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domingo, 7 de diciembre de 2014

Gracias por vivir, Herrera de la Fuente.

El paso de los días 5 a 6 de diciembre no son muy favorables para los músicos. Hace más de doscientos años, fue Mozart quien murió por esas fechas. Hoy, fue el distinguido maestro Don Luis Herrera de la Fuente, otro personaje con el que estoy profundamente agradecido. Hablaré un poco de mi relación con él: Corrían los finales de la década de los sesenta del siglo pasado. Yo estaba acostumbrado a que los discos, fuesen LP, de 45 RPM o de 78, estuviesen llenos de música extranjera si se trataba de música orquestal sinfónica. Hasta que un día, me topé en la tienda SEARS de Xalapa una curiosa colección de acetatos: una colección de música sinfónica mexicana dirigida por Don Luis Herrera de la Fuente, dirigiendo a la Orquesta Sinfónica Nacional. Estos discos estaban publicados bajo el sello de Musart. Qué extraño que la tienda especializada en discos no los vendiese y sí SEARS, que no se ha distinguido por ser un buen proveedor de música para conocedores. Pero así fue como me encontré con estas grabaciones que me permitieron conocer Sensemayá de Silvestre Revueltas, La Sinfonía India de Carlos Chávez, Ferial de Manuel M. Ponce, el Huapango de Moncayo y otras gloriosas páginas de la música sinfónica orquestal mexicana. Nunca imaginé que el Maestro Luis Herrera de la Fuente fuese a estrenar una obra mía. Pero fui uno de los pocos afortunados que tuvieron ese honor. Según el Maestro Efraín Guigui, otro director de orquesta, Luis Herrera de la Fuente "tenía manos de ángel" a la hora de dirigir la orquesta. La verdad es que la orquesta Sinfónica de Xalapa vivió una época dorada cuando estuvo bajo su dirección, como lo he dicho en el ensayo sobre la conmemoración de los primeros 50 años del Teatro del Estado de Xalapa, Veracruz. http://teatrodelestado.soopbook.es/chapter/el-ensayo/, independientemente de lo que hayan logrado otros personajes.
Recuerdo que el que estas líneas escribe estaba en la parte trasera del Teatro del Estado reclutando músicos para un concierto producido por mí, de manera independiente a las autoridades culturales. Y se me apareció el Maestro Herrera de la Fuente como saliendo de la nada
-¿Qué anda haciendo Usted con mis músicos? -me preguntó, en tono de regaño.
Yo me preparé para recibir una severa reprimenda, y, para mi mayor sorpresa, en cuanto le explique que los quería para organizar una función de música de cámara, me preguntó ¿Tiene Usted composiciones orquestales? Sí, le respondí. Escoja tres de las mejores y llévemelas mañana a mi oficina después del ensayo. Así lo hice y me volvió a preguntar ¿De éstas tres cuál es la que más le agradaría estrenar? Curriculum mortae. Sáquele copias, porque la voy a estrenar. El nombre lo perturbó un poco. Pues se trata de un poema sinfónico que gira en torno a la idea de la vida más allá de la muerte. Yo estaba en un estado de ánimo bastante depresivo en aquella época y eso se reflejó en la partitura. Hay rachas en la vida en que todo va mal: se mueren o accidentan los amigos y los parientes, o el entorno no es favorable para prosperar profesionalmente. Pero siempre nos queda una esperanza. No ya en este mundo. Una esperanza de tintes opiácieos, pero, al fin, una esperanza.
Lo iba a estrenar en la sala Netzahualcóyotl y posteriormente en la Sala Grande del Teatro del Estado (hoy conocida como la Sala Emilio Carballido). Pero sucedió una huelga de dos meses en la UNAM y por poco y hasta cancelan el concierto en Xalapa. El cual, afortunadamente, se llevó a cabo y pude debutar como compositor sinfónico. Es una de las pocas veces en que he podido escuchar alguna creación sinfónica mía dirigida por alguien de ese nivel. Es una experiencia inolvidable. Gracias, Maestro Luis Herrera de la Fuente, descanse en paz. Pocos directores de orquesta en México tienen el valor y la entereza de estrenar música de concierto mexicana. Ese será siempre uno de los máximos valores que se asociarán a su nombre en la memoria de los melómanos del futuro.

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