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jueves, 27 de abril de 2017

¿Conspiranoia o instituciones ezquizofrénicas?

¿Está Usted cansado del tráfico? ¿Trabaja más de doce horas al día y tiene varios meses que no le pagan? ¿Está Usted endeudado con las tarjetas de crédito y amenazan con prescindir de sus servicios en la oficina donde Usted labora? ¿Tiene un montón de problemas jurídicos ocasionados por personas alteradas emocionalmente? ¿Estos problemas nunca se resuelven? Todos los días ve noticias sobre asesinatos, corrupción o impunidad? No se preocupe: no voy a venderle mis servicios como diseñador urbano, reparador de crédito, abogado, psicólogo o brujo. Tampoco pretendo afiliarlo a tal o cual partido político o ponerlo en contra de alguno. Simplemente quiero compartir mi malestar con Usted.
 Creo, dándole rienda suelta a la conspiranoia, que todos estos problemas son una forma intencionada de gobernar. A alguien le conviene que Usted esté atrapado en un embotellamiento de tráfico y que sus asuntos legales también lo estén. Probablemente esa persona esté vaciando las arcas públicas y desviando el dinero a través de empresas fachada o lavadoras de dinero para enriquecerse salvaje e impunemente mientras Usted no puede ni meter las manos porque está atorado en un embotellamiento de tráfico. No importa que Usted pierda todo el día en un juzgado dándose cuenta de que la justicia camina como una tortuga reumática. Que ni siquiera puede hacer que prospere una demanda porque el notificador nunca encontró al demandado. Pero la situación es que  si Usted se tiene que trasladar de un juzgado a otro trasladándose por vía terrestre, al tortuguismo de la justicia o de la burocracia añadirá el de los automóviles. Y todo esto mientras que un alto funcionario excava el terreno de junto a tu domicilio sin tener permiso de construcción. Fabrica un gran vacío cerca de la cimentación de tu casa y de manera ilegal mientras habla en los foros académicos sobre la corrupción, señalándola como el cáncer de México. Y otros sesudos académicos lo citan, pues es un profundo conocedor de la materia. No me extrañaría que los políticos de cierto partido contratasen motociclistas para matar al azar a ciudadanos pacíficos con tal de crear una sensación de desastre e ingobernabilidad y ganar las elecciones, lo único que les importa, pues ya no es suficiente con la táctica de difamar a sus opositores.  A los funcionarios no les importa que el tráfico fluya, que la gente tenga trabajo y poder adquisitivo, que tenga una calidad de vida satisfactoria, que pueda emplear su tiempo libre en actividades de esparcimiento o mejor aún en proyectos creativos. Nada de eso: tiene que perder cuatro horas diarias en el camino más otras cuatro en los juzgados (para regresar con las manos vacías) y darle gracias a Dios porque el loco de la motocicleta no lo asesinó a Usted. Los políticos no atienden otra cosa que sea dedicarle 100% del tiempo a la campaña electoral; la cual se basará en enlodar a los rivales pero nunca en ofrecer proyectos con propuestas realistas para mejorar la calidad de vida de la humanidad y su entorno. Es difícil no deprimirse sabiendo que todos los candidatos son corruptos y que alguno de ellos habrá de ganar aunque no haya a cual irle.También es difícil no enojarse y tener paciencia de santo.
Lo poco que uno gana se irá en pagar los altísimos intereses de las tarjetas de crédito. Impagables a corto plazo.  Y como se gastó el dinero de la quincena pasada en pagar estos intereses, Usted tiene que volver a retirar del cajero automático o aceptar ese fabuloso préstamo que le ofrecen por vía telefónica ¿O me equivoco? Así es la vida moderna y el nuevo estilo de gobernar.

domingo, 16 de abril de 2017

Las vueltas que da la vida

Hace un año el poderío de Javier Duarte se antojaba como una pesada losa que no podíamos sacudirnos de las espaldas los veracruzanos. Los jubilados y pensionados le veíamos "alitas" a nuestras pensiones, muchos de ellos macaneados y maltratados con descargas emitidas con bastones eléctricos.
El Estado de Veracruz llegó a estar bastante inmovilizado a causa de las constantes manifestaciones de protesta y los bloqueos de las vías de circulación. "Duarte, ¡no tienes llenadera!" era una de las consignas que gritaban los manifestantes.

