y la promesa de recibir dinero a cambio de mi trabajo era hasta llegar a mil suscriptores. Igual en el canal de Youtube. Pero cada vez que quise anunciar estas crónicas en Twitter, Goggle o Facebook  me salían que el anuncio había sido rechazado por violar cerca de 20000 normas comunitarias, sin especificar claramente a cual de todas, pero en cuya lista está, como ya dije,  por "incitar a la violencia, al maltrato animal, al odio racial, al terrorismo, a la prostitución, a la pedofilia, hacer anuncios de casas prestamistas y productos nocivos a la salud".

Pero en Youtube me empezó a ir bien y a partir de junio el número de vistas y de suscriptores empezó a crecer y a crecer hasta que rebasé los mil suscriptores necesarios para ganar lana y ¿Qué creen? Que ¡Felicidades! ¡Ya alcanzaste los 1000 suscriptores, ahora te falta llegar a 4000 horas de reproducción pública, ya llevas 250! O sea ¡échale ganas, al paso que vas, en cinco años lograrás ganar lana con nosotros! Como si producir un video fuera "enchílame ésta". Pero bueno, ahí estoy de terco, necio  testarudo y un poco panoli, como decían los gachupines de antaño. A un amigo se le ocurrió pedirme un video sobre ajedrez. Lo hice: con After effects y pantalla verde logré clonarme y representar a dos jugadores y a dos cronistas. Pero llevar a la pantalla yo solito una partida con todas sus ramificaciones, estaba en chino y por poco y repruebo una materia en el doctorado, por estar metido en este chingado video, que sólo tuvo 2000 vistas. 

En Youtube me anoté algunos hits de 50000 vistas o más, pero me costaron dinero, y un primer pleito con Google Ads. Pero logré hacer que me atendiera un ser humano y hacerle un drama, un tango argentino y se compadeció de mí, por eso me dejaron anunciar mis videos y sacarle la lengua al Twitter y al Facebook. Fue cuando estas redes desplataformizaron a Trump. Por un lado, me alegré, pues soy mexicano y no me agradó la campaña antimexicana que utilizó para hacerse del poder. Pero, por otro, me aterré, pues a él, con ideología diametralmente opuesta a la mía, le estaban haciendo lo mismo que a mí. No dejé de admirar a Mark Zuckerberg ¡Qué huevos de hacerle eso al presidente de la nación más poderosa del mundo! Pero, entonces, sentí como que ya se estaban actualizando las hipótesis de las películas "Terminator" protagonizadas por Arnold Schwarzenneger, donde la red Skynet decide que los peores depredadores somos los seres humanos y decide exterminarnos.

Estaba yo feliz con mis pequeños éxitos en  Youtube. Incluso ví que el ritmo de crecimiento de mis horas de ejecución pública empezó a crecer como la curva de contagios del COVID19 en el año pasado. Navegando por el Facebook me encontré a un sudamericano (que no hablaba como tres patines, sino como gaucho), productor de cine y que andaba haciendo tráilers para escritores independientes. Me apunté, le pagué por adelantado, mi esposa friegue y friegue que yo era un panoli y que ya había caído en otra trampa. Para colmo, se me pasó la mano con la publicidad en Youtube, pues hice una blitzkrieg para alcanzar los mil suscriptores y me llegó un cuentononón que no me esperaba. Hice malabares para pagarle al argentino y a Google Ads y el argentino cumplió su palabra. Hizo un tráiler hermoso. La gente me preguntaba ¿Y cuándo se va a estrenar la película? Ojalá que pronto, nada más hace falta que una casa productora la adopte; pero, seguramente, con este trailer eso ocurrirá más pronto que tarde. Y otra vez ¿Qué creen? El tráiler fue un éxito. Posiblemente es la causa del crecimiento exponencial de las horas de ejecución pública e incluso rompí el hielo en las ventas de las novelas en Amazon. Pero, de repente, tanto las ventas en Amazon como las vistas en Youtube se pararon en seco. La razón: el anuncio fue rechazado,  por "incitar a la violencia, al maltrato animal, al odio racial, al terrorismo, a la prostitución, a la pedofilia, anuncios de casas prestamistas y productos nocivos a la salud, y además, hackear las cuentas de algún partido político (sin saber cuál) en vísperas de elecciones". Me pregunto quién habrá sido ¿Los chairos, los fifís o los dos? El hecho es que a mi me encabrita mucho que coarten mi libertad de expresión, y más que lo hagan basados en calumnias, verdades a medias y exageraciones. Así que probablemente ésta es una despedida. Tal vez fue la última publicación de este blog y que será cerrado de manera unilateral, abusiva, mentirosa y absurda al igual que mi canal de Youtube. El año pasado esto me habría dado un golpe que podría inducirme al suicidio. Pero esta vez, como ya se están aplicando las vacunas con el covid, me vale madre. Pues ya podré abrir de nuevo la escuela Epifanía, imprimir en mi ciudad mis novelas y venderlas personalmente, apoyado por medios de comunicación tradicionales y limpiándome el culo con la censura de las redes sociales. Que por cierto, los de Google se dedican a llenar la pantalla del celular de mi esposa con anuncios que le prometen hacer que le crezca su pene siete centímetros a la semana. Y mi esposa es mujer de nacimiento. No le asignaron el sexo femenino, nació mujer y toda la vida ha sido mujer. A mí también me llega ese anuncio. Pero, ¿se imaginan qué va a ser de mí quien de por sí tiene grande el miembro masculino si mi pene creciese 7 centímetros cada semana? Me generarían un problema. Adiós amigos.

FIN DE LAS CRÓNICAS PANDÉMICAS Y PROBABLEMENTE DE MI RELACIÓN CON GOOGLE.