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miércoles, 29 de octubre de 2014

Estreñimiento cibernético

Aquí estoy, atorado con el internet, lento como un intestino estreñido, tratando de cargar unos archivos que debo enviar urgentemente. Gmail y hotmail, compitiendo para mandar el mensaje de error tras mucho esperar, en tanto que el infinitum prodigy se apresta a avisarme que no estoy conectado a la red, aunque si lo estoy. Estoy tratando de cargar archivos que tengo que enviar urgentemente y desatenderme de este asunto para pasar a otros. Pues ya se avecina la presentación de Historias bajo la luna. Quería escribirles la historia de cada una de las composiciones. Pero fue un sueño guajiro: manifestaciones, transas de algún gobernante. Incluso asesinatos (Ayotzinapa), más manifestaciones. Tráfico lento en la ciudad. Huracanes, tormentas tropicales, las redes sociales lentas. Se acerca el día de muertos. No he puesto la ofrenda. A mí me gusta esta tradición, es como convivir con tus seres queridos o con amigos que se han ido. Recordar momentos felices, como cuando hace unos años hicimos nuestra tarea de cine: el sueño

 Vela y Mole
  Si, ya sé. No somos los grandes cineastas. Tampoco teníamos dinero para la producción. Pero algo aprendimos. Me desespero. Tampoco tengo tiempo para hacer ejercicio. He subido de talla y todavía no empieza el puente "Guadalupe-Reyes" (para los no mexicanos, es un periodo de múltiples fiestas, la mayoría de carácter religioso, que inician el 12 de Diciembre y terminan al 6 de enero).

martes, 28 de octubre de 2014

Distracciones positivas

Me he desentendido de este blog debido a que me la he pasado preparando la presentación de Historias bajo la luna, así como atendiendo mis deberes en un diplomado para escritores y una materia de la maestría que estoy cursando; además, Katarsis.Centro de Artes también me ha distraído bastante. Pero todo eso es bueno para mí.

sábado, 18 de octubre de 2014

La filosofía de la mierda

En este artículo, trataré de estar a la altura de Emmanuel Kant o de Hegel. Tarea difícil de emprender armado con el escaso talento que Dios me ha dado. Lo mismo decía J.S. Bach, pero él sí tenía talento.
La mierda es algo inherente a la experiencia vital: todos los días cagamos. Y si no lo hacemos, estamos en peligro. El problema también puede ser cuando cagamos más de cinco veces al día, porque nos podemos morir. De ahí que sea muy importante aplicar la filosofía de Aristóteles y ubicarnos en el justo medio: debemos rezar porque todos los días hagamos una caca justa; es decir, ni tan aguada que nos mate de deshidratación, ni tan dura que nos provoque una hemorragia o un estallamiento de vísceras. Pues se pierde tanto tiempo en el escusado atendiendo una diarrea severa que un estreñimiento tenaz.
A mí me ponen a temblar las gentes del ámbito de las artes escénicas cuando voy a participar en un concierto, función o concurso cuando de todo corazón me desean "que haya mucha mierda". Yo sé que lo dicen con una intención positiva, pues la causa de cagar mucha mierda es haber comido bien. Y para comer así, se requiere tener un buen poder adquisitivo, el cual es el resultado de un desempeño exitoso en el concierto, la función o el concurso. Pero también tiene una connotación negativa: "que despiertes mucha envidia". Porque la envidia, al ser un sentimiento negativo, es mierda, simple y llanamente. Además, puede ocurrir que Dios, los Astros, el Universo o la divinidad que corresponda interprete literalmente el deseo, de tal suerte que tras la función o el concurso, yo me encuentre con que mis mascotas se cagaron fuera de la charola. Y lo peor es cuando cagan aguado. Esto me trae a la mente un refrán, que es una perla de la filosofía popular: "tanto pedo, para cagar aguado". Puede ser el resultado de la participación en un concurso. Y, hablando de mierda, en los concursos pueden ocurrir tres cosas: a) que el concurso está "tamaleado" (y, por lo tanto es una mierda); b) que el concurso era honesto, pero que uno la cagó en el momento más importante; o c) que además de estar tamaleado el concurso, uno la cagó en el momento más álgido de la contienda. Y, para completar el cuadro, al regresar a tu casa con la cola entre las piernas (tras de haber gastado una buena lana si el concurso fue en otra ciudad), te encuentres con que se metió a tu casa un tlacuache con diarrea y dejó un rastro desde la sala hasta el comedor. No es lo mismo "cagar" que "cagarla". Esto me trae a la mente las filosofías de Sócrates y de Descartes, pues no es lo mismo "cago, luego existo" que "solo sé que la cagué". Pero como diría Sócrates, "estoy consciente de que la cagué y de que lo hice con más elegancia que otros que creen que no la cagan". Esto es muy importante: saber cuando uno "la cagó" y admitirlo con toda humildad. He dicho.
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viernes, 10 de octubre de 2014

La Historia hace espirales

La Historia no se repite, pero avanza en espirales y periódicamente pasa por el mismo eje de coordenadas. Por eso da la sensación de repetirse. Al estar viendo dirigir al talentoso David Pérez como Director invitado de la Orquesta Sinfónica de Xalapa, a menudo me parecía estar viendo al joven Francisco Savín haciendo lo mismo hacia 1963: jóvenes, delgados y con ojos de chino. Dirigiendo a Beethoven y a Revueltas; sin embargo, la Historia no se repite: Savín dirigía como karateka (con mano vacía) y David lo hizo con batuta. Savín parecía que bailaba twist, un baile de moda en aquel entonces y David es más flemático, casi como un director británico. Ambos son compositores y logran interpretaciones que permiten escuchar detalles. Y, para su edad, (Savín en 1963), ambos estaban muy bien preparados. Y yo escuchando sus relatos en un concierto didáctico. Esto me ayudó hoy en la noche, pues llegué con unos minutos de retraso: David explicaba la relación de los temas musicales de la obertura Egmont de Beethoven con un relato dramático. Esto hizo que la ejecución de la obertura se retrasase lo suficiente como para que yo pudiese escucharla de principio a fin. Estas explicaciones me hicieron recordar las que en otro tiempo daba Savín explicando el porqué de la obertura Rosamunda de Schubert. El concierto didáctico de hoy en la mañana fue un éxito total: la sala Tlaqná estaba con una ocupación mayor al 90% de las butacas. En la noche tuvieron menos público. El de la mañana, era un público joven; el de la noche, tenía muchas cabezas con canas. Me enteré de estos conciertos más por andar reclutando músicos para Historias bajo la luna que por la publicidad del evento. Quizá el concierto de la noche no debió ser didáctico, sino exclusivamente musical, debido al tipo de público. David fue invitado por haber ganado por concurso el derecho a dirigir la OSX. Contrasta su pulso entre tempo giusto y poco meno che giusto con el pulso acelerado de Marcelletti del que se dice (a nivel de malas lenguas) que con su última versión de La Novena Sinfonía de Beethoven logró entrar al libro de récords de Guiness; pues, tras haberla ensayado completa en 42 minutos, logró ejecutarla en 39. No quiero decir que uno sea mejor que otro, sino que tienen personalidades distintas. David hizo que todas las obras del programa tuviesen una ejecución limpia y una expresión adecuada a los propósitos originales de los compositores. En especial, los clímax y los finales estuvieron muy bien logrados. Qué bueno que la orquesta Sinfónica de Xalapa esté dando estas oportunidades a los jóvenes talentos.