86 años de priísmo veracruzano hacían impensable sacudirse tamaña losa. Poco a poco las cosas fueron cambiando. No fue fácil: a la vez que la ciudadanía denunciaba a duarte y su camarilla, duarte denunciaba a Yunes Linares, el candidato opositor. Repentinamente, entraron en acción la Auditoría Superior de la Federación, el SAT, llegó el 5 de junio y las votaciones y ¡Sorpresa! La ciudadanía emitió su voto y no hubo operación carrousel, ni taquito, ni embarazo de urnas, ni mapachadas u otras lindezas que pudiesen detener el hundimiento del Pritanic veracruzano. Algunos optamos por acudir a los jueces federales, otros a las manifestaciones callejeras y a las denuncias ante tribunales veracruzanos. Algunos, afortunadamente la minoría, optó por agachar la cabeza una vez más.

El PRI trató de tapar el pozo después del niño ahogado expulsando a duarte de sus filas, pero nadie se la creyó. Se comparaba a duarte y sus principales colaboradores con el nopal y la sábila, pues todos los días se les encontraban nuevas propiedades.

Tomó posesión Miguel Ángel Yunes Linares y las noticias que iban a cimbrar a México parece que no lo hicieron tanto; sin embargo, poco a poco fueron cayendo algunos duartistas: Bermúdez, Secretario de Seguridad Pública; Flavino Rios Alvarado, Secretario de Gobierno, Gobernador Interino y artifice de la fuga de Javidú; Audirac, ex secretario de SEFIPLAN. Algunos siguen arropados por el fuero, como el otro Secretario de la SEFIPLAN, Tarek Abdalá.

Parecía que nunca atraparían a Javidú y se planteaban muchas hipótesis: que sabía demasiado y no lo iban a atrapar hasta pasadas las elecciones, que nunca lo iban a atrapar, que lo iban a atrapar cuando estuviese próximo tal o cual periodo de elecciones y presumir su captura o que ya estaba muerto.

Pues bien, no andaba muerto, andaba de parranda. De parranda larga, pero lo agarraron. Ahora las hipótiesis son: que van a integrar mal la solicitud de extradición, que lo van a soltar al cabo de dos años de prisión sin incautarle nada, que lo van a soltar por falta de evidencias, etc..

La verdad es que la codicia es un pecado muy grave y javidú la practicó sin recato hasta que probablemente sí se le rompió el saco: un parámetro para medir la bondad o maldad de los funcioarios priístas es su capacidad para robar. De los que no son tan malos se dice "se echó el clavado, pero salpicó". Por clavado se entiende el robo, el desvío de recursos públicos y por "salpicar" una especie de repartición a lo Robin Hood: robó pero lo repartió entre los pobres. Pero javidú es de aquellos clavadistas que entran al agua sin hacer olas. No tiene nada que lo compense, dentro de esta óptica. Para muchos nos será difícil olvidar el estrés que nos ocasionó su gobierno, en especial durante los últimos dos años.

