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viernes, 13 de noviembre de 2015

París, terrorismo, horror y estupidez

Tras regresar a casa casi con las manos vacías, tras una jornada vana, sin ventas, porque la economía está contraída y nadie quiere o puede invertir un poco de dinero en productos culturales, me entero que hubo varios atentados terroristas en Paris. La lista ya va en 149 muertos. Gente civil, desarmada y desprevenida, asesinada a mansalva ¿Para qué? ¿Quién se va a sumar a la causa de los asesinos? ¿En serio creen los autores materiales de los atentados que los familiares de las víctimas se van a convertir a su causa, sea política, social o religiosa? Ni siquiera les conviene reivindicar el hecho, pues en cuanto se sepa quienes fueron los autores materiales del multihomicidio, lo más seguro es que el ejército de Francia y sus aliados se lancen a exterminarlos. El problema es que ya hubo muertos civiles e inocentes por parte de Francia y prontó los habrá del lado de los agresores. Porque la violencia sólo engendra violencia. Todavía no salimos de la grave crisis de los atentados del 11 de septiembre del 2001 y ahora tenemos otro ataque de esta naturaleza.

De inmediato, me parece que los primeros que van a sufrir las consecuencias son los refugiados sirios que vienen huyendo de la guerra que desgarra a su país. Pero este atentado nos pega a todos, al tratar de restringir nuestra libertad de ir a un teatro, a un concierto, a un partido de futbol ¿Un ataque de ultraderechistas para justificar el maltrato a los inmigrantes o para darle rienda suelta a la islamofobia? ¿O radiales islámicos que creen que así el mundo, aterrorizado, adoptará su credo? No sé, porque nadie se ha reivindicado los atentados.  De hecho, me parece que el terrorismo no tiene nada que ver con la verdadera religión islámica, que es una religión de paz. Si el gobierno de Francia está metido en la guerra de Siria, pues lo que tienen que hacer los combatientes del otro lado es enfrentar a sus tropas, como lo hicimos en México, de 1862 a 1866 o lo hicieron los vietnamitas cien años después. Pero no matando a la población civil. Eso no ayuda a ninguna causa y sí les generará muchos enemigos. Pese a lo absurdo del terrorismo, es preocupante que muchos aún le apuesten a él como estrategia o táctica de combate. No conozco un sólo sistema de gobierno que haya caído a causa de los ataques terroristas. De hecho, después de cada ataque terrorista, el gobierno contra el cual va dirigido el ataque, se fortalece.

México y Francia estuvieron en guerra a mediados del siglo XIX, una guerra que inició Francia. Hoy son países que conviven pacíficamente. Y creo que también Francia y Vietnam ahora tienen buenas relaciones: es de sabios saber perdonar y saber aceptar el perdón. Perdonar es perdonarse. Es uno de los valores del cristianismo, aunque en principio perdonar a un criminal parece ser una estupidez. Perdonar no significa descuidarse. Es simplemente darle la vuelta a la hoja. De lo contrario, es vivir siempre en la miseria del odio.

Por otra parte, el pacifismo es también es una estrategia para ganar adeptos. El cristianismo tiene una amplia experiencia al respecto: en la Época del Imperio Romano, cuando más dura era la persecución contra los cristianos, ocurría que por cada cristiano sacrificado brutalmente en el circo romano o en el coliseo, salían de las gradas ocho nuevos cristianos. Ciudadanos romanos comunes y corrientes que no pensaban convertirse; pero que, ante la brutalidad de terrorismo del estado romano, la conciencia de los espectadores se sacudía hasta las entrañas al ver la brutalidad con la que se trataba a aquellas buenas personas.

El cristianismo estuvo a punto de desaparecer de España durante la ocupación árabe: el poder islámico les permitía practicar su religión e incluso convertirse al Islam, trato que también recibían los judíos. Y árabes los trataban a ambos muy bien. En Córdoba, Toledo y otras ciudades del sur de España, durante esta ocupación, florecieron las artes y las ciencias. Solamente había una mosca en la sopa: cuando un cristiano se convertía al judaísmo o un judío al cristianismo, entonces las autoridades árabes reaccionaban violentamente. La jerarquía cristiana, al ver el avance del Islam, incitaba que los cristianos provocasen de esta manera a los árabes, para que reaccionaran violentamente. Pues entre más brutal fuera el martirio del sacrificado, tantos más adeptos ganaría el cristianismo. Y así fue hasta que los cristianos expulsaron a los árabes. Por otra parte ¿Irlanda del Norte se ha independizado de Inglaterra gracias al terrorismo? ¿O El País Vasco de España? ¿Los Estados Unidos de Norteamerica fueron vencidos por el 11 de septiembre del 2001?

Hago toda esta reflexión con la esperanza de que los inconformes de todo el mundo reflexionen y dejen de considerar esta estrategia, que es brutal, intútil y contraproducente para todo el mundo, inclusive para quien la práctica. Y me uno al dolor de las víctimas de este atentado y me solidarizo con el puebo francés y su gobierno.



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