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miércoles, 6 de mayo de 2020

CRÓNICAS PANDÉMICAS CAPÍTULO 3

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CRÓNICAS PANDÉMICAS.
 CAPÍTULO 3

   Enciendo mi celular y entro al grupo de Whatsapp de mis amigos “los sexalescentes”. El que tengamos más de sesenta no nos quita lo sexi ni lo adolescente. Me explico, son mis compañeros de la secundaria. Una amiga escribe “buenos días, amanece con mejor temperatura. 16 grados. Es un bello y cachondo amanecer.

   El presidente de México, tras mostrar un video con los avances en el aeropuerto internacional Felipe Ángeles de la Ciudad de México, escucha un concierto de bandas a cargo de niñas, niños y adultos oaxaqueños. Dijo “son las siete y media, da tiempo; no, pero no para preguntas, para escuchar el himno mixteco del maestro Alavés, compuesto en 1915, si se puede, la canción mixteca”. La bóveda del Palacio Nacional es ya algo arcaica, amplia y monótona. Los músicos vienen vestidos al estilo de los revolucionarios de 1917, al estilo de “pueblo bueno”, los hombres de calzón de manta y las mujeres de adelitas y todos sombrerudos. Poco después nuestro Primer Mandatario dijo “empezamos bien la semana ¿Para qué cosas feas?”.

   Otra amiga sexalescente compartió un tweet de Caterina Valentino:

“#28EneroChina

    Los residentes de Wuhan cantan y se animan unos a otros durante la noche. Los once millones de habitantes de esta ciudad están en cuarentena desde la semana pasada para evitar el CORONAVIRUS…”

   Y se vio en un video de la BBC NEWS MUNDO una vista nocturna de los rascacielos de Wuhan con las luces encendidas. Era una mezcla caótica de rectángulos, unos enormes y oscuros, otros pequeños y brillantes. Al fondo un cielo de color morado y con el griterío de miles de chinos cantando o emitiendo toda clase de sonidos vocales, quizá para dejar una huella fugaz de su paso por este mundo antes de que fuese demasiado tarde.

   Por supuesto que no vi el video, porque me llegan cientos de videos al día y sólo veo unos cuantos que elijo al azar, en los pocos ratos de ocio que tengo. Además tengo mis favoritos: fragmentos de las mañaneras de AMLO, porque son esperanzadores, y los de los fifís, que siempre se las arreglan para encontrar el frijol en el arroz de AMLO. Y eso que desde la campaña electoral del 2018 ese arroz ya estaba bien cocido. Al ver el video de la BBC en Wuhan, una amiga dijo que “estremece de emoción su solidaridad”.

   Yo, por mi parte, vivo en otro mundo: repaso la nota de mi diario del siete de abril del 2016 donde me di cuenta que el que hacía programas musicales tripartitos no era Hermann Scherchen sino Ferenc Fricsay. Para él lo esencial de un programa parecía ser la variedad: una novedad; o sea, un estreno, seguido de un concierto con solista y cerrar con una obra consagrada de gran duración. Como por decir, la novena sinfonía de Beethoven, porque “un programa sin alguna obra contemporánea se considera en muchos sitios como retrógrado y excesivamente cómodo". De nada me sirvió invocar por años estas ideas para que la Orquesta Filarmónica de la Capital Veracruzana incluyese algún día una composición mía. De hecho, creo que el Troll que fastidió la publicidad en redes de nuestro curso de preparación para el examen de admisión a la Facultad de Música fue el mismísimo director en turno de esa orquesta; pues, de todos los amigos del comentarista, el único que tenía un perfil verdadero era el director. Todos los demás, incluido el troll,  eran avatares; es decir, perfiles falsos y con datos incompletos. ¿O ustedes creen que una ama de casa con la primaria incompleta puede opinar con certeza y erudición sobre un programa educativo de alto nivel? Así es la vida moderna. Cualquiera puede opinar en las redes sociales. Está bien que lo hagan desde la ignorancia, lo que no tiene madre es lo malintencionado y lo cobarde: escondidos bajo un perfil falso.