miércoles, 12 de abril de 2017

Violencia y Economía

Antes de que me citen bajo el apodo de "El premio Nobel de Economía, Doctor Francisco Legarreta Christen", como algún ingenioso amigo ya lo ha hecho, les diré que mi padre vendía libros y, cuando iniciaba mis estudios de secundaria, le tomé prestado uno y lo leí. Se llamaba "Cómo aprender Economía en diez lecciones". Posteriormente, ya en el Conservatorio Nacional de Música, como hobbie, asistía a las cátedras de la "universidad abierta" que daban algunos brillantes intelectuales de la UNAM. Y, entre los amigos que asistíamos, ahí frecuentaban muchos que ahora sí son doctores en economía e incluso algunos de ellos asesoran a mandatarios sudamericanos (los autodenominados "Telerines"). En ese periodo, no sólo leí a Carlos Marx, sino que me enfrenté a los escritos de otros, como lo son Adam Smith, David Ricardo, Quesnay, Lord Keynes y otros que escapan a mi memoria.
Ya siendo profesor de música, para completar mi perfil profesional pues quería ser "empresario" teatral (hoy se dice "Gestor Cultural") tuve la ocurrencia de estudiar Derecho en la Universidad Veracruzana y ahí llevé un curso de economía, ya de manera oficial. Posteriormente, estudié y terminé una Maestría en Comunicación Corporativa y Mercadotecnia, donde volví a llevar "Economía", además de otras materias afines, debido el perfil académico del programa, en la Universidad Anáhuac de Xalapa. Al terminar esa Maestría, ingresé al Doctorado en Ciencias Económicas y Administrativas de las Universidades de Xalapa y Almería (España), donde cursé el Primer Semestre, pero no lo concluí porque dejé de asistir. Finalmente, mi misión en la vida y mi vocación, es la música y por eso claudiqué. Pero algo aprendí de los expositores españoles. Entre otras cosas, me enteré de la obra de Benjamín Stiglitz, Premio Nobel de Economía.
Ya jubilado, pero con idea de aprovechar el tiempo libre y ahora sí ser un buen Gestor y Productor Artístico, ingresé a la Maestría en Producción Artística y Marketing Cultural del Instituto Universitario para la Cultura y las Artes "Realia", donde de nuevo me enfrenté a las materias económicas, a teorías de la comunicación y, como cereza del pastel, a las Políticas Culturales. De modo que, si bien no tengo el nivel de Benjamín Stiglitz y ni siquiera el de mis ex amigos "Los Telerines",  tampoco soy acreedor al apodo "Legarreta Christen".
Tuve que hacer este farragoso prólogo, porque lo que voy a decir, si bien lo digo sin afanes partidistas y con la intención de que la clase política mexicana de un viraje y corrija la situación lamentable que estamos padeciendo la mayoría de los mexicanos, seguramente  habrá algunos políticos que sentirán como que les arde un callo a consecuencia de un involuntario pisotón y comisionarán a uno o más operadores para que, apelando a las emociones, las apariencias y las verdades a medias me descalifiquen con argumentos absurdos y logren que los despistados se vayan por la tanjente y no entiendan la cuestión de fondo que estoy planteando.
En resumen, sostengo que quienes han establecido que hay una relación entre crisis económicas, pobreza y variación de precios al consumidor con las variaciones en el incremento de ciertos delitos como son el robo, el fraude, los secuestros y las extorsiones, no están tan equivocados. No estoy haciendo apología de AMLO pero le concedo la razón cuando dice que una buena estrategia para combatir los índices delictivos actuales es darle trabajo y poder adquisitivo a los jóvenes, pues "han sido olvidados por el sistema" y su futuro "ha sido cancelado".
Es obvio que esto pisa callos, pues coincide con tesis de pensadores socialistas y pone en entredicho las políticas oficiales de las últimas décadas, donde no sólo se ha cancelado el derecho a la Seguridad Social de los jóvenes, sino incluso la posibilidad de obtener un trabajo remunerado. Por otra parte, quien quiera que ingrese a una plaza comercial recibirá 50 frustraciones por minuto. El sistema de la sociedad de consumo aún está vigente. Todavía es cierta la frase de Carlos Marx que dice que "en el capitalismo, tanto tienes, tanto vales". Mucho antes de Marx, lo dijo el literato español de apellido Quevedo: "Poderoso caballero es Don Dinero" (pues al feo hace guapo y al guapo hace feo) ¿Porqué ni siquiera la Interpol sabe dónde se esconde el ex gobernador de Veracruz Javier Duarte de Ochoa? (Es una pregunta retórica) ¿Porqué delinquen los jóvenes? ¿Acaso porque es más divertido ganarse el dinero delinquiendo que trabajando honestamente? No. Si es que logran tener un trabajo honesto, los jóvenes, en la mayoría de los casos, tienen que trabajar en empleos mal pagados y ahora sin derecho a jubilación.
Y los que han logrado una buena posición económica, tienen que invertir buena parte de su tiempo y dinero en la adquisición de sistemas de seguridad: rodear su casa de "concertinas" (una especie de alambrada que más que púas tiene navajas), cercas electrificadas, cámaras de vigilancia, guaruras, veladores, etc.. Como en la Edad Media: vivir encerrados en castillos protegidos por un foso de cocodrilos y llenos de vigilantes. Pero el que sabe Historia Universal y ha leído sobre la Historia del Imperio Romano, sabe que los guardias pretorianos no necesariamente le fueron leales al jefe. Los veladores saben perfectamente cuando entra y sale el dueño de la casa, saben a dónde se va de vacaciones y por cuánto tiempo, cuántos coches tiene, dónde colocó la caja fuerte y demás detalles.
En la Facultad de Leyes, también estudié un curso o dos de Medicina Forense y, por tanto, de Criminología. Siempre me llamó la atención el capítulo del libro "Medicina Forense" de Quiróz Cuarón donde habla de la relación de esta disciplina con otras ciencias; y, entre éstas, todas las que emanan de "La Dirección Sociológica" (Porrúa, México, 1993, páginas 1043 a 1050). Lo que hace que las escuelas de orientación burguesa y feudal desconfíen de estas teorías es que es la escuela socialista la que propone que no sólamente son las predispocisiones biológicas las que incitan a delinquir a ciertos seres humanos sino que también influye la condición social. En resumen, una persona muy empobrecida, frustrada y desesperada, suele robar para subsistir. Incluso en algunos códigos penales está considerada como causa de inimputabilidad "el robo de famélico".
Pero, en una sociedad donde "tanto tienes, tanto vales" en la cual te paseas por una plaza comercial y recibes 50 frustraciones por minuto (porque ves 50 artículos que te gustan, pero que no puedes comprar por falta de dinero) y donde algunos medios de entretenimiento e incluso de información te muestran claramente que ciertas maneras de delinquir te pueden dar la capacidad económica para vivir como rey (en tanto que trabajando honestamente, si es que consigues trabajo, vas a vivir de manera restringida), lo más seguro es que los delitos contra el patrimonio más otros tipos penales como la extorsión, el secuestro, el narcotráfico, etc., van a proliferar como hongos en tiempos de humedad.
No sólamente es la escuela socialista la que sostiene esta teoría: antes de los socialistas está la escuela de "Estudios geográficos o cartográficos" del siglo XIX y después de éstas  la "Escuela económica" (con brillantes exponentes italianos y holandeses). Esta última sostiene que "es evidente que existen relaciones estrechas entre las condiciones económicas y la criminalidad".
A lo que voy es a lo siguiente: AMLO, también conocido como El Peje, sostiene que combatir a la violencia con la violencia no acabará con el fenómeno de la violencia, pues no está atacando a sus causas. Ya lo he dicho en otras partes de este blog: la violencia sólo engendrará más violencia. El problema es complejo y la solución no se vislumbra a corto plazo, pues en adición a la falta de oportunidades para los jóvenes están los fenómenos de la impunidad y la corrupción, que van de la mano y uno es causa del otro y se refuerzan mutuamente en estrecha relación dialética: cuando se acabe la impunidad, la corrupción descenderá notablemente. Y cuando se disminuyan ambas, la riqueza social se distribuirá de manera más equitativa y los delitos contra la salud, la libertad personal y el patrimonio también disminuirán significativamente. Al haber un periodo de bonanza económica y de paz social, los delitos que predominarán serán los pasionales. Pues, lamentablemente, siempre habrá un porcentaje de seres humanos que delincan.
Para concluír estas reflexiones, citaré una frase acuñada por la "Escuela del medio social": "Las sociedades tienen los criminales que se merecen. El medio social es como el caldo de cultivo de la criminalidad; el microbio es el criminal, elemento que carece de importancia hasta el momento que encuentre el caldo que le hace fermentar".

