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jueves, 25 de febrero de 2016

Cuando el mandamás está loco o es inmaduro

Es muy admirable la lealtad y muy poderosas las instituciones cuando todos jalan en la misma dirección y el líder es un ser humano inteligente, sensible, honesto y comprometido con el grupo social al que representa. La Historia está llena de casos ejemplares: Moisés, el de La Biblia; David, Salomón. En tiempos más recientes, Abraham Lincoln, Lázaro Cárdenas, Charles De Gaulle, Winston Curchill. ¿Pero qué pasa cuando el líder más poderoso es un ser inmaduro, o de plano, un loco? El de inmaudrez, fue el caso del  emperador chino Pu-yi (1906-1967). Fue nombrado Emperador a los tres años de edad. Sobra decir que fue el último Emperador de China. ¿Qué decisiones podía tomar un niño de tres años que no podía ser educado y cuyos errores no podían ser cuestionados, puesto que era el Emperador? Hay imperios y sistemas de gobierno que tarde o temprano llegan a su fin: en 1810 el virrey O'Donojú tuvo que reconocer la independencia de México. En el año 476 d.C. el emperador romano Rómulo Augústulo fue derrocado indignamente. Otro tanto ocurriría en 1453, cuando un general del Imperio Romano de Oriente esperaba que sus jefes los sacerdotes bizantinos le autorizaran realizar unas maniobras defensivas. Los altos jerarcas estaban demasiado ocupados en asuntos más importantes que los terrenales, pues tenían que decidir si los ángeles tenían ombligo o no. Sobra decir que la orden no se emitió, y que la discusión sobre los ombligos angelicales tampoco llegó a feliz término. Lo que si encontró su fin fueron los días del Imperio Romano de Bizancio, que cayó en manos de las tropas turcas, quienes conquistaron Constantinopla fácilmente, a causa de la ausencia de maniobras defensivas.
La escena final de la película Los últimos días de Hitler es muy popular en las redes sociales: se la aplican a la derrota de un equipo de futbol, a un coro que nada más quiere cantar cosas fácil, a tal o cual partido político que está a punto de perder las elecciones. Algunos son ingeniosos y muy divertidos. https://www.facebook.com/JuanSamuelAlamillaPerez/videos/t.100001016003810/10152895427412661/?type=2&theater
Más interesante creo que es el caso de los mandamases que se vuelven locos en el poder, o ya estaban locos, pero la enfermedad se les disparó durante su mandato. Por ejemplo, los emperadores romanos Calígula y Nerón. El nombre del primero hace rima con Drácula, personaje que a su vez tiene que ver con un lider rumano sanguinario, el príncipe Vlad Tepes, hombre cristiano que cambió del ritual Ortodoxo Griego al Catolicismo.
Calígula, por su parte, adoptó el ritual a la Diosa Isis. Incluso se convirtió en sacerdotisa (con "a") de esta diosa egipcia. Calígula estaba enamorado de su hermana Drusila, con quien mantenía relaciones sexuales. En realidad, mantenía relaciones sexuales con sus tres hermanas, pero Drusila era la favorita. Cuando uno de sus generales se iba a casar, exigió el derecho de pernada y primero se pasó por las armas al futuro marido. Después a la mujer, en presencia del futuro esposo. O al revés, para el caso es lo mismo. Nombró senador a su caballo, ganando su propuesta de ley con abrumadora mayoría. Después mandó otra iniciativa de ley al senado: que las esposas de los senadores ejercieran públicamente la prostitución. Las damas, hasta entonces señoras decentes, protestaron. Pero sus maridos las mayoritearon en la cámara y la iniciativa se hizo ley. No les quedó otra a las sufridas damas que gozar de lo único que podían gozar, ya con la honra hecha pedazos. Fue entonces que el emperador Calígula mandó otra iniciativa de ley: se prohibía terminantemente a las esposas de los senadores ejercer públicamente la prostitución. En otra ocasión, como durante su mandato no se habían realizado nuevas conquistas, mandó a su ejército a simular una batalla, la que presumió, victorioso, en un pomposo desfile. No está por demás contarles como murió: su propia guardia personal le tendió una celada y lo cosieron a puñaladas.