   Pero yo, romántico trasnochado, idealista que pretende ser objetivo, estaba fascinado con las frases recogidas hace casi cuatro años  atrás: “el choque entre intención y dificultad da como resultado un conflicto”, según un tal Vale, citado por Edgar Ceballos en su libro Principios de construcción dramática. Esto es importante, porque una película, un cuento y una novela sin conflicto, son basura. Dirán ¿Y tiene conflicto lo que nos estás diciendo? ¿Pues a poco no se dan cuenta? Tenemos a los fifís vs AMLO, al coronavirus contra la humanidad, y muchos otros conflictos subyacentes. De hecho mi personalidad ya dije que es neorromántica, pues me gusta estar en cualquier lugar y en cualquier momento, menos aquí y ahora. Esto entra en conflicto con los consejos de psicoanalistas, líderes religiosos y consejeros new age. Yo intenté hacerlo hacia 1973, un día que viajaba en un autobús del servicio urbano sobre la avenida Insurgentes de la ahora llamada Ciudad de México a las seis de la tarde. Créanme. En una situación así no vale la pena vivir el aquí y el ahora ¿Y durante una cuarentena, encerrados como gallinas destinadas al restaurante KFC?

   Así fue como me cayó el veinte de que la intención genera conflicto y lleva al futuro. Pero de nada me sirve eso, pues en vez de estar escribiendo cosas bien chingonas yo solito me eché la soga al cuello al ganar la licitación para espacios culturales independientes: la campaña publicitaria fue más difícil de lo previsto: mandé a hacer 500 carteles para pegarlos en exteriores y olvidé que en enero el clima de Xalapa es lluvioso. Tuve que atenerme a la campaña en redes sociales. Y casi nadie preguntaba. Carajo, les estábamos regalando un curso de cinco mil pesos. No me extrañaría que anduviese por ahí en fifí en Whatsapp diciendo que éramos masones, judíos o comunistas con las peores intenciones del mundo, pues nadie da paso sin linterna: “no aceptes regalos de extraños y menos de gatos de Maduro”. O tal vez estaba sometido a fuego amigo desde las oficinas del empoderado hijo del gober. Peca más la víctima que el victimario.

   Sin darme cuenta dediqué dos meses y medio al proyecto sin crear ni leer nada literario. Las clases del programa seleccionado por la SECVER iniciaron el 3 de febrero y tampoco había calculado el monto desglosado a pagar quincenalmente a los profesores. Sólo tenía una idea general. Tenía que hacer las nóminas. Por otra parte, tenía que hacer la orquestación de un himno a la 4t que me encargó un personaje aparecido de la nada. Bueno, un ex alumno mío de la Facultad de Música me recomendó y lo remitió conmigo. Ahora que no quiero saber de la música me cayeron varios encargos. También una cantante amiga de mi hija me hizo escribir otros dos cantos patrióticos que también tengo que orquestar.

   Por si fuera poco, convenía ir a registrar dos cuentos de mi autoría antes de enviarlos a un concurso. Uno de ellos está inspirado en el empoderado hermano del gober. Pero como están concursando, no se los puedo compartir ahora, estimados lectores. Yo no registro mis obras en Xalapa, pues se tardan muchos días antes de entregarme el certificado de autoría. Yo me lanzo a la Ciudad de México y los registro en Expressautor en una mañana y por la tarde paso a ver a mi familia, en especial a mis padres.

   Otra cosa que tengo que hacer es recoger mis displays publicitarios en la Secretaría de Turismo y averiguar porqué dejaron de poner uno ¿Pues que no somos de la 4t? Ese tipo de zancadillas le iba bien a los tricolores cuando gobernaban, pero la 4t ¿Por qué? ¿Pues no que iban a cambiar las cosas para bien?

   Vaya, que en enero me llovió sobre mojado, pero casi todo son cosas positivas porque nos encaminamos con paso firme a la celebración de nuestros 20 años de operar bajo el nombre de Epifanía. A mi esposa le dio un ataque de nervios cuando le dije que aparté el 11 de septiembre para la función de danza de su grupo, por caer en viernes, pues íbamos a competir contra la Orquesta Filarmónica de la Capital Veracruzana (la OFCV), que no vende más boletos que nosotros, pero llena la sala Totonacapam con mil pases de cortesía gratuitos.