sábado, 1 de abril de 2017

El abominable y aberrante horario de verano

Ya sé que soy como la voz que predica en el desierto y que incluso habrá paladines de los cambios de horario que se deben realizar por decreto desde los inicios de la primavera hasta finales del otoño. Pero, mientras esta aberración persista y yo tenga la capacidad de hacerlo, año con año criticaré y combatiré con todos los medios a mi alcance esta absurda disposición. Acabo de comentar en el Facebook de un amigo que "Hoy el primero en decir que no solo no me gusta, sino que me enoja y me parece una aberración que probablemente es una de las causas de la crisis económica que nos aqueja desde tiempos de Zedillo y Fox, debido a la improductividad laboral que genera a causa del desfase biológico y el tiempo requerido para adaptarse a los cambios de horario: quince días de invierno a verano mas otros quince de verano a invierno=baja productividad de millones de seres humanos=menos ventas=despido masivo de trabajadores=mayores despidos e incremento de la espiral Keynesiana=desempleo masivo=incremento de delitos contra el patrimonio, secuestros, extorsiones=represión=violencia generalizada=baja captación de turismo y de inversión extranjera=más desempleo=más delincuencia=más violencia, etc"
Se me olvidó decir que esta bola de nieve Keynesiana, al producir baja de ventas y desempleo, también se traduce para el gobierno en una baja de captación de impuestos, con lo cual se ve en la encrucijada de enfrentar la creciente ola delicuancial con una captación de impuestos mermada. Habrá que ponderar la relación costo-beneficio del horario de verano. Para empezar, el consumidor de a pie nunca ve reflejados en su bolsillo los supuestos beneficios del horario de verano. Y, en el supuesto de que los grandes capitalistas sí tuviesesn grandes ahorros con esta práctica, habría que ver si esas ganancias no se diluyen con el incremento de la crisis socio económica que provoca. Hace falta que un economista de la talla de Benjamín Stigliz tome cartas en el asunto y confirme o desmienta lo dicho por mí en este blog. Y, en caso de tener la razón el que estas líneas escribe, convencer a los burócratas de que den marcha atrás y nunca más vuelvan a implenetar el horario de verano. Tengo entendido que en China, una de las más grandes potencias económicas del planeta, no hay cambio de horario.