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domingo, 22 de junio de 2014

Gran gala de ópera exitosa

El éxito se puede medir con varios parámetros: una venta de taquilla impresionante, un desempeño artístico impecable, un objetivo pedagógico realizado cumpliendo las expectativas, un rival deportivo superado en la competencia, etc., etcétera. En el caso de la gala de ópera que ofreció el Instituto de Música del Estado de Veracruz (el ISMEV), se podría decir que tuvieron éxito de varias maneras: el público pudo escuchar las magistrales interpretaciones de las cantantes Ana Luisa Méndez (soprano) y Belem Rodríguez (mezzo-soprano). Por parte del ISMEV, el éxito fue múltiple: tras una interpretación del la hermosa sinfonía 40 de Mozart a un nivel bastante profesional (a cargo de una orquesta estudiantil, pero de muy buen nivel), el programa continuó con fragmentos de óperas famosas como Las Bodas de Fígaro y Cosí fan tutte de W.A. Mozart, Aída, La Traviata y Nabucco de Verdi, La Bohemia y Gianni Schicchi de G. Puccini. Otro tanto anotado por el ISMEV que tan acertadamente dirige el Maestro Antonio Tornero, fue la participación del Ensamble Vocal del ISMEV. Cabe decir que, salvo el caso de las Maestras Ana Luisa Méndez y Belem Rodríguez, así como de Víctor Hugo Jiménez Beiruty, quien en esta ocasión dirigió a la orquesta juvenil, todos los demás son personas que han aprendido música en este instituto. Pero, para decirlo en términos futboleros, el mejor tanto que se anotó en esta ocasión el Maestro Antonio Tornero, fue el anuncio de la Licenciatura en Canto con formación en artes escénicas. Sin duda alguna, desde hacía muchos años faltaba la apertura de una institución educativa así: Xalapa y otras ciudades del Estado de Veracruz ya están maduras para tener una compañía de ópera. La Facultad de Música de la Universidad Veracruzana ofrece la Licenciatura en Música con opción en canto, pero sin proporcionarles a los alumnos suficiente práctica escénica. De tal suerte que sus egresados a menudo acaban cantando en un coro o impartiendo clases de música en algún lugar, pero no cantando en una compañía de ópera. A menos que continúen sus estudios en otras ciudades, como fue el caso de Javier Camarena, entre otros. México es un país que ha dado grandes cantantes al mundo, al menos desde los tiempos de Ángela Peralta. Y Veracruz no ha sido la excepción. Xalapa, Orizaba, el Puerto de Veracruz, cuentan con teatros, recursos humanos, orquestas, medios de comunicación, dramaturgos y compositores de música; es decir, todo lo necesario para tener al menos una compañía de ópera. En especial, la apertura de la Sala Tlacná ha dejado un vacío en la sala Emilio Carballido del Teatro del Estado de Xalapa, que podría llenarse con éxito con una programación permanente de óperas. La ópera es un género muy basto que va desde las óperas barrocas tempranas de Monteverdi y sus contemporáneos del siglo XVII, hasta producciones postmodernas como La Muerte de Klinghoffer de John Adams, del siglo XXI y producciones más recientes. Hay de todo: óperas barrocas, clásicas, románticas, realistas, impresionistas o, por naciones, italianas, francesas, inglesas, rusas, chinas, norteamericanas, brasileñas y, por supuesto, mexicanas. También hay géneros afines como la opereta, la zarzuela, la revista, los musicales tipo Broadway o propuestas experimentales de vanguardia. El arte, sin ser la panacea, es una buena medicina contra la descomposición social. Por esta razón, también el Gobierno de Javier Duarte de Ochoa se está anotando un buen tanto al impulsar este tipo de instituciones, a las que debería ofrecerles todo el apoyo legal, económico y comunicativo para que alcancen con amplitud sus objetivos y beneficien de esta manera no sólo a la sociedad veracruzana, sino al mundo entero. En mi opinión, nuestro gobernador haría mejor en invertir en infraestructura y desarrollo humano para que el IMSEV genere músicos y cantantes locales de gran nivel que estar intentando recomponer el tejido social gastando en festivales faraónicos que sólo son de gran ayuda para los extranjeros, pero sin dejar nada a cambio a los veracruzanos. Lo digo con todo respeto. De por medio está el tema de la globalización y la inversión extranjera. Por supuesto que México debe abrirse al mundo y captar inversión extranjera. Pero alguien debe preparar a los mexicanos para enfrentar el reto global. Incluso los extranjeros agradecerán que lo mexicano se conserve, que México siga produciendo buenos cantantes. Digo, es como administrar un bosque: si tras de talar un árbol se siembran cinco y no se tala otro hasta que éstos tengan probabilidades de sobrevivir, el bosque se conservará y los mantos freáticos también. Pero, si en vez de seguir este esquema, por un afán económico inmediato se talan todos los árboles en una semana y se queman los pastizales, el bosque morirá: no habrá árboles, los mantos freáticos se secarán o se contaminarán y habrá un sinnúmero de problemas cuya solución tendrá un costo cuyo valor superará a las ganancias obtenidas con la tala inmoderada. Volviendo al tema de la gala de ópera, los artistas se echaron el público a la bolsa a medida que el programa avanzaba, al grado de aplaudir frenéticamente tras el número de la marcha de la ópera Aída. Ese podría haber sido un muy buen momento para terminar, pero había una sorpresa más: el brindis de La Traviata. El público obligó al elenco a dar un encore, y por esta razón interpretaron de nueva cuenta el episodio de la marcha triunfal.

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