   Para tranquilizarla le dije que esa fecha es significativa, porque nuestro grupo Epifanía hizo un performance contra la guerra a los pocos días de los atentados a las Torres Gemelas. Y semanas después otro desde el punto de vista de las madres y padres de familia árabes que cargaban un niño muerto, ensangrentado y amoratado. Los pueblos siempre son los que pagan los platos rotos por sus gobernantes. ¿Quién gana en una guerra? Nadie, ni siquiera el vencedor. Fuimos el único grupo de danza xalapeño que hizo algo al respecto al momento. Todos los demás andaban vestidos de cisnes bailando de puntitas o azotándose en el suelo con pedos existenciales herméticos que sólo a ellos competen y que a nadie más le interesa ni entiende. Esto, dependiendo de que sean de Ballet Clásico o de Danza Contemporánea.

   Así es como la vida transcurría en Xalapa hacia el 3 de febrero del 2020, sin mayores sobresaltos: se casó la sobrina de una amiga, todos muy guapos en la boda, las mujeres, muy bonitas. Otra amiga nos invitaba a leer un libro donde se expone la teoría de que más que ser primates evolucionados, somos seres que venimos de otro planeta, aunque otra de las amigas no leerá rápido ese libro porque está más enfocada al espíritu universal. Tras compartir fotos de bodas, jardines y demás momentos e imágenes más bellos de este planeta, se planea el desayuno anual de mayo, para reunirnos todos. “Que por mayo era, por mayo, cuando hace el calor, cuando los trigos encañan y están los campos en flor, cuando canta la calandria y responde el ruiseñor, cuando los enamorados van a servir al amor; sino yo, triste, cuitado, que vivo en esta prisión…” (Fragmento del Romance del prisionero).

   Muchos poetas le han cantado al mes de mayo, la estación florida, la estación ideal para salir a pasear, a explorar el planeta o por lo menos para salir a darle vueltas y vueltas al parque principal de la ciudad. Si eres joven y soltero, para hacerlo y hacerle ojitos a la damita que te corresponde con otros ojitos claros y serenos. Así que mayo es un mes muy importante para mí. Porque yo soy uno de los cumpleañeros, uno de los festejados en mayo y que mejor que tener varias fiestas, una con la familia, otra con los amigos de acá, otra con los amigos de allá. Ese desayuno, comida o cena no me lo pierdo por ningún motivo. Los compañeros proponen votar por los días 2, 9, 16, 26 y 30. El 16 está bien, dice una mayoría. La amiga que recomienda el libro del Homo Sapiens comparte un video de Yuvai Harori en el que se pregunta “¿Qué hizo al Homo Sapiens la especie más exitosa del planeta?” y otro que se titula “Sapiens (de animales a Dioses)” hasta que llega la hora de dormir.

      Somos Dioses. Claro. Por eso comemos taquitos en Pantitlán, murciélagos, serpientes o carne de mamut congelado. Por eso podemos alterar el ADN de muchas células e incluso entrenar a virus peligrosos para que interactúen con células humanas o volarnos la tapa de los sesos con una explosión nuclear. Eso demuestra nuestra superioridad sobre otras especies. Sin duda. Ajá.

   Ezequiel Matías había permanecido en silencio hasta que llegó la hora de dormir. Son las 23:45 y por fin toma la palabra para votar por el 16 de mayo y apartar un lugar para los que vienen de Estados Unidos ¡Excelente! Así la reunión no se cruzará con la función de fin de cursos del programa subsidiado por la Subsecretaria de Cultura de Veracruz, y yo podré apoyar a las alumnas de la academia de danza de mi esposa manejando el sonido.

   Así que Exequiel votó por el 16 de mayo porque los compañeros que vienen de Estados Unidos podrían coordinar sus vuelos y verse ese mismo día en el aeropuerto de Veracruz y trasladarse juntos a Xalapa. Insisto en que es  muy importante esa reunión: somos sexalescentes, no nos preocupan las teorías de la conspiración que dicen que el Nuevo Orden Mundial ya no sabe qué hacer para aplicarnos la eugenesia y quedarse con nuestros ahorros y propiedades. Por lo pronto, el gobierno chino determinó que los cuerpos de las víctimas del coronavirus deberán ser incinerados por motivos de seguridad. Prohíben las tradiciones funerarias. Pero China está tan lejos de nosotros ¿Qué podemos temer? El dos de febrero un avión francés rescató a diez mexicanos de Wuhan que el gobierno mexicano se había negado a hacerlo porque el canciller Marcelo Ebrard aseguró “que era muy costoso mandar un avión por los connacionales”.

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