El caso de Nerón es un poco más artístico: Su madre, Agripina, descubrió que el emperador Claudio era engañado por su esposa Mesalina. En agradecimiento, una vez eliminada Mesalina, el Emperador se casó con Agripina. Con la condición de que adoptara a su Neroncito como hijo legítimo. Nerón tenía 18 años y el primogénito consanguíneo de Claudio, 13. Sobra decir que un día el Emperador Claudio amaneció con los labios azules, tieso y frío. Nerón pasó a ser el Emperador provisional, mientras el pequeño Claudio asumía la mayoría de edad. Edad que nunca cumplió en vida.
Nerón se casó con Octavia, y fue un emperador muy eficiente los primeros cinco años de su mandato, hasta que conoció a Poppea: un poco mayor que él, pero bastante frondosa. No importó que ambos estuviesen casados con diferentes parejas. Total. Para eso era el Emperador.  ¿Acaso se le puede negar algo al Emperador? Su maestro Séneca y su madre Agripina trataron de aconsejarle para que rectificara su escandalosa conducta; hasta que, harto de sus sermones, les dió a escoger entre suicidarse o morirse "en un levantón". Séneca se cortó las venas en una tina, siguiendo el ejemplo de Sócrates. Agripina se enterró una espada en la matriz.
Se atribuye a Nerón un famoso incendio en Roma, un incendio devastador, como pocos había habido. El asunto es que Nerón tenía vocación de músico y poeta. Le gustaba concursar y siempre ganaba. Aunque las malas lenguas decían que su voz zumbaba como un panal de avispas enojadas. Tenía una torre llena de trofeos artísticos. El caso es que, durante el famoso incendio de Roma, Nerón se subió a las colinas de Anacapri, para cantar, acompañado de su lira, Arde Troya. Hay quien dice que Nerón es el emperador más difamado de Roma, porque realmente apreciaba sus trofeos artísticos; y, de haber sido el autor intelectual de la catástrofe, los habría guardado en un lugar más seguro. Y se sabe que arriesgó su vida por sacar sus trofeos de las llamas que consumían a la torre que los resguardaba. Pero la fama de orate se le quedó para el resto de sus días y su imagen se relaciona con la de un poderoso y desquiciado que ve con placer el incendio que él mismo mandó a provocar.
El hecho es que, culpable o no, Nerón tuvo que pagar la reconstrucción de Roma. Y acabó en la ruina. Por cierto que Nerón era gordito.
El asunto es que Nerón se quedó sin su fortuna personal, debido al costo de la reparación del daño. De nada le sirvió que Roma quedase más hermosa. Se quedó sin dinero para la guardia personal, para sobornar jueces y senadores. Además, los amigos de Séneca tenían sed de venganza. Vino una rebelión desde España. Un día, Nerón despertó sobresaltado:
-Mi señor. Huya.
-Tráeme mi calzado.
-No hay tiempo.
Nerón, gordito, acostumbrado a la buena vida y con pies de piel delicada, corrió y corrió entre espinas y abrojos, durante aproximadamente media hora. Los pies le sangraban. Finalmente acabó rodeado por la tropa rebelde. Como, a pesar de todo, era El Emperador, su criado le ofreció su espada, para que se suicidara dignamente. Así como él le había ordenado a suicidarse a otros; como, por ejemplo, a su madre Agripina. Nerón le pensaba y le pensaba, como si esperara algo. La verdad es que le convenía suicidarse, en vez de morir vejado por la tropa. Así que el criado le preguntó:
-Mi señor ¿Es que es tan terrible morir?
Era la frase que Nerón estaba esperando.:
-Es que estoy preocupado por el gran artista que va a perder la humanidad.
Y se suicidió, logrando concluir su vida con un final teatral